Los precios desbocados de alimentación, energía y carburantes están pasando factura a todos los españoles, pero muy especialmente, a los pensionistas, y más aún a aquellos que cobran las pagas más bajas, ya que la inflación está descontrolada y los precios de consumo son hoy un 7,6% más caros que hace un año, mientras las pensiones se han revalorizado un 2,5% las contributivas y un 3% las no contributivas y mínimas. Llenar la cesta de la compra es cada vez más difícil, según constatan las organizaciones de pensionistas consultadas por 65YMÁS.
Poner cifras a lo que un pensionista se gasta cada mes en comer y en pagar la factura de la luz es muy difícil, ya que lógicamente varía en función del poder adquisitivo de la persona, de sus hábitos de consumo, de su lugar de residencia y de cómo sean su vivienda, los electrodomésticos y el sistema de calefacción.
Fuente: INE
De modo aproximado, existen varios estudios que detallan algunos de estos gastos y permiten hacer una doble radiografía: el gasto realizado y el mínimo imprescindible.
En cuanto al gasto realizado, un estudio de Kantar fijaba en 88,9 euros semanales de media la inversión de los mayores de 65 años en llenar su despensa. En la actualidad, les costaría al menos un 5% más el poder hacerlo (la subida media de los alimentos fue del 5,6% en febrero), lo que supondría 4,4 euros más a la semana. Es decir, estaríamos hablando de un gasto en torno a 373 euros mensuales, tras haberle añadido el incremento del IPC acumulado que consta en el INE.
En este escenario, el gasto medio en comida supondría un tercio de la pensión media, que en febrero se sitúa en los 1.085 euros. Ni que decir tiene que una persona que cobre una paga mínima (721 euros si es jubilado sin cónyuge) o no contributiva (421 euros) no puede afrontar ese gasto, de ninguna de las maneras.
Lo mínimo que se puede gastar en comer
Por su parte, el gasto mínimo imprescindible para llenar la cesta de la compra más básica de una persona tiene un coste bastante inferior, según dos investigaciones de Picodi.com y de NetCredit.
Un estudio comparado de Picodi.com cifra la canasta mínima de productos alimenticios para una persona en España a inicios de 2022 en 101 euros mensuales. Si se le añade la inflación de los tres meses transcurridos (un 1,1% más respecto a finales de 2021), el coste sería de 102 euros al mes. Hay que advertir de que se trata del gasto más ínfimo y tan solo incluye alimentos básicos (sin artículos sanitarios, ni de higiene, limpieza, droguería, etc.). Según detallan los analistas de Picodi, "la lista es muy limitada, pero en las cantidades indicadas, estos productos son suficientes para cumplir con los requisitos mínimos de nutrientes del adulto promedio".
Fuente: Picodi.com
La cesta básica analizada en este estudio se compone de ocho grupos de productos:
-Leche (10 litros) – 7,8 euros.
-Pan (10 barras de 500 g) – 9,9 euros.
-Arroz (1,5 kg) – 1,53 euros.
-Huevos (20 unidades) – 3,17 euros.
-Queso (1 kg) – 9,75 euros.
-Pollo y carne de vacuno (6 kg) – 49,17 euros.
-Frutas (6 kg) – 9,46 euros.
-Verduras (8 kg) – 10,22 euros.
Por su parte, NetCredit, empresa prestamista online de Estados Unidos, en su informe de 2021 sobre precios de la alimentación en todo el mundo, cifraba en 25,79 dólares semanales (unos 23,35 euros a la semana) el importe mínimo de la cesta de la compra en España, es decir, unos 94 euros al mes. Sumándole la subida del IPC de los alimentos, del 5% interanual, el importe actual ascendería a unos 100 euros mensuales.
El estudio de NetCredit analiza una cesta semanal con 12 productos básicos, entre ellos, cereales de desayuno, una docena de huevos, una pechuga de pollo deshuesada, 500 gramos de queso, un litro de aceite de origen vegetal, una hogaza de pan blanco fresco (500 gramos), un litro de leche (normal), un kilo de patatas, un kilo de tomates, un kilo de plátanos, atún en conserva (140 gramos) y una botella de agua.
La factura de la luz destroza todos los bolsillos
La factura de la luz se ha encarecido tanto, que es prohibitiva para millones de pensionistas. Tal como constata la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU (@consumidores), la factura media del usuario con tarifa regulada PVPC en enero de 2022 se situó en 111,64 euros, un 60% más que un año antes (entonces alcanzó los 69,88 euros).
Los cálculos de FACUA (@facua) son aún más alarmantes, ya que estiman que, de media, los usuarios con tarifa regulada asumieron una factura de 133,06 euros en enero pasado. Este recibo supera en un 65,3% los 80,48 euros del primer mes del año pasado, es el más caro de un mes de enero y el segundo más elevado a nivel histórico. En diciembre pasado, alcanzó los 140,62 euros.
Por su parte, dos pensionistas consultadas por 65YMÁS, las andaluzas N. M. M. y J. M., ambas viudas que viven solas en sus respectivas viviendas de unos 75 metros, aseguran que su factura de la luz se ha encarecido hasta suponer hoy un mínimo de 75-90 euros, frente a recibos de 50-55 euros que pagaban en los primeros meses de 2021. Y todo ello, restringiendo el uso de calefactores y poniendo las lavadoras en fin de semana, "cuando dicen que la luz cuesta menos".
Igualmente meteórico es el incremento del gasto en gasóleo para calefacción, según confirma a nuestro diario T. Á., una pensionista que reside sola en su casa familiar en la provincia de Ciudad Real. Con las facturas en la mano, detalla que ha pasado de pagar 0,87 euros el litro de gasóleo en diciembre pasado, a 1 euro por litro en febrero, y una vecina suya acaba de abonar 1,49 euros por litro en marzo; es decir, constata un encarecimiento del gasóleo de calefacción de casi el doble en poco más de tres meses.
Una pensión de 1.000 euros pierde 75 de valor mensual
Todos los pensionistas sufren el embate de los precios disparados, que se ve de forma muy gráfica con el ejemplo de una pensión de 1.000 euros mensuales. Tal como explica la Federación de Pensionistas y Jubilados de UGT-UJP (@UJP_UGT), una persona con 1.000 euros de pensión ha visto cómo esta se ha incrementado un 2,5%, es decir, 25 euros mensuales, pero "el escenario volátil que estamos viviendo, con incremento de los carburantes del 30% en el último ejercicio, el 80% en energía o el 30% del gas, hacen que el IPC acumulado del año en curso se dispare hasta alcanzar el 7,6%, por lo cual, esa nómina de 1.000 euros ha perdido 75 de valor mensual si aplicamos el acumulado de forma lineal".
En consecuencia, según Anatolio Díez, secretario general de UGT-UJP (@UJP_UGT), "el empobrecimiento de nuestro colectivo es evidente, creemos necesario que al menos de forma temporal, se tomen decisiones sobre las revalorizaciones de las pensiones, ya que las medidas tomadas se perciben como insuficientes para mantener el poder adquisitivo. El Gobierno está obligado a actuar definitivamente en la regulación del mercado energético, sin duda el máximo culpable del incremento sin freno del IPC. Es necesario embridarlo y consideramos insuficiente la medida de impedir el incremento del precio por encima de los 180 euros, en esa cuantía el IPC continuaría disparado".
Productos prohibitivos para la gran mayoría
La fuerte presión inflacionista de la energía, impulsada inicialmente por la recuperación económica y el sistema de fijación de precios (mercado marginalista) a lo que se suman los efectos de la guerra en Ucrania, se está extendiendo a los bienes y servicios fundamentales, perjudicando en mayor medida a los hogares con menores ingresos por el mayor peso que tienen en su cesta de la compra.
Según un informe de CCOO,en el último año (febrero 2022/2021) se ha disparado el precio de bienes y servicios básicos:
- Alimentos y bebidas no alcohólicas: el aceite de oliva sube el 30,6% y otros aceites el 32,3%, pastas alimenticias suben el 19,9%, harinas el 11,7%, arroz 9,4%, leche 9,4%, huevos 6,6%, carne de vacuno 6,4%, carne de ave 6,2% y fruta fresca 6,2%.
-Suministros básicos: la electricidad sube un 80,5% interanual, los combustibles líquidos para consumo doméstico un 52,3%, el butano y propano un 33,4% y el gas natural un 12,1%.
-Transporte personal: el gasóleo sube un 28,4% y la gasolina un 25,1%, las bicicletas un 6,7% y los automóviles nuevos un 5,2%.
- Alojamiento (hoteles, hostales, …): los servicios se encarecen un 21,1% interanual.
- Las comisiones bancarias y de oficinas de correos se encarecen un 10,6% anual.
El catedrático de Finanzas y Contabilidad de la Universitat Jaume I, Juan Ángel Lafuente Luengo, explica que, dado que el consumo de alimentos es cotidiano, es interesante conocer la información que proporciona la estadística elaborada por el INE por rúbricas de productos, "más allá de la sensación que uno tiene cuando visita el supermercado". Atendiendo al último dato disponible, diciembre de 2021, el siguiente gráfico muestra la inflación interanual (comparamos diciembre de 2021 y diciembre de 2020) con relación a los alimentos vinculados a la cesta de la compra:
"Podemos observar cómo la carne de ovino, el aceite, el agua mineral y refrescos, así como los alimentos no elaborados (legumbres, hortalizas y frutas frescas) es lo que más está afectando al presupuesto mensual de gasto en alimentos. Por el contrario, la carne de porcino incluso es algo ligeramente más barata. Es sin duda una pista relevante sobre cómo reasignar los gastos mensuales", concluye Lafuente.
Acogotados por el gasto en vivienda y alimentos
Para Juan Manuel Martínez Gómez, presidente de la Confederación Española de Organizaciones de Mayores (CEOMA @CEOMA_ong), se está llegando a una situación de extrema gravedad por el aumento disparatado de precios, que hacen que "llenar la cesta de la compra sea muy preocupante, sobre todo para las personas que tienen pensiones muy bajas o mínimas, muchas de las cuales están comiendo más que nutriéndose, porque depende de lo que quieran comprar, en numerosos casos, el presupuesto no les alcanza por los precios desorbitados".
Para el presidente de CEOMA, es muy grave lo que está pasando con productos básicos, como la leche, y sobre todo, "el encarecimiento del coste de la luz, el gas y la calefacción, porque los mayores donde más gastan es en la vivienda. El Gobierno tiene que tomar medidas inmediatas, para contener los precios de la alimentación y de la energía, y también la gasolina. No puede ser que llenar el depósito del coche cueste cerca de 100 euros”.
Del mismo modo, Santiago Menchero, portavoz de la asociación Jubilación Anticipada sin Penalizar con 40 años o más cotizados (ASJUBI40 @asjubi40), lamenta que les está tocando vivir “una época muy convulsa por culpa de la guerra en Ucrania, que está encareciendo todos los productos, entre ellos el gas, la luz y los carburantes, y eso se refleja en la distribución de alimentos también. Por desgracia, los pensionistas, las personas mayores, sufrimos una gran penalización de nuestro poder adquisitivo por todos estos factores y vemos cada día más difícil el poder vivir dignamente con nuestras pensiones".
Menchero pone de relieve cómo, ante los precios desbocados, "no podemos hacer nada, porque los mayores no podemos buscar otra fuente de ingresos, y además la situación se agrava para quienes padecen alguna enfermedad o deben costear un tratamiento médico o seguir alguna dieta por temas de salud… Nos estamos empobreciendo, y aunque la situación afecta a todo el mundo, quienes más lo padecemos somos los mayores”.
Más de la mitad de las pensiones, inferiores al SMI
Los precios disparados hacen aún más evidente el problema de revalorizar las pensiones usando el IPC medio en lugar del IPC real, según denuncia la coordinadora de pensionistas COORPEN Madrid-COESPE (@Coorpenmadrid). "Supone hacer trampa. Es rebajar las pensiones y reducir el poder adquisitivo. Este año el “IPC Real” desde diciembre de 2020 hasta noviembre de 2021 (año contable 2021 a efectos de revalorización) ha sido del 5,5%; sin embargo, el “IPC Medio” fue solo el 2,5%. El resultado es la pérdida del 3% de poder adquisitivo en las pensiones contributivas".
Y todo ello, "cuando más de la mitad de las pensiones están por debajo del salario mínimo. Más de dos millones y medio de personas reciben una renta que no supera los 650 euros, entre ellas figuran la viudedad, incapacidad permanente u orfandad. Entre los dos millones de personas que se encuentran en pobreza extrema, ocupando el vagón de cola, están las personas que cobran pensiones no contributivas. Su precariedad tiene mayoritariamente rostro de mujer: dos terceras partes de los pensionistas con complementos a mínimo son mujeres, titulares de pensiones de viudedad o de jubilación miserables", alerta COORPEN Madrid-COESPE.
Sobre el autor:
Pepa Montero
Pepa Montero es redactora especializada en temas de economía. Ha trabajado en medios como El Economista y La Gaceta de los Negocios. Es autora del libro de relatos La casa de las palmeras (Azul como la Naranja, 2013).