Apenas se conoce fuera de España, pero aquí, el seguro de decesos es toda una institución. Una tradición que hace que, hoy por hoy, sea el seguro no obligatorio más contratado, solo por detrás de la póliza del coche. Más de 22 millones de españoles tienen su sepelio asegurado.
Desde hace tiempo, al conocido como ‘seguro de muertos’ le ha salido competencia. Alternativas con las que otros sectores quieren hacerse con el pastel del negocio de las aseguradoras o las que buscan los propios consumidores para abaratar la factura. Planes funerarios, coberturas de decesos en los seguros de vida, asociaciones de entierros o, sencillamente, dejar un pellizco ahorrado en el banco.
Precisamente porque cada vez existen más alternativas, “los seguros de decesos están incluyendo cada vez más garantías opcionales, que incluso no tienen que ver con el propio producto, como limpiezas bucales, oftalmología, etc” opina Nicolás Jabonero, director de seguros de Kelisto (@Kelisto).
“En términos generales nosotros no recomendamos el seguro de decesos porque la prima supera muchas veces, llega incluso a triplicar el coste de un servicio”, explica el portavoz de la Organización de Consumidores, OCU (@consumidores), Enrique García. Aunque el valor de este seguro, va más allá de lo económico. “El servicio que ofrece el seguro de decesos a las familias va mucho más allá del sufragio del sepelio en sí”, cuenta a 65YMÁS fuentes de Unespa (@UNESPA), patronal del sector asegurador. “En un momento tan delicado como es la pérdida de un ser querido, la aseguradora se convierte en la ventanilla única a la que acudir” dice el profesor de la Universidad de Barcelona (@UniBarcelona), Javier Varea, director del Observatorio de los Sistemas Europeos de Previsión Social Complementaria.
Seguros de vida con coberturas de decesos
Añadir garantías de decesos en un seguro de vida “es una opción” explica Javier Varea. “En muchos países de Europa es la manera de vehicular esta cobertura”, explica. “en otros países esta situación se aborda a través de seguros de vida, donde el seguro es indemnizatorio y no de servicio como lo es actualmente el seguro de decesos español” coinciden fuentes del comparador Rastreator (@Rastreator).
“Puede ser un seguro más competitivo financieramente”, apunta Marc Vallhonesta (@marcvallhonesta), CEO de Funos (@FunosEs), el comparador de funerarias integrado en AEFI, Asociación Española de Fintech e Insurtech, en comparación con la póliza de decesos. “Aunque no puede rescatarse el importe de la indemnización hasta un tiempo después de la defunción, con lo que la familia tiene que pagar inicialmente el coste del servicio funerario”.
Nicolás Jabonero también destaca que “muchos seguros de vida incluyen un pequeño capital de reembolso anticipado para pagar los gastos de sepelio”. “Es verdad que es muy normal que los seguros de vida tengan un anticipo, o una cobertura propiamente para cubrir el servicio por el deceso”, explica Ángel del Amo (@angeldelamo), vicepresidente del Colegio de Mediadores de Seguros de Madrid (@colmedmadrid) y agente de seguros. Sin embargo, “pierdes la parte de servicio del seguro de decesos, que es la parte más importante que el consumidor ve”, añade. Y la más valorada.
“Elegir entre un seguro de decesos o de vida dependerá de las necesidades personales de cada uno” aseguran desde Rastreator. “Tienen más diferencias que similitudes. No es lo mismo contratar un seguro de vida que uno de decesos”, pese a que “ambos tienen como objetivo dar tranquilidad a sus asegurados, se pagan en vida y su fin último es cubrir el fallecimiento del asegurado”. Para el comparador de seguros, “es clave saber que se pueden contratar ambos a la vez, ya que son complementarios”.
A todo lo dicho anteriormente hay que sumar un freno importante a la hora de considerar al seguro de vida como una verdadera alternativa a la póliza de decesos. “Un seguro de vida generalmente se cancela a los 75 o a los 80 años” explica Ángel del Amo. “Por coste no se podría mantener siempre, mientras que un seguro de decesos bien planteado, sí”. Marc Vallhonesta coincide en los límites que presentan los seguros de vida. “Suelen cancelarse aproximadamente a la edad de jubilación por su alto coste y porque pierden la necesidad de su contratación inicial, que suele ser la cobertura de una hipoteca o dar cobertura a los familiares por una defunción prematura”. “No suele ser una alternativa para gente mayor”, concluye.
Cuidado con la letra pequeña del seguro de vida
Ahora bien, quien opte por la opción de cubrir el deceso con un seguro de vida debe poner especial atención en la redacción de su contrato. La última Memoria del Servicio de Reclamaciones de la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones (DGSFP), de 2021, destaca un caso especial relativo a un seguro de vida con cobertura adicional de decesos en el que tras la muerte del asegurado la compañía aseguradora se hizo cargo de los gastos del sepelio y abonó la indemnización por fallecimiento, pero detrajo de ésta el importe del sepelio.
En las condiciones específicas de un apartado de la póliza se indicaba que, con cargo al capital asegurado por fallecimiento (52.000 euros), se abonaría el servicio fúnebre del fallecido (6.010 euros) en concepto de adelanto. En este caso concreto, el Servicio de Reclamaciones de la DGSFP dio la razón a la reclamante por falta de claridad y precisión en la póliza, tal y como exige el artículo 3 de la Ley de Contrato de Seguro. El regulador consideró que la póliza era poco clara, e incluso engañosa, puesto que citaba ambas garantías como si fueran distintas y operaran por separado, pero la letra pequeña establecía que la segunda iba al cargo de la primera.
Planes funerarios
“En el resto de Europa, en Estados Unidos, Canadá y otros sitios, existe lo que se denomina plan previsor funerario, que consiste en un contrato entre un particular y una compañía funeraria”, Aurelio Sánchez, presidente de la asociación empresarial de pequeñas funerarias, Esfune (@Asc_Esfune). “El número de empresas funerarias que ofrece el mismo servicio cada vez es mayor y con presencia en todo el territorio nacional” explica Nicolás Jabonero, de Kelisto. En el futuro, vaticina, el seguro de decesos “seguirá existiendo, pero su importancia será mucho menor”. Se trata, en palabras de Marc VAllhonesta, de “contratar el servicio funerario directamente con una funeraria, planificando en vida”. Su principal ventaja, dice, “es que es un contrato no nominativo, es decir, lo puede utilizar cualquier persona de la familia, no solo quién lo ha contratado. Lo puede utilizar la persona que fallezca antes”.
Su funcionamiento es sencillo: “Se pacta un precio y cada año sube el IPC, puedes pagar hasta en 12 años y si necesitas el servicio antes, pagas la diferencia” explica Aurelio Sánchez. ”En función de la funeraria" puntualiza Marc Vallhonesta, “los precios no se actualizan con la inflación, por lo que cierras hoy un precio de un servicio que puede ser más caro el día de mañana”. Y como desventajas señala “que, si llegado el momento de la defunción no has terminado de pagar todo el contrato, tendrás que pagar lo que quede pendiente para poder disfrutar del servicio completo. Y que estás atado con una funeraria, y no podrás utilizar otra funeraria distinta”.
Desde el sector asegurador, Santalucía (@santalucia_seg), en su respuesta a la reciente consulta pública sobre servicios funerarios lanzada por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) (@CNMC_ES) ha criticado que, pese a este producto atiende idéntica necesidad que los seguros de decesos, lo hace en condiciones muy diferentes, dado que el sector asegurador está sometido a una regulación muy exigente.
Dejar un ahorro reservado
“El servicio funerario se puede pagar directamente con cargo a la cuenta bancaria del fallecido, por lo que se puede dejar un remanente en previsión de los gastos del funeral”, explica el CEO de Funos. “Cada vez más, las familias deciden no contratar ningún servicio anticipadamente, ya que los precios son y serán cada día más bajos” asegura Vallhonesta. “Debido al incremento de la competencia en servicios funerarios, con un mercado cada vez más competitivo, los precios tienden a bajar, Internet está ayudando a impulsar esta competencia entre funerarias y rebajar precios”.
“Con alrededor de 3.000€ o 3.500€ podemos contratar un funeral completo, incluso, si queremos prescindir de algunos servicios como el velatorio, podemos contratarlo por entre 1.500 y 2.000 euros, en función de la localidad. Esta sería, de largo, la opción más barata, y no por ello, de menor calidad” detalla Vallhonesta. Sin embargo, algunas organizaciones de consumidores, como Asufin, han detectado que los precios funerarios para un particular son más elevados que para una compañía aseguradora. Aurelio Sánchez confirma que las grandes funerarias que pertenecen a aseguradoras encarecen los servicios a quienes no tienen seguros de decesos.
"La diferencia es realmente sorprendente” dice Ángel del Amo, confirmando divergencia de precios. “Donde yo opero, Móstoles, contratar directamente un servicio funerario puede costar alrededor de 7.000 euros y a través del seguro, entre 4.000 y 5.000. Pero no es tanto porque la funeraria sea propiedad de la aseguradora, sino porque hay acuerdos de colaboración entre sociedades y una aseguradora consigue mejores precios simplemente por una cuestión de volumen”.
Sobre el autor:
Beatriz Torija
Beatriz Torija es periodista y documentalista, especializada en información económica. Lleva 20 años contando la actualidad de la economía y los mercados financieros a través de la radio, la televisión y la prensa escrita. Además, cocina y fotografía.