Los ciudadanos franceses se han lanzado de nuevo a la calle este martes, 7 de marzo, en el sexto día de huelga general contra el endurecimiento de la jubilación, aprobado por el Gobierno de Emmanuel Macron, que actualmente se debate en el Senado galo, tras su paso —sin acuerdo— por la Asamblea Nacional.
El proyecto de reforma pretende subir la edad de retiro, desde los 62 años actuales, hasta los 64 en 2030, para lo cual se irá aumentando en tres meses al año, a partir del 1 de septiembre de 2023. Asimismo, el Ejecutivo ha decidido incrementar el período de cotización, desde 42 años actuales a 43 años en 2027 (o 172 trimestres) para cobrar el 100% de la pensión, a razón de un trimestre adicional por año (hasta ahora, la ampliación estaba prevista para 2035).
Los paros y protestas ciudadanos son convocados por la organización Intersindical, que reúne a los ocho principales sindicatos franceses, y cuentan con el apoyo de todos los partidos de izquierda, asociaciones de estudiantes, trabajadores y jubilados. Cuando se cumple ya más de mes y medio de movilizaciones, los sindicatos han logrado la mayor movilización en las calles desde el inicio de las protestas contra la reforma de las pensiones, si bien no han conseguido paralizar el país, como pretendían.
El sindicato Confederación General del Trabajo CGT (@lacgtcommunique) calcula que unos 3,5 millones de personas se han manifestado en las calles del país (el Ministerio del Interior contabiliza 1,28 millones de manifestantes). Las manifestaciones de este martes se han sucedido por la mañana en numerosas ciudades, como Marsella, Lyon o Burdeos, pero el plato fuerte ha sido la de París, que ha partido a las 14 horas desde Sèvres-Babylone en dirección a la Plaza de Italia.
El pulso de los sindicatos al Gobierno de Macron sigue firme, como demuestra el hecho de que han logrado bloquear, paralizar o interrumpir seriamente tanto las refinerías, como las carreteras y las universidades, y el tráfico ferroviario nacional (la SNCF) y los transportes de la Región de París (RATP) han sufrido fuertes perturbaciones.
Asimismo, los funcionarios han recrudecido su postura, y el 24,4% de los 2,5 millones de funcionarios estatales estaban en huelga a mediodía, según el Gobierno, frente a menos del 5% que habían parado el pasado 16 de febrero.
La movilización estudiantil se mantiene, según el sindicato La Voix Lycéenne, con casi 300 institutos bloqueados, y decenas de miles de estudiantes movilizados frente a sus centros en toda Francia. En cuanto a las universidades, el sindicato L'Alternative contabilizaba 22 centros bloqueados en el país.
7 de cada 10 franceses se oponen a la reforma
Los sondeos indican que 7 de cada 10 franceses están en contra de la reforma de Macron.
“La población apoya más que nunca a todas las organizaciones sindicales, profesionales y juveniles que se oponen a la elevación de la edad legal de jubilación a los 64 años y a la ampliación del período de cotización. Más de 9 de cada 10 trabajadores rechazan la reforma, más de dos tercios de la población apoya las movilizaciones”, afirma la organización Intersindical, remachando que “muchos expertos se han pronunciado para denunciar la injusticia y la brutalidad de esta reforma”.
En este sentido, tanto Philippe Martinez, secretario general de la CGT, como Laurent Berger,secretario general del sindicato CFDT, denuncian que el país se hallan "ante una reforma de las finanzas públicas, que se quiere hacer pagar a los trabajadores, aplazando la edad legal de jubilación, por el mero hecho de que exista déficit público". Berger se ha felicitado este martes por una "movilización histórica, mejor que la del 31 de enero", asegurando que ha habido "un 20% más de manifestantes" que entonces, cuando salieron a la calle 2,5 millones de personas, según los organizadores, y 1,27 millones de participantes, según las autoridades.
Aunque toda la izquierda se opone al proyecto de ley de Macron, el partido que capitanea las protestas es La Francia Insumisa, que preside Jean-Luc Mélenchon, para quien "no pueden existir pensiones por debajo del salario mínimo para quienes se jubilen con una carrera de cotización completa. Si se supone que el SMI es, precisamente, el nivel salarial imprescindible con el que se puede vivir, ¿cómo vamos a decirle a un jubilado que él no necesita ese mínimo?”.
Foule impressionnante à Paris.
Dans toutes les villes du pays, plus de monde que le 31 janvier.
El proyecto de Presupuesto Rectificativo de la Seguridad Social, en el que se incluye esta reforma de las pensiones en Francia, supondrá “un ahorro de 18.000 millones de euros en el año 2030”; un ahorro que debería permitir equilibrar el sistema e introducir "más justicia", según el ministro de Trabajo, Olivier Dussopt.
Además del retraso de la edad de jubilación y del aumento de los años cotizados, otras medidas contenidas en este proyecto de reforma son estas:
— Pensión mínima de 1.200 euros para los futuros jubilados.
— Eliminación de regímenes privilegiados: el Gobierno pretende suprimir ciertos privilegios de los que gozan determinados empleados de empresas públicas, de energía y de transportes, por ejemplo.
— Jubilación anticipada: la reforma suaviza los requisitos para quienes empezaron a trabajar antes de los 20 años, que podrán jubilarse dos años antes. También se mejora el tratamiento para trabajadores con trabajos penosos o peligrosos.
Según explicaban hace semanas a 65YMÁS fuentes oficiales del sindicato CGT, "todos los jubilados se verán afectados por el aplazamiento de la edad de jubilación a los 64 años y las 43 anualidades para tener una pensión completa. Todos tendrán que trabajar más tiempo y las personas mayores permanecerán desempleadas o con ingresos sociales por más tiempo, ya que la mayoría de las personas mayores ya no están trabajando cuando se jubilan. Esta reforma es injusta y brutal para todos, ya sean empleados del sector privado, el público, una pequeña o una gran empresa".
Los regímenes que desaparecen y los que siguen
El proyecto aprobado por el Consejo de Ministros francés mantendrá las condiciones especiales hasta que los actuales se jubilen, de forma que el paso al régimen general de Seguridad Social tan solo afectará a quienes entren a trabajar desde el 1 de septiembre de 2023.
Estos son los regímenes especiales que desaparecerán:
1.- El régimen de las industrias de Electricidad y Gas, que en estos momentos permite el retiro de sus trabajadores entre los 55 y 57 años, para el personal en servicio activo o insalubre, y para los demás, entre 60 y 62 años.
2.- El personal rodante de la RATP (red de transportes parisinos),con opción de jubilarse desde los 52 años, mientras que los empleados en labores de mantenimiento pueden hacerlo a los 57. El resto tienen que esperar a los 62 años.
3.- El régimen de trabajadores del Banco de Francia, sistema de capitalización, permite el retiro entre los 60 y 62 años.
4.- Los empleados de notarías, que ahora pueden jubilarse entre los 60 y 62 años.
Estos regímenes especiales se mantendrán:
1.- El régimen de los marineros (existen 27.500 cotizantes y 65.000 pensionistas en él).
2.- Tampoco se modificará el acceso al retiro que tienen los trabajadores de la Ópera de París, ni se suprimirán las condiciones del personal de la Comédie-Française.
3.- Se mantendrán las ventajas del personal de la función pública, pese a que las pensiones de los funcionarios (régimen donde hay 2 millones de cotizantes y 2,5 millones de jubilados) cuestan alrededor de 53.200 millones de euros anuales, mientras que por cotizaciones solo ingresa unos 14.000 millones. El déficit recurrente de este régimen de la Seguridad Social francesa lo tiene que sufragar el Estado.
Sobre el autor:
Pepa Montero
Pepa Montero es redactora especializada en temas de economía. Ha trabajado en medios como El Economista y La Gaceta de los Negocios. Es autora del libro de relatos La casa de las palmeras (Azul como la Naranja, 2013).