Ya sabemos que el importe de nuestra pensión de jubilación futura será menor que nuestro salario. Por ello, para garantizar el mismo nivel de vida y la estabilidad de los recursos cuando llegue el ansiado retiro, será necesario echar mano del ahorro que, de forma particular, hayamos generado hasta ese momento. Evidentemente, cuanto antes hayamos empezado a ahorrar, menor habrá sido el esfuerzo y mayor la rentabilidad obtenida.
En España, las aportaciones a planes de pensiones y Planes de Previsión Asegurados (PPA) se pueden reducir en la base imponible general del impuesto de la renta de las personas físicas (IRPF), con unos límites absolutos y en función del volumen de sus rendimientos (de trabajo y/o actividades económicas.
Ahora bien, el actual límite general de 1.500 euros a las aportaciones a sistemas individuales (Planes de Pensiones y PPA) de alguna manera invita a complementar el ahorro a través de otro tipo de soluciones.
Existen diferentes alternativas de ahorro privado también con ventajas fiscales con el objetivo de complementar la diferencia entre el nivel de ingresos de una persona antes de jubilarse y lo que recibirá como pensión a través de la Seguridad Social.
Seguros Individuales de Ahorro a Largo Plazo (SIALP)
Planes Individuales de Ahorro Sistemático (PIAS)
Como elegir el mejor producto
Todos los productos mencionados están destinados al ahorro a largo plazo, especialmente para esa etapa de la vida en la que los ingresos caen y es necesario complementar la pensión pública. “La oferta de productos de ahorro del seguro es amplia”, asegura la patronal del seguro, Unespa, a través de su informe Estamos Seguros. “La mayor parte son productos que ofrecen una garantía de rendimiento anual mínimo y están pensados para personas que no quieren sorpresas con su dinero”, añade, si bien hay otros ligados a la evolución del mercado mediante fondos o carteras perfiladas para cada tipo de cliente.
Elegir uno u otro no es una decisión sencilla, puesto que no hay productos buenos o malos. Cada uno es diferente y el más adecuado para cada persona dependerá, en primer lugar, de sus circunstancias personales según sus necesidades de liquidez, de su perfil inversor y aversión o apetito por el riesgo, o la fiscalidad. Al tiempo, también habrá que tener en cuenta factores externos, como la situación de los mercados.
Dado que se trata de una decisión trascendente, conviene buscar el asesoramiento de un profesional que nos ayude a elegir el producto que mejor se adapte a nuestras necesidades actuales y futuras.
Ventajas de los Seguros Individuales de Ahorro a Largo Plazo
Un SIALP es un contrato de seguro que ofrece una garantía a vencimiento que se puede ver mejorada por la obtención adicionalde una participación en beneficios.
Como explica la ‘Guía para tu jubilación 2022’, su principal atractivo reside en que los rendimientos generados estarán exentos de tributación, siempre que se cumplan los siguientes requisitos:
Duración mínima de 5 años.
Aportación máxima anual de 5.000 € (independientes a otros instrumentos de previsión social).
Las aportaciones no reducen la base imponible en el IRPF.
Una misma persona solo puede ser titular de un contrato.
Percepción de la prestación en forma de capital por el importe total.
Garantizar a vencimiento al menos el 85% de la suma de las primas aportadas.
Tomador, asegurado y beneficiario (en caso de supervivencia) deben ser la misma persona.
Planes Individuales de Ahorro Sistemático
La ventaja de los PIAS, instrumentalizados también a través de un contrato de seguro, se encuentra en la exención de tributación de la rentabilidad acumulada siempre que la prestación se perciba en forma de renta vitalicia y se cumplan otros requisitos exigidos por la ley. Además, la renta vitalicia se beneficiará de un porcentaje reductor de tributación, que dependerá de la edad del perceptor en el momento de la constitución de las rentas, y que puede llegar al 92%.
Las características de los Planes Individuales de Ahorro Sistemático o PIAS, recogidas por la guía de la Fundación Mapfre, son:
Las aportaciones no reducen la base imponible en el IRPF.
El límite máximo de las aportaciones es de 8.000€ al año, independientes a otros instrumentos de previsión social.
El conjunto de primas satisfechas a lo largo de la vida del producto no podrá superar los 240.000€.
La percepción de la prestación no se vincula a la jubilación o invalidez.
Entre la primera prima satisfecha y el momento de constitución de la renta debe transcurrir un período de al menos 5 años.
Los rendimientos generados están exentos si la prestación se percibe en forma de renta vitalicia.
La renta vitalicia cuenta con una reducción fiscal en función de la edad cumplida del tomador con la que se constituya la renta (tabla 6).
Tomador, asegurado y beneficiario (en caso de supervivencia) deben ser la misma persona.
Tienen mayor liquidez que los planes de pensiones y los PPA.
Sobre el autor:
Beatriz Torija
Beatriz Torija es periodista y documentalista, especializada en información económica. Lleva 20 años contando la actualidad de la economía y los mercados financieros a través de la radio, la televisión y la prensa escrita. Además, cocina y fotografía.