¿Pueden obligarme a aceptar una prejubilación?

Un acuerdo de prejubilación consiste en un pacto particular de condiciones concretas entre una empresa y su trabajador o grupo de trabajadores. Para que pueda aplicarse la prejubilación, tanto el empleado como el empleador deben estar de acuerdo en las condiciones en que se va a llevar a cabo. Además, no en pocas ocasiones, se confunde la prejubilación con la jubilación anticipada y no son lo mismo. Básicamente porque la anticipada está regulada por la Seguridad Social y la prejubilación nace de un acuerdo entre la empresa y el trabajo por el que se cesa la actividad laboral antes de la edad legal de jubilación. 

¿Quiénes pueden acceder a una prejubilación? 

Hay diferentes tipos de prejubilación, según si una empresa haya querido o no incluir esta posibilidad u ofrecérsela a sus trabajadores, incluso una misma empresa puede ofertar distintos modelos de prejubilación en función de la edad o de la antigüedad o del momento en que la ofrece. Hasta hace unos años, la prejubilación era una ventaja que incluían las empresas en sus convenios particulares, pero actualmente es una opción menos extendida, aunque depende del sector de actividad, del tamaño de la empresa, y de los rangos laborales en muchos casos. Pero, como hemos dicho antes, siempre debe haber un acuerdo laboral respaldando un acuerdo de prejubilación.
Por otra parte, no existe una edad legal para poder prejubilarse aunque lo habitual es que se ofrezca a trabajadores con edades cercanas a la edad de jubilación. La empresa puede ofrecer prejubilaciones a aquellos trabajadores que, por ejemplo, cumplan los 56 años o más a lo largo del ejercicio en curso. 
La prejubilación dura desde el momento en que el trabajador y el empresario deciden romper su vinculación laboral y firmar un pacto de prejubilación hasta que el empleado llega a la edad de jubilación, momento en el que deja de ser prejubilado y pasa a ser jubilado y dependiente del sistema público de la Seguridad Social.

¿Qué cobra una persona prejubilada? 

Durante el tiempo que dure la situación de prejubilación y siempre según las condiciones particulares en cada caso, la empresa se compromete a pagar la parte proporcional pactada del sueldo y cumplir con las obligaciones de pago a la Seguridad Social, requeridas para este caso, una vez finalice el periodo de cobro de la prestación de desempleo. En este sentido, la solución más utilizada es que la empresa negocie un convenio especial con la Seguridad Social a nombre del trabajador según el cual la empresa paga la cantidad igual a la cotización a su antiguo empleado para que sea este quien se lo abone a la Seguridad Social cada mes. Con ello, la empresa garantiza que, en el momento en que tenga la posibilidad de jubilarse, podrá acceder a la pensión. Por último, en este acuerdo de prejubilación también se establece si, durante su duración, se mantienen las coberturas de riesgo que tenía el trabajador, las ayudas, o las aportaciones a planes de pensiones y demás compromisos de previsión social.