Olga Selma
Olga Selma es redactora especializada en temas de salud, alimentación y consumo.
… saber más sobre el autorMuchas personas sueñan con el día en que puedan jubilarse como una liberación de las cargas laborales, que han ocupado un gran protagonismo durante la mayor parte de nuestra vida. Nuestro estado de salud, tanto física como psicológica, y el estatus financiero de cada persona influyen en la decisión de querer jubilarse de forma anticipada. Sin embargo, tomar la decisión no solamente tiene consecuencias económicas, sino sociales y emocionales.
El gerontólogo Robert Atchley propuso un modelo sobre la jubilación que consta de seis fases: prejubilación, jubilación, desencanto, reorientación, estabilidad y finalización, en las que analizó cómo es el camino, desde un punto de vista psicológico, de esta nueva etapa:
-Prejubilación: La fase anterior al momento de nuestra jubilación involucra la planificación financiera, y el desarrollo de expectativas, fantasías o miedos, así como nuevas habilidades para el tiempo libre. Es una época en la que imaginamos cómo sería la vida en la jubilación.
-Jubilación: Cuando nos jubilamos iniciamos una etapa de mucha actividad, en la que disfrutamos de la nueva libertad y la capacidad de hacer todas aquellas cosas para las que no teníamos tiempo antes. Aunque las personas que han tenido carreras muy ocupadas con frecuencia eligen hacer muy poco en sus años de jubilación anticipada.
-Desencanto: Algunas personas experimentarán un período de desilusión, o incluso depresión, durante el proceso de adaptación a la jubilación, una vez ha pasado la ilusión inicial.
-Reorientación: Esta es la fase en la que podemos desarrollar expectativas más realistas, empezando a explorar nuevas actividades que nos resultarán satisfactorias y estableciendo una rutina realista.
-Estabilidad: En esta fase ya tenemos dominado nuestro rol como jubilados y sabemos cuáles son las opciones que más se adaptan a nosotros.
-Finalización: El rol de jubilado puede cancelarse por una enfermedad, el fallecimiento, o simplemente por regresar al trabajo a tiempo completo.
En cualquier caso, los expertos coinciden en que esta etapa tiene sus retos y para vivirla con plenitud no solamente debemos planificar nuestra economía, sino adaptarnos a una nueva identidad y nuevas rutinas, en las que la disciplina solamente dependerá de nosotros mismos.
En España, una gran parte de los trabajadores que abandonan el mercado laboral se prejubilan, siendo los 64,6 años la edad media de los españoles que se retiran. Es decir, un año y cuatro meses antes de la edad legal establecida para 2020.
En nuestro país pueden acceder a la modalidad de jubilación anticipada todos trabajadores incluidos en cualquier régimen del sistema de la Seguridad Social, que hayan cumplido una edad que sea inferior en dos años, como máximo, a la edad exigida para la jubilación; en situación de alta o asimilada de alta; y que pueden acreditar un período mínimo de cotización efectiva de 35 años, sin que, a tales efectos, se tenga en cuenta la parte proporcional por pagas extraordinarias ni el abono de años y días de cotización por cotizaciones anteriores a 01-01-1967. Del período de cotización, al menos 2 años deberán estar comprendidos dentro de los 15 inmediatamente anteriores al momento de causar el derecho o al momento en que cesó la obligación de cotizar, si se accede a la pensión de jubilación anticipada desde una situación de alta o asimilada al alta sin obligación de cotizar.