El ministro de Inclusión y Seguridad Social, José Luis Escrivá, ha desvelado que, en efecto, pretende aumentar los años que se toman en cuenta para calcular la pensión, y así lo ha planteado a los sindicatos UGT y CCOO, y a las patronales CEOE y CEPYME, sus interlocutores en la Mesa de Diálogo Social. El ministro quiere ampliar los años de cómputo, desde los 25 actuales hasta los últimos 30 cotizados, pero eligiendo los 28 mejores de entre esos 30.
El plan ha levantado ampollas en el propio Gobierno, ya que tanto la vicepresidenta Yolanda Díaz, como el socio de coalición, Unidas Podemos, consideran que tal medida supondría endurecer el acceso a la jubilación, recortar derechos y rebajar la cuantía de las pensiones de los futuros jubilados.
A falta de conocer todos los detalles de la propuesta de Escrivá (la idea inicial es que se aumenten cinco meses por año entre 2027 y 2038, eligiendo tres de ellos), también los sindicatos se oponen, por entender que no es una reforma necesaria, y además se extralimita, pues se salta las recomendaciones del Pacto de Toledo. Un aspecto en el que coincide la patronal CEOE, que ve extremadamente difícil poder acordar esta segunda fase de la reforma antes de fin de 2022.
"Recorte seguro" de la pensión futura
Los movimientos y plataformas de pensionistas rechazan por completo el plan del ministerio, porque aseguran que provocaría un recorte de la pensión futura en la gran mayoría de los casos, ya que al tomar en cuenta 30 años se contarían varios años del inicio laboral, cuando los sueldos son más bajos. Aunque la situación del mercado laboral ha cambiado en los últimos 10-20 años, todavía hoy los salarios son más elevados en la parte final de la carrera profesional del conjunto de las personas.
El recorte de la pensión se da por seguro. De hecho, el Banco de España estima que el último aumento del periodo de cálculo, cuando se pasó de 15 años a los actuales 25 (ha sucedido de modo progresivo entre 2013 y 2022), ha causado una disminución del 5% en el importe de las pensiones. Otras proyecciones, como las del Observatorio de Pensiones de Willis Towers Watson, realizado en colaboración con las universidades de Valencia y Extremadura, prevén que contabilizar 35 años cotizados disminuiría la paga inicial un 8,6%. La variable más relevante, según este estudio, es la duración de la carrera laboral, ya que las personas con carreras cortas verían disminuir su pensión un 15% frente a aquellas con carreras largas (equivalente a más de 43 años y 8 meses cotizados), que sufrirían la mitad de reducción (7,5%).
Expertos y asociaciones de pensionistas coinciden en que, entre los grandes afectados por la extensión del cálculo, estarían las mujeres: sufrirían un fuerte golpe en su pensión futura, ya que tradicionalmente tienen unas carreras laborales más cortas (debido en la mayoría de los casos al cuidado de los hijos) y perciben sueldos muy inferiores a los de los hombres. Lo explica la profesora titular de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social en la Universidad Carlos III y ex viceconsejera de Empleo de la Comunidad de Madrid, Eva Blázquez: "Si para calcular la pensión, nos retrotraemos al principio de la carrera laboral, es muy probable que se nos reduzca la pensión futura. Y existe otro problema, el de las lagunas de cotización, puesto que, cuanto más tiempo cotizado se tome en cuenta, más lagunas de cotización van a existir, y en estos casos, las más perjudicadas serán las mujeres, que tenemos unas carreras más irregulares que los hombres, fundamentalmente por los años de cuidado de los hijos".
Para compensar el efecto pernicioso sobre las pensiones de las mujeres, el plan de Escrivá propone introducir un mejor tratamiento de las lagunas de cotización de las mujeres, según fuentes ministeriales.
Saldrían beneficiados...
Sobre el papel, y a falta de conocer los detalles y las posibles modificaciones que se introduzcan en la negociación con sindicatos y empresas, saldrían beneficiados aquellos trabajadores expulsados del mercado laboral en el último tramo de su carrera de cotización, ya que podrían descartar dos años de malas contribuciones a la Seguridad Social, o los meses de cobro de la prestación del desempleo, o directamente, dejar fuera aquellos periodos en los que ni trabajaran ni percibieran subsidios.
En este caso están, por ejemplo, numerosos trabajadores de 40-50 años que se quedaron en paro, sufrieron ERE o ERTE en la crisis de 2008 y que en los años siguientes, o bien no encontraron otro empleo o tuvieron que aceptar trabajos con un nivel salarial muy inferior. Si se les aplicaran, de modo progresivo, 30 años de cotizaciones, pudiendo escoger 28, les sería posible elegir los periodos con mejores cotizaciones, con lo cual, mejorarían su pensión.
Precisamente, uno de los argumentos que sostiene el Gobierno es que contar más años protege mejor ante carreras laborales irregulares, que cada vez son más frecuentes. En este sentido, los cálculos del Ministerio de Seguridad Social constatan que "el nuevo sistema (pasar de 25 a 30 años, eligiendo los 28 mejores de entre 30 años para el periodo de cómputo) protege mejor las pensiones de los nuevos entrantes en el mercado de trabajo" ante carreras laborales en las que ya no siempre se gana mayor sueldo en la recta final laboral.
Para Enrique Devesa, profesor titular de Economía Financiera y Actuarial de la Universidad de Valencia e investigador del IVIE, en principio, "subir a 30 años el periodo de cómputo de la carrera laboral es positivo para el sistema. El problema es eliminar dos años, con lo cual no se gana en contributividad. Van a salir beneficiados aquellos que tengan periodos cortos de desempleo y quienes reciban salarios altos al inicio de su carrera laboral".
A su vez, José Antonio Herce, doctor en Economía y socio fundador de LoRIS Retirement, argumenta que la ampliación del periodo de cálculo "no necesariamente tiene que suponer un recorte de pensión generalizada para todos los futuros jubilados. A los trabajadores cuya curva de salarios es descendiente con la edad, permitirles escoger los mejores años (descartar los peores) les beneficiará. Y el que pierde es el sistema de Seguridad Social".
Según un análisis que acaba de elaborar el Observatorio de Pensiones de WTW, saldrían beneficiados quienes tienen carreras laborales medias-largas, más que aquellos con carreras laborales muy largas, porque la ampliación a 30 años no les supone más lagunas de cotización y el descarte de dos años parece que beneficie menos a los que tienen carreras laborales muy largas, tal vez porque sus bases son más estables que los de carrera laboral media. Las personas con carreras cortas salen perjudicadas porque la ampliación les supone más lagunas. Los que mayor aumento de la pensión obtienen están localizados en el tercer cuartil, con un incremento del 0,60%.
El estudio de WTW sugiere que la ampliación planteada por Escrivá beneficiaría asimismo a quienes tienen carreras laborales irregulares, frente a quienes las tienen estables; y quienes tienen bases reguladoras bajas, posiblemente porque tienen carreras más irregulares. También los autónomos, que se podrán descartar dos años, en muchos casos evitando bases de cotización igual a cero, con lo que mejoran la pensión. Asimismo, los hombres, dado que el tener carreras laborales más largas parece que pesa más que tener carreras laborales más estables; concretamente, el aumento de la cuantía de la pensión inicial es de 0,44%, frente a una disminución, en el caso de las mujeres, de 0,86%.
Sobre el autor:
Pepa Montero
Pepa Montero es redactora especializada en temas de economía. Ha trabajado en medios como El Economista y La Gaceta de los Negocios. Es autora del libro de relatos La casa de las palmeras (Azul como la Naranja, 2013).