Premiar las canas en el ámbito laboral: el caso de Nueva Zelanda

En un momento en el que se plantean cada vez más incógnitas en torno al futuro del sistema de pensiones español tal y como lo conocíamos, analizar el funcionamiento de otros modelos de pensiones sostenibles se convierte en una iniciativa interesante. Aunque los países nórdicos ocupan un puesto privilegiado en el ranking, hoy analizamos un país que suele pasar desapercibido en la materia: Nueva Zelanda. 

Un sistema mixto

El sistema de pensiones en Nueva Zelanda ofrece un sistema mixto. Por un lado, al igual que en España, se mantiene un sistema de reparto o “solidaridad intergeneracional” por el cual los trabajadores financian las prestaciones a los pensionistas. El llamado NZ Supperannuation. 

Esta pensión se recibe a partir de los 65 años independientemente de que la persona esté jubilada o no. Es decir, se pueden percibir simultáneamente salario y pensión pública.

Según datos actualizados, esta prestación ronda la media de 22.000 dólares neozelandeses brutos (13.000€) para las personas emparejadas y 33.000 (20.000 €) para los solteros. 

Paralelamente, existe un plan complementario de carácter voluntario llamado “Kiwisaver”. Se trata de un plan de pensiones que financian empleado y empleador y que recibe numerosos beneficios gubernamentales. Al solicitar un trabajador un plan de pensiones a través de Kiwisaver, el empelador se ve obligado a aportar un 2% del salario bruto en este depósito, mientras que el trabajador aporta entre un 3 y un 8% de su salario mensual. 

Entre los beneficios de solicitar este plan figuran ayudas a la compra de una primera vivienda, devoluciones fiscales y un depósito gubernamental de 1.000 dólares al inicio de la solicitud del plan. 

Pasados los 3 años, el trabajador podrá retirar el dinero del depósito cuando sea para financiar una hipoteca, emigrar, por enfermedad grave o por encontrarse en una mala situación financiera. 

Sistema de incentivos

Lo destacable de Nueva Zelanda es la enorme cantidad de incentivos que ponen para retener más población activa a partir de los 65 años, que asciende al 20% (frente al 5% español). ¿Cuáles son las ventajas?

• Mientras que en España la Constitución no recoge explícitamente la prohibición de la discriminación por edad, en Nueva Zelanda se promueve mayor libertad contractual a partir de los 65 años, de modo que muchas personas continuan trabajando con contratos más flexibles y adaptados a sus circunstancias. 
• Se promueve la “reactualización profesional”, solicitada en hasta un 50% de los casos. Al ofrecer una formación especializada, se reintroducen trabajadores cualificados en el mercado laboral. 
• Las empresas reciben beneficios fiscales por la contratación o mantenencia de trabajadores mayores de 65 años. 
• Además, reciben apoyos en los gastos de vivienda, tarjeta de descuento, financiación en caso de necesitar vivienda asistida, etc. 

¿Aplicable en España?

Cada país tiene sus particularidades y circunstancias. En comparación con Nueva Zelanda, que tiene 4,89 millones de habitantes y una pirámide poblacional estable, España asciende a los 47,3 millones de habitantes y con una población mayor de 65 años del 21%. Además, la incorporación de la generación del boom al sistema de pensiones, generará mayor descompensación entre salarios y prestaciones.