Las pensiones contributivas se revalorizarán el 8,5% a partir del 1 de enero de 2023, de acuerdo con lo que establece la Ley de reforma de las pensiones, es decir, en función del IPC interanual promedio entre noviembre del año en curso y diciembre del precedente. El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha publicado este miércoles el dato definitivo del IPC de noviembre, con lo que la citada media es del 8,46%, si bien el Gobierno tiene intención de redondearla al 8,5%.
Se trata de una subida histórica, un gasto extra de 12.750-15.300 millones de euros, que ha desatado una oleada de críticas y la advertencia de numerosos expertos e institutos de análisis, entre ellos el Banco de España, que alertan del peligro que este incremento del 8,5% tendrá en las cuentas de la Seguridad Social. Numerosas voces han pedido también que la subida no sea porcentual, sino lineal, e incluso que se excluyera a las pensiones de elevada cuantía.
Sin embargo, este 8,5% de incremento de las pensiones no es un chollo ni un privilegio, habida cuenta de que los pensionistas son más vulnerables económicamente, ya que la inmensa mayoría solo dispone de la pensión para vivir, y que más de la mitad de los pensionistas cobra menos de 1.000 euros mensuales, además de que existen 1,1 millones que ingresan entre 700-750 euros al mes, fundamentalmente mujeres. Unas cuantías muy bajas, que apenas bastan para subsistir y no alcanzan para llenar la cesta de la compra de cientos de miles de hogares pensionistas.
Además, ese 8,5% de revalorización de las pagas contributivas no es un regalo (la pensión es 'salario en diferido' en pago a las cotizaciones de toda la vida laboral) y el mantenimiento del poder adquisitivo de los jubilados es un mandato legal. Y, con suponer una subida importante, apenas servirá para compensar la inflación disparada que vienen sufriendo durante todo 2022, y que hace que los precios de los alimentos hayan crecido el 15,3% en noviembre en tasa interanual, lo que significa que están únicamente una décima por debajo del nivel récord alcanzado en enero de 1994. Según las estadísticas del INE, en torno a dos de cada tres puntos del repunte de la inflación en los 11 primeros meses de este año es culpa de los alimentos.
Este imparable encarecimiento de la cesta de la compra básica viene a agujerear aún más los bolsillos de los pensionistas, cuando faltan diez días para entrar de lleno en las fiestas navideñas, una época en la que suelen aumentar los precios debido al mayor gasto de las familias. De hecho, las carteras de la inmensa mayoría de los jubilados llevan muchos meses tiritando, debido a que la subida de las pensiones en 2022, que ha sido del 4,1% total para las contributivas (un 2,5% de subida general por el IPC medio anual y un 1,6% por desviación de la inflación respecto al año precedente, la famosa paguilla), palidece frente al 15,3% de alza general de los alimentos y se queda en nada en comparación con el 50,2% que se ha encarecido el azúcar y más del 30% de la leche o el aceite, por citar solo algunos de los productos que consumen a diario las personas mayores.
Fuente: INE
Algunos datos son elocuentes del empobrecimiento que afecta a los hogares pensionistas: en un solo mes, es decir, noviembre respecto a octubre, el aceite de oliva ha subido un 9% y el azúcar es un 5,7% más caro, lo que hace que apenas se note el alivio que supone el que la electricidad haya bajado el 14,6%.
Algunos productos suben 6 veces más que las pagas
La inflación de noviembre viene así a confirmar que los alimentos en conjunto han subido casi cuatro veces más que las pensiones en 2022, y que ciertos alimentos han subido seis veces más (por encima del 25%, frente al 4,1% de revalorización de las pensiones contributivas). Hay que recordar que la pensión media del sistema es de 1.094,02 euros, un jubilado cobra de media 1.258,84 euros mensuales y los perceptores de viudedad ingresan solo 781,16 euros mensuales.
Según los datos del Instituto Nacional de Estadística, entre los alimentos, destaca especialmente el encarecimiento del azúcar, las harinas, la mantequilla, el aceite, la leche o los huevos, que registran incrementos muy superiores al 25%, lo que constata que los bienes de primera necesidad han experimentado incrementos que los hacen prohibitivos para cientos de miles de hogares.
VARIACIÓN DE LOS PRECIOS DE CONSUMO (NOVIEMBRE 2022)
Fuente: INE (Pinchar en imagen para tamaño completo)
Estos son los productos que más se han disparado, según los datos del INE.
- Combustibles líquidos: 52,5% de subida en el último año.
- Azúcar: cuesta hoy el 50,2% más que hace un año.
- Harinas y otros cereales: el 37,6% más caros.
- Mantequilla: aumento del 37,5%.
- Aceite: 31,5% de encarecimiento frente a noviembre de 2021.
- Leche: el precio ha aumentado el 30,9%.
- Huevos: 27,1% más costosos que hace un año.
- Cereales: encarecimiento del 22,9% anual.
- Lácteos: 21,7% más caros.
- Patatas: cuestan hoy el 21,5% más que hace un año.
- Carne de ave:16,6% más cara.
- Pan: 14,9% de aumento anual.
- Legumbres y hortalizas frescas: 14,6%.
- Carne de vacuno y porcino: cuesta el 13,2% más.
- Pescado fresco y congelado: 10,9%.
- Café, cacao e infusiones: 10,3% más.
En el lado contrario de la balanza, es decir, productos y servicios que son hay más baratos que hace un año, se sitúan el transporte combinado de pasajeros (-38,7%);la electricidad (-22,4%); el transporte de pasajeros en metro (-18,2%); el transporte de pasajeros en autobús (-12,4%). Pero estos descensos respecto a noviembre de 2021 se explican por los efectos de los bonos gratuitos al transporte aprobados por el Gobierno para aliviar el bolsillo de los ciudadanos y que algunas comunidades autónomas han complementado con rebajas adicionales.
Sobrecoste de 830 euros/año en la compra
El aumento del IPC de los alimentos hasta el 15,3% interanual en noviembre supone un sobrecoste anual de 830 euros en la cesta de la compra, según cálculos de la OCU, que insta al Gobierno a reducir temporalmente el IVA al 0% a los alimentos de primera necesidad con un perfil nutricional saludable, entre ellos frutas, verduras, legumbres, arroz, pasta, carne, pescado, leche, huevos o pan.
Según la organización de consumidores, los alimentos disparados colocan a un amplio número de productos básicos en precios "difícilmente asumibles" por muchos hogares, como es el caso de la leche, aceites y grasas, huevos, pan o carne de ave. De hecho, los resultados de una encuesta sobre hábitos de consumo realizada por OCU en abril de este año ya advertían que el 21% de los hogares compraban menos carne y pescado y un 42% estaba empezando a sustituir sus productos habituales de primeras marcas por marcas blancas, lo que refleja las dificultades para llegar a fin de mes.
Asimismo, solicita una subida de los mínimos personales y familiares del contribuyente en el IRPF (y de las reducciones del trabajo y de autónomos), que corresponden a la parte de la base liquidable que, por destinarse a satisfacer sus necesidades básicas personales y familiares, no se somete a tributación, y que, según la OCU, no sea han actualizado desde el ejercicio 2015. "Una medida que beneficiaría automáticamente a todos los contribuyentes, pero sobre todo a pensionistas, familias con hijos a cargo y discapacitados", resaltan.
Los sindicatos piden "topar" productos clave
Tanto los sindicatos UGT como CCOO y USO coinciden en alertar del fuerte encarecimiento de los precios de los alimentos, denunciando que las empresas han subido los precios de modo generalizado y pidiendo al Gobierno que intervenga para topar el precio de productos clave para la ciudadanía. Según resalta Unai Sordo, secretario general de CCOO, casi la mitad de los productos de la cesta de la compra se han encarecido más de un 7%, por lo que pide "intervenir" en mercados "muy mediatizados por los oligopolios".
Pepe Álvarez, secretario general de UGT, señala que la moderación de la inflación general se debe, principalmente, al comportamiento del precio de la electricidad observado a partir de agosto, que se ha reducido a raíz de la introducción de medidas para topar el precio del gas y rebajar la factura eléctrica. Una política que "pone de relevancia la manera en que los mecanismos de control de precios resultan efectivos para reducir los mismos" y beneficiar con ello al conjunto de la ciudadanía.
Asimismo, USO pide al Gobierno que, al igual que reclama a las empresas responsabilidad y que apliquen subidas de salario que permitan a los trabajadores llevar una vida digna, "que actúe y blinde las pensiones en la Constitución". Por ello, el sindicato saldrá a la calle en Madrid este sábado 17 de diciembre, junto con la Mesa Estatal por el Blindaje de las Pensiones (MERP), para exigir la subida de los salarios y que las pensiones públicas sean un derecho fundamental para que no puedan ser privatizadas ni recortadas.
Sobre el autor:
Pepa Montero
Pepa Montero es redactora especializada en temas de economía. Ha trabajado en medios como El Economista y La Gaceta de los Negocios. Es autora del libro de relatos La casa de las palmeras (Azul como la Naranja, 2013).