¿Te ocurre que cada vez te cuesta más peinarte, que las entradas son cada vez más anchas y te encuentras pelos en el lavabo, la almohada, el suelo y los hombros? No importa que no sea otoño, porque en realidad, en cualquier estación del año puedes notar que estás perdiendo cabello o que este se ha afinado.
Según los expertos, de los 100.000 a 150.000 cabellos de media que tenemos en la cabeza, lo normal es perder hasta 100 al día. Aunque no es cuestión de ponerse a contar, la alarma suena sola, porque cada una sabemos cuándo la cantidad de cabellos que encontramos al cabo del día ha dejado de ser normal.
¿Por qué se cae el pelo?
Las causas de la caída del cabello son variadas. Primero, la genética tiene mucho que ver. En segundo lugar se encuentran el estrés, la tensión y una alimentación deficiente como consecuencia de unos hábitos de vida desordenados. Los problemas como la caspa o la grasa también ayudan, ya que ambas afecciones pueden llegar a taponar el bulbo piloso hasta asfixiarlo.
También puede ocurrir que la pérdida de flexibilidad del colágeno, presente en los tejidos que rodean al bulbo piloso, provoque una tensión tal a su alrededor que los nutrientes del riego sanguíneo no sean capaces de alcanzarlo con alegría. Al no recibir el alimento adecuadamente, el bulbo se debilita y acaba por caer.
Las fases de crecimiento
Para entender qué pasa dentro de un bulbo capilar, te contamos cómo es el ciclo de vida de un cabello: durante la fase anágena se produce la formación del bulbo piloso. Dura hasta 3 años. Durante la siguiente, de regresión o catágena, la división celular se detiene. Este proceso dura aproximadamente un mes, y en él, el bulbo se prepara para caer. En tercer lugar, la fase telógena o de reposo dura unos 3 meses.
Para que te hagas una idea, el porcentaje de cabellos en cada una de las fases es: del 85% en fase anágena, del 2% en catágena y del 13% el telógena. La mayoría de los tratamientos destinados al fortalecimiento capilar se basan precisamente en la estimulación de los bulbos, de manera que haya la mayor cantidad posible de ellos en fase anágena, y la mínima en fase telógena.
Hoy por hoy, los complementos nutricionales son una de las mejores soluciones. Nuestra recomendación es comenzar a suplementarse al principio del verano. Así, cuando llegue el otoño, que es la estación más delicada para el cabello, este estará preparado para lo que se le venga encima.
Hábitos saludables
Al margen de factores genéticos y hormonales, la sensatez es la mejor aliada para contrarrestar muchos de los desequilibrios que repercuten en la salud, pero también en la belleza. Estos son algunos consejos que, como norma general, deberías intentar seguir:
Incorpora a tu dieta algún complemento nutricional o de vitaminas, sobre todo a la entrada del otoño. Si incorporas zinc y vitaminas del grupo B, mucho mejor.
Aliméntate de forma equilibrada y, si estás haciendo dieta, consulta con tu médico.
No te acuestes con el cabello mojado.
Cuando acudas a la peluquería, pide un masaje con el champú. Y en casa, no olvides darte uno suave cada día antes de irte a dormir. Hazlo con las yemas de los dedos y pequeños movimientos circulares, desde la nuca hasta el frontal, sin olvidar las sienes.
Intenta hacer deporte, y si la agenda no te lo permite, bastará con caminar 20 minutos al día a buen ritmo.
Tabaco y alcohol, ya sabes, lo mínimo posible.
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Sobre el autor:
Amelia Larrañaga
Amelia Larrañaga, periodista especializada en belleza, bienestar, actualidad y estilo de vida desde hace más de 25 años. Ha escrito para medios como Elle, Vogue, Woman, Yo Dona, Mujer Hoy, Elle Gourmet, Harper’s Bazaar y Cosmopolitan. Si no hubiera sido reportera, le hubiera gustado ser antropóloga o socióloga, por eso disfruta con ensayos que le ayuden a entender mejor al ser humano y su conducta, individual y en masa, o entrevistando a los expertos para sus artículos sobre psicología y tendencias sociales.