Durante el pasado año 2021 se vendieron en España 859.477 automóviles de turismo y todoterreno, lo que supone prácticamente la misma cifra que el año anterior en la que se vendieron 851.209. El mercado ha crecido en este último año menos de un 1 por ciento. De estas ventas, 24.291 corresponden a vehículos eléctricos, un 2,83 por ciento. Una cifra realmente escasa, lejísimos de cualquier previsión que hayan hecho los analistas del Gobierno e incluso muy lejos de las previsiones algo más optimistas de los responsables de las marcas.
Esto no es casualidad ni obedece a una situación temporal del mercado. Las ventas de automóviles en España se han estancado en el entorno de las 850.000 unidades anuales cuando nuestro mercado lógico está entre 1,2 y 1,5 millones de automóviles al año, cifra que se alcanzaba sin dificultad en los años 1999 y 2000 y que superaba el millón y medio de unidades antes de la crisis de 2008.
Es cierto que la pandemia y la consecuente crisis generalizada han supuesto una caída importante de toda la actividad comercial. Y es cierto también que una crisis en el abastecimiento de componentes electrónicos han reducido la producción y las ventas de coches. Pero la gran crisis del sector y las caídas de ventas de los automóviles obedece a la inmensa confusión que está produciendo entre los usuarios y compradores el cambio tecnológico y las políticas medioambientales.
En Marzo de 2004, el ministro de Industria Miguel Sebastián presentaba con un amplísimo despliegue informativo su Plan Integral del Coche Eléctrico, resultado de un grupo de trabajo de expertos del ministerio. En aquel Plan se contemplaba la venta de 250.000 coches eléctricos en el horizonte del año 2014 y para ello, el gobierno de Rodríguez Zapatero destinaba 590 millones de euros en ayudas a la compra.
La bola de cristal del Ministro fracasó estrepitosamente. A día de hoy, superado ampliamente aquel horizonte no se llega ni al 10 por ciento de la cifra que vaticinaban los expertos. Durante el año 2020 se vendieron en España 17.920 eléctricos y este año recién terminado se ha llegado a 24.291. Un porcentaje del 2,8% de las ventas totales, ligeramente superior al 2,1% de 2020.
El ministro Sebastián y sus “expertos” se olvidaron de cuestiones tan importantes como la autonomía real de los eléctricos; los tiempos de recarga; la falta de estructuras de recarga; el elevado precio de los eléctricos de autonomía prolongada; el reducido porcentaje de viviendas unifamiliares; e incluso el mix energético de nuestro país, con una dependencia muy importante de fuentes fósiles para la obtención de energía. Si a eso añadimos otra dosis importante de demagogia política (de todos los partidos), ya tenemos el fracaso perfecto de lo que debería ser una transformación lógica, paulatina y benefactora para el medio ambiente.
En los dos gráficos que se adjuntan se puede ver la evolución de las ventas totales de automóviles en España desde el año 2000. En los años 2004 a 2006 se vendían en España más de 1,6 millones de coches; o lo que es lo mismo, un promedio mensual de 125.000 unidades con las lógicas variaciones entre los meses buenos (junio, julio y diciembre) y los malos. Una cifra muy significativa: en el mes de julio de 2004 se vendieron en España 177.375 automóviles de turismo y todo terreno. Una cifra que es casi la cuarta parte de lo que se vende ahora en todo un año.
Pero llega en 2007 la crisis de las subprime y el consecuente desplome de las ventas de autos. En pocos meses se pasó de vender 150/160 mil unidades promedio a menos de 70 mil. El mercado marcó descensos del 50 por ciento (el 2009 comparado con el 2008) y los concesionarios conocieron los momentos más amargos de su historia, con despidos de más de un tercio de su personal. Fueron cinco años de caídas continuas, con un ligero repunte en 2010. Pero el mercado siguió cayendo aún dos años más hasta alcanzar en 2012 y 2013 los mínimos históricos, con 720.000 coches vendidos cada año: menos de la mitad que en los años buenos.
Aunque la brutal crisis del 2007 no estaba del todo superada, lo cierto es que la economía remontaba (a un ritmo mucho menor que el de la caída) y las ventas de automóviles iban recuperándose. Sobre todo por los buenos indicadores del turismo, que hacía que las ventas de coches de alquiler conocieran incrementos de cerca del 100 por cien de un año al siguiente. Y este mercado de los coches de alquiler y flotas es de casi un 40 por ciento del total.
Y en ese proceso de lenta recuperación de las ventas estábamos cuando se produce la “tormenta perfecta”: primero, una serie de medidas restrictivas hacia la utilización de los automóviles térmicos (motores de gasolina, diésel o de gas). Unas restricciones de uso y fiscales que se han llevado a cabo sin haber creado previamente las estructuras necesarias para realizar un cambio progresivo hacia otras alternativas.
Esto ha provocado un absoluto desconcierto por parte de los posibles compradores que, a día de hoy, aun no saben si es rentable la compra de un eléctrico; si van a prohibirle utilizar un diésel en los próximos años; o si más vale aguantar un par de años más con su coche y esperar a que se aclare el panorama.
Por otro lado, las marcas tampoco tienen claro qué política seguir: ofrecer lo que demanda el mercado o convencer al mercado para que cambie sus hábitos de compra. Difícil papeleta en la que se juegan su futuro y que está causando enormes cambios en las estructuras industriales: absorciones de empresas (el ejemplo de la fusión de Fiat, Citroen, Opel, Chrysler, Peugeot en el grupo Stellantis), aparición de nuevos consorcios en el sector o la irrupción de las compañías chinas en Europa.
Y en esta confusión aparece la ola gigante que puede engullirlo todo: la pandemia. Las primeras noticias aparecen en febrero de 2020 y dos meses después, el mercado se derrumba. En abril de ese año, con la población confinada, se venden 4.163 coches. En ese mismo mes de abril del año anterior se habían vendido 119.417 unidades. No hace falta decir nada más.
En estos momentos, tres años después del inicio de la crisis, el mercado está estabilizado en ese entorno de las 850.000 unidades (70.000 de media mensual) que esperemos que la sexta ola o las sucesivas no lo altere a la baja.
¿Y como se comportan las ventas de eléctricos? Pues ya lo dijimos al inicio y se percibe bien en el segundo de los gráficos. Va subiendo poco a poco. Muy poco a poco. Está en el entorno de las 2.500 ventas al mes. Supongo que cuando Miguel Sebastián vea estas cifras se le caerá la cara de vergüenza… pero no se si de eso tienen aquí en nuestro país quienes deciden el futuro del sector, sean del color que sean.
Sobre el autor:
José María Cernuda
José María Cernuda es Licenciado en Periodismo. Inició su andadura profesional en Faro de Vigo. De regreso a Madrid, formó parte del equipo de Triunfo y Hermano Lobo para ingresar posteriormente en ABC (1973) y Gaceta Ilustrada en los años de la Transición. A partir de 1978 se especializa en información del motor, creando la primera sección sobre automóviles en ABC. Tras un periodo en Auto Revista como director de la publicación, se incorpora al grupo de revistas de Motor Press, como director de Automecánica y redactor jefe de Autopista. En 1987 forma parte del equipo fundador de Motor 16 donde permanece durante 15 años como redactor jefe y director adjunto hasta el año 2003, cuando se incorpora al Departamento de Comunicación de Volkswagen-Audi. Después de tres años regresa al periodismo activo para encargarse de la sección del Motor en diversas publicaciones digitales compaginando su colaboración con diversas actividades en el ámbito de la Comunicación y Relaciones Públicas, publicaciones y ediciones sobre temas históricos.