Como cada año, los datos de déficit público y en concreto el de la Seguridad Social generan un gran revuelo que enciende las alarmas sobre la sostenibilidad del sistema. En un contexto además, salpicado por una pandemia mundial, no iba a ser menos. Y es que las medidas adoptadas para mitigar la Covid-19 y sus efectos coyunturales, han disparado el déficit público de todas las administraciones públicas en 2020 hasta el 10,09% del PIB. El impacto ha sido especialmente notable en las cuentas de la Seguridad Social, que ha registrado el mayor desfase presupuestario de su historia llegando hasta el 2,65% del PIB en 2020, lo que equivale a un total de 29.685 millones de euros –cuando el año anterior no llegaba a los 20.000 millones de euros–, según explicaba esta semana la ministra de Hacienda, María Jesús Montero.
Todo ello en un año de pandemia en el que se han producido exoneraciones a trabajadores en ERTE y autónomos, se han subido las pensiones un 0,9% o se ha puesto en marcha el Ingreso Mínimo Vital. Es decir que ha habido menos recaudación y más desembolsos, pero también se han producido transferencias extraordinarias a la Seguridad Social por la Covid de más de 20.000 millones euros. Por su parte el ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones publicaba también su propio balance de ingresos y gastos del sistema, registrando un saldo negativo de 15.000 millones de euros en sus cuentas de 2020. Estos datos, según explican los economistas consultados por 65ymás, se refieren únicamente a operaciones no financieras e incluyen transferencias y otras partidas que han podido reducir los desajustes, por lo que la visión que da es "menos real".
Por esta razón los expertos creen más oportuno tener en cuenta los datos de déficit ofrecidos por Hacienda para analizar la situación actual del sistema de pensiones, que califican de "preocupante", pero no terminal. Así, niegan en rotundo que se vaya a producir una "quiebra" del sistema de la Seguridad Social como señalan algunos medios, pero sí llaman a hacer cambios profundos a largo plazo para hacer frente a las pensiones del futuro, más allá del traslado de los gastos impropios comprometidos en los Pactos de Toledo.
Fondos de la Seguridad Social: Incrementan su déficit hasta el -2,65% del PIB
Fuente: Ministerio de Hacienda
El impacto podría haber sido peor
Los expertos señalan que las cifras encajan con lo esperado y que incluso podrían haber sido peores teniendo en cuenta el contexto de pandemia. Algunos como Jose Antonio Herce, miembro del Foro de Expertos del Instituto Santalucía (@santalucia_inst) vaticinaban hace unos meses que el agujero de la Seguridad Social llegaría a los 40.000 millones de euros. "Me cuadra más 30-35.000 millones con los cálculos que hemos hecho y que el propio ministro Jose Luis Escrivá reconocía, asegurando hace unos meses que el déficit podría llegar al 2% del PIB", señala.
"No hay que olvidar que estas cuentas públicas incluyen las enormes transferencias a la Seguridad Social para hacer frente a la situación extraordinaria de pandemia como el pago de ERTES, etc. ¿Qué hubiese pasado sin ellas?", se pregunta. Por su parte, Anatolio Díez, secretario general de UGT Jubilados y Pensionistas (@UGT_Comunica) no se sorprende por los datos en la coyuntura actual y llama a entender las medidas extraordinarias como inversiones y no como "gastos". "¿Alguien esperaba que en la situación actual, provocada por la pandemia mundial que sufre nuestra aldea global, los datos macroeconómicos fueran brillantes?", cuestiona.
Fondos de la Seguridad Social por subsectores
Fuente: Ministerio de Hacienda
La quiebra es "técnicamente imposible"
Respecto a la hipotética quiebra del sistema los expertos coinciden en que es técnicamente imposible porque cuenta con una gran masa de cotizaciones a largo plazo y el Estado no lo permitiría. "La Seguridad Social no ha dejado de pagar ni un euro en pensiones y no lo hará nunca" asegura Herce, socio fundador de LoRIS (Longevity and Retirement Income Solutions), pero ve necesario advertir que el sistema de pensiones va a tener cada vez más coste y habrá que ir pensando en qué hacer cuando desaparezca la Covid. "Lo de la quiebra del sistema es pura demagogia, no hay que meter miedo a los pensionistas, lo que hay que hacer es pensar en cómo equilibrarlo para el futuro", opina el miembro de Economistas sin Fronteras (@EconomiaJusta) y ex-rector de la UNED (@UNED), Juan Gimeno.
Por su parte el profesor Enrique Devesa, miembro del Grupo de Investigación en Pensiones y Protección Social de la Universidad de Valencia e investigador asociado del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (@Ivie_news), aclara que "si la Seguridad Social fuese una empresa privada podría considerarse que "está quiebra", porque lleva desde 2010 con déficit anuales muy elevados". Pero como no lo es, y cuenta con el "aval" del Estado, eso es imposible". El mismo punto que sostiene Pablo Sanz, profesor de Derecho Mercantil de la Universidad Pontificia de Comillas/ICADE (@UCOMILLAS) quien sostiene que "es un extremo al que no se va a llegar nunca. Antes se recurrirá a reformas o ingresos vía impuestos, trasferencias o deuda. Lo que habrá que pensar es si es asumible".
Pero es urgente revertir el déficit lo antes posible
Lo que sí matiza Devesa es que la Seguridad Social "no puede seguir con un déficit tan elevado durante otros 30 años más, tal como el propio Ministerio de Seguridad Social ha reconocido. Se puede decir que la actual situación hay que revertirla lo antes posible", urge. "El efecto del Covid en el sistema de pensiones ya se ha empezado a notar en el dato de déficit contributivo, al pasar de unos 20.000 en 2019 a unos 30.000 millones en 2020, pero el efecto se seguirá manifestando el próximo año y los siguientes".
Eso es así porque "las cotizaciones de los desempleados actúan como un mecanismo anticíclico, que ha suavizado el efecto del déficit en 2020 y también lo hará –al menos parcialmente– en 2021, cuando empiecen a dejar de percibir las prestaciones de desempleo. Es decir, aún no ha aflorado todo el problema ocasionado por esta importante crisis que aún seguimos sufriendo", apunta Devesa. Un punto en el que coincide Herce que considera que tras la Covid, el problema saldrá por otro sitio. "Habrá que recurrir a nuevas fuentes de financiación y deuda que desvirtuarán el sistema, por lo que hay que repensar cómo reformularlo, pero de manera radical, "no basta con el Pacto de Toledo", opina.
Fuente: Europa Press
"El problema no son los ingresos sino la longevidad"
El catedrático en Economía Aplicada de la UNED Juan Gimeno señala que el problema realmente no está en los ingresos sino en la mayor longevidad de la sociedad española "que lleva a recibir pensiones más altas durante más años que para lo que estaban inicialmente diseñadas". Así, opina que lo fundamental es "abrir un debate sobre una reforma fiscal y cuánto porcentaje del PIB estamos dispuestos a destinar a pensiones". Pero sobre todo llama a tener una visión global de las cuentas del Estado, sin circunscribir solo el pago de las pensiones a la Seguridad Social, porque las partidas pueden venir por otra vía.
Un punto similar al que propone Pablo Sanz, de Comillas/ICADE quien sostiene que "el problema no está en la Seguridad sino en el Estado español. No nos centremos tanto en de dónde sacamos los recursos sino en cómo deberíamos adaptar la estructura económica del país a un futuro con cada vez más pensionistas y más longevos". Un cambio de modelo productivo que también exigen desde sindicatos como UGT que llaman a "emplear con criterio los fondos europeos en la digitalización de nuestra industria como base para crear un sólido mercado laboral que ayude a equilibrar las cuentas de la Seguridad Social y asegurar el mantenimiento del poder adquisitivo de las pensiones".