El medio que tiene una empresa para salir a Bolsa, tradicionalmente, es lanzar una Oferta Pública de Venta (OPV). La compañía decide un número de acciones que desea ofrecer al mercado y un banco de inversión sugiere un precio inicial para esas acciones en función de las previsiones de demanda que tenga. Y es a través de esa OPV como los inversores, ya sean minoristas o institucionales, entran en el capital de la compañía.
Hace pocos años, incluso nos costaría imaginar que esta fórmula pudiera cambiar de orden: unos cuantos inversores se unen, salen a bolsa, y solo cuando ya están cotizando es cuando compran una empresa. Pues bien, esta extraña fórmula existe y es la última moda en Wall Street.
Las SPAC, la nueva inversión que causa furor en Wall Street
Las llamadas SPAC (special purpose acquisition company) son vehículos de inversión, sin actividad empresarial de ningún tipo, que salen a cotizar con único objetivo de captar dinero para la adquisición o fusión posterior con otra compañía. Es decir, un barco vacío que se echa a la mar antes de saber cuál va a ser su cargamento, pero con mucho dinero para elegir ese cargamento. “Es un proceso inverso al método habitual que consiste en identificar objetivos y una vez localizados, buscar el capital”, nos explica Alberto Roldán, socio de Alphavalue, la primera casa independiente europea de análisis de renta variable y fundador de Copperpot consulting
Una vez que la SPAC está en el parqué, el siguiente paso será la compra o fusión de una empresa no cotizada. El plazo máximo para realizar esa operación suele ser de dos años y buscan empresas con aspecto de poder ofrecer buena rentabilidad futura a los inversores, y con necesidades de financiación. Generalmente son empresas tecnológicas, biotecnológicas, incluso turismo espacial, aunque poco a poco, se va abriendo a otros sectores.
Esta figura se aprovecha de que salir a Bolsa en Estados Unidos es un trámite mucho más sencillo que en Europa, menos burocrático que una OPV tradicional. “La ventaja real frente a una OPV es que evitan a los bancos de inversión, lo cual es positivo, y eso abarata los costes. Hay que tener en cuenta que un banco no busca ayudar a una compañía sino cobrarle un servicio. Además del coste, esto ha llevado a que, en ocasiones, se "inflen" las valoraciones. No hay nada ilegítimo, simplemente que la SPAC es un proceso más limpio en esa parte” explica Alberto Roldán.
No exenta de peligros, ¿una nueva burbuja?
Las SPAC se han puesto tan de moda en el mercado americano, que incluso el regulador, la SEC, se ha visto en la obligación de lanzar una advertencia: quienes invierten en una SPAC están dando un cheque en blanco al inversor de referencia que ha promovido esa SPAC. Y la inversión puede no salir bien. “Está condicionado al éxito de la operación y del objetivo identificado”, comenta Roldán.
Una SPAC permite cotizar en bolsa a una compañía sin los trámites y los costes que implica una OPV. Una ventaja para las compañías, y al mismo tiempo el punto que más dudas suscita. Una OPV tiene muchos más requisitos y la empresa que sale a bolsa recibe un escrutinio mayor por parte, tanto de los reguladores como de los inversores. La empresa debe facilitar al mercado mucha información sobre sí misma.
“Por sus características va dirigido casi en exclusiva a inversores cualificados, que buscan inversiones alternativas a la compra de acciones convencionales. Solo conociendo bien su funcionamiento evitaremos sustos” explica Alberto Roldán. Sin embargo, la moda por este producto en Estados Unidos ha llevado a que muchos otros inversores entren.
Solo con el tiempo sabremos si todas las SPAC han sido una buena inversión o si parte de los inversores se han dejado llevar por la euforia del mercado ante esta figura. Y si se ha formado o no una burbuja.
En España, podríamos ver esta figura muy pronto
El presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Rodrigo Buenaventura, ha expresado en varias ocasiones que el supervisor está preparado para poner en marcha esta nueva modalidad de inversión. Entre los criterios que manejan está exigir un mínimo de 50 inversores y 50 millones de capital inicial para lanzar una SPAC.
Por su parte, el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital ha propuesto una reforma de la Ley de Sociedades de Capital para garantizar la protección de los inversores en las SPAC.
La subdirectora General de Legislación de Mercado de Valores e Instrumentos Financieros del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Ana Puente, ha hecho hincapié recientemente en un evento organizado por Evercom en que "no hay ningún impedimento regulatorio ni jurídico para que en España se liste una SPAC", y dejó claro que el objetivo de la propuesta para regular las SPAC es garantizar la protección de los inversores.
“Es un procedimiento desarrollado en EEUU donde ni el mercado está tan regulado ni la burocracia es tan asfixiante con el inversor. Mucho me temo que la regulación aquí, se encargará de segmentar su acceso, por lo que posiblemente los inversores minoristas, de perfil de inversión bajo, seguramente no accedan al producto” explica Alberto Roldán. “De momento no hay certezas a este respecto, solo previsiones y planes potenciales sobre su llegada”, añade.
Sobre el autor:
Beatriz Torija
Beatriz Torija es periodista y documentalista, especializada en información económica. Lleva 20 años contando la actualidad de la economía y los mercados financieros a través de la radio, la televisión y la prensa escrita. Además, cocina y fotografía.