España es uno de los países más longevos del mundo, con una esperanza de vida de 83,5 años en el momento del nacimiento. Una de las consecuencias de esta longevidad es que, sobre el papel, muchas de las personas que han alcanzado los 65 años (o su etapa de jubilación) podrían mantenerse activas en el mercado de trabajo, si así lo decidieran. Sin embargo, la realidad es que, a partir de los 55 años, las tasas de actividad descienden de modo vertiginoso, con el consiguiente despilfarro de talento en las empresas y la reducción de renta y bienestar material, cuando la salida laboral se produce por culpa de despidos individuales, EREs y procesos de ajustes de empleo en las compañías.
Según datos publicados por el Instituto Santalucía (@santalucia_inst), en las edades comprendidas entre los 60 y 64 años, apenas la mitad de la población sigue laboralmente activa en España.Además, es de los países con menor porcentaje de personas que compatibilizan pensión y trabajo entre los 60 y los 69 años. Esto refleja un cambio del modelo profesional, que se produce principalmente a través de salidas pautadas y procesos de prejubilación, y que "tiene consecuencias globales en la economía del país y, entre otros problemas, implica un mayor gasto en pensiones durante más años, así como la pérdida, por no decir desperdicio, de talento, experiencia y cultura empresarial y el malestar de algunas de las personas que se han visto obligadas a abandonar el mercado laboral".
Tal como defiende el Foro de Expertos del Instituto Santalucía, que preside José Ignacio Conde-Ruiz (@conderuiz) y del que forman parte José Antonio Herce (@_Herce), Guillermo de la Dehesa y Rafael Doménech, entre otros reputados economistas, "más allá de los posibles prejuicios de nuestra sociedad, superar los 50 años no implica desmotivación, falta de ganas o merma de las capacidades/habilidades de los trabajadores", motivo por el cual proponen un Decálogo sobre el talento sénior, con recetas para proteger la experiencia de los sénior en las empresas y prolongar la vida laboral.
10 claves para combatir el edadismo laboral
El talento sénior es un concepto novedoso que recoge la rápida acumulación de ingentes recursos de experiencia, talento y lealtad corporativa que poseen los trabajadores, y que se desperdicia cuando estos se jubilan, incluso anticipadamente, o cuando son expulsados del mercado laboral. Una realidad que choca con la creciente escasez de trabajadores cualificados.
Para combatir el edadismo, que discrimina a los sénior simplemente por razón de edad, el Foro de Expertos del Instituto Santalucían plantean 10 medidas clave:
1.- Desde 2027, subir la edad de jubilación según la esperanza de vida
"Sugerimos que, una vez completado en 2027 el ajuste de la edad de jubilación hasta los 67 años, se introduzca un mecanismo de ajuste automático (y simétrico) de vinculación de ésta con la esperanza de vida, en línea con lo que se observa en los países más avanzados", argumentan los expertos de Santalucía. En muchos países, está ya vinculada a la esperanza de vida, con revisiones periódicas. Por ejemplo, en Dinamarca, donde la vinculación es estricta (la jubilación se retrasa un año por cada año de vida ganado), se está considerando pasar a ocho meses de aumento de la edad de jubilación por cada año de aumento en la esperanza de vida.
2.- Fomentar jubilación activa y 'contratos compatibles'
La jubilación activa, una figura normativa existente en nuestro país desde hace una década, es muy poco conocida entre los asalariados y sus empleadores —no tanto en el caso de los autónomos—. Estamos convencidos de que deben utilizarse todo tipo de medidas e incentivos, como son los “contratos de compatibilidad”, el “voluntariado sénior”, el mentoring de jóvenes trabajadores, etc., para lograr la (re)integración laboral mediante un aprovechamiento mutuamente beneficioso del talento de los trabajadores sénior que deseen mantenerse activos laboralmente, aligerando sus costes laborales y con plena compatibilidad de ingresos y rentas de jubilación. Abogamos por la adopción de medidas consensuadas por los interlocutores sociales e impulsadas desde una nueva normativa laboral más eficiente que posibiliten la plena compatibilidad de rentas laborales y de jubilación.
3.- Prohibir la jubilación forzosa
En España subsiste la figura de la jubilación forzosa (a los 68 años, bajo determinados supuestos) y, según estos economistas, cada vez es más difícil justificar este tipo de limitaciones. "Cada trabajador debe poder satisfacer su deseo de jubilarse, dentro de un marco normativo flexible, pero también, si es que lo tuviera, el de no jubilarse. Este marco, en el caso de los asalariados, pasa necesariamente por ajustes en los convenios colectivos, ajustes normativos, salariales y contractuales, que han de acometerse con premura". Recomiendan que se garantice la voluntariedad de la jubilación, prohibiendo expresamente cualquier norma o convenio que establezca su obligatoriedad.
4. Cuidado con subvencionar por la edad: se incurre en edadismo
El edadismo es la discriminación que se ejerce contra la persona por razón de su edad, bajo una mirada capacitista y paternalista. Incluso subvencionar ciertas prácticas a personas de una edad determinada, sin tener en cuenta su situación material y excluyendo a otras personas en peor situación solo porque no alcanzan dicha edad —algo que sucede, por ejemplo, con los abonos gratuitos de transporte— puede incurrir en edadismo. "Recomendamos que se implementen políticas de sensibilización sobre, y de lucha activa contra, la discriminación por edad", reclaman desde el Foro de Expertos del Instituto Santalucía.
5.- Los mayores no quitan el trabajo a los jóvenes
En una economía dinámica, el empleo de los jóvenes es mayor cuanto mayor es la tasa de participación laboral de las personas mayores. Sin la diversidad generacional, la economía no logra ser suficientemente avanzada, productiva y con futuro. Este grupo de expertos insta a "combatir desde las instituciones, las instancias empresariales y sindicales y la sociedad civil, la equivocada percepción de que existe una cantidad fija de trabajo a repartir entre los distintos grupos de edad".
6.- Apoyar a las mujeres en la empresa es fundamental
Apoyar a las mujeres sénior en el ámbito laboral y aliviar su carga de tareas en el ámbito familiar, fomentando la corresponsabilidad y los servicios públicos de apoyo, es clave para aprovechar el talento femenino en el mundo laboral, para lo cual "es imprescindible que se dote de recursos y que se adopten en todas las administraciones públicas políticas dirigidas a ellas".
Los autores del Decálogo sobre el talento sénior resaltan que "son poseedoras de un singular capital humano por pertenecer a cohortes que ya accedieron en creciente proporción a la educación superior, muchas de ellas realizan tareas de cuidado de familiares mientras mantienen su involucración en trabajos valiosos y gratificantes, o tratan de completar carreras más largas de cotización como asalariadas o autónomas para acceder a mejores pensiones".
7.- Formación continua 'obligatoria' a partir de los 50 años
Es deseable ofrecer a los trabajadores que se encuentran en el punto crítico de sus carreras profesionales —que suele situarse alrededor de los 50 años— la oportunidad de reconvertirse, para lo cual es preciso una apuesta decidida por la formación continua. La oferta de formación debería ser uno de los pilares para las personas mayores que quieran seguir activas en el último tramo de su vida productiva.
8.- Programas específicos de capacitación tecnológica
El Foro de Expertos de Santalucía apuesta por el establecimiento de programas de capacitación tecnológica específicos para trabajadores sénior, y sostienen que muchas personas mayores tienen un buen dominio de las nuevas tecnologías, pues dieron comienzo a su vida laboral en plena emergencia de las denominadas TICs. No obstante, otras muchas han visto cómo sus funciones exigen cada vez mayor conocimiento tecnológico o carecen de las habilidades necesarias para el desempeño de determinados puestos y precisan de una formación específica para dar continuidad a su vida laboral.
9.- Políticas integrales en el ámbito laboral
Retener el talento sénior en el ámbito laboral es clave, no solo para evitar el desperdicio de experiencia y conocimientos, sino también para facilitar un uso socialmente provechoso de este recurso y el bienestar de los profesionales de esa franja de edad.
10.- Comisión parlamentaria que revise la normativa laboral
Es precisa una "iniciativa integral de calado que debe liderarse desde el Parlamento, para que las vidas laborales de los trabajadores sénior sean más gratificantes, productivas y útiles para ellos mismos y para la sociedad en su conjunto", defienden los expertos, que respaldan la creación de una comisión parlamentaria focalizada en la revisión de la normativa laboral vigente y la eliminación de obstáculos que se oponen a la adaptación de los trabajadores sénior a los retos futuros.
Sobre el autor:
Pepa Montero
Pepa Montero es redactora especializada en temas de economía. Ha trabajado en medios como El Economista y La Gaceta de los Negocios. Es autora del libro de relatos La casa de las palmeras (Azul como la Naranja, 2013).