Innovación en los cuidados

Los nuevos modelos de residencias para mayores: hay vida más allá del cohousing

Pablo Recio

Lunes 28 de febrero de 2022

ACTUALIZADO : Lunes 28 de febrero de 2022 a las 6:05 H

8 minutos

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En 2050, los mayores serán más del 30% de la población española, lo que supone que aumentará exponencialmente el número de dependientes y de personas que sufren de soledad no deseada, vista la evolución de la demografía en los últimos años.  

Por ello, la revolución de los cuidados se hace imprescindible y tendrá que pasar por una reforma del sistema de residencias de mayores, aunque no basta sólo con eso. También es urgente fomentar la creación de viviendas accesibles y adaptadas a mayores para velar por la autonomía personal durante el mayor tiempo posible y para combatir la soledad, al mismo tiempo. 

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Foto: Levittbernstein.

 

Y es que cada vez es mayor el número de personas que deciden recurrir a una modalidad de vivienda colaborativa en la que poder envejecer con calidad de vida. Un modelo, aún incipiente en España pero que, poco a poco, va desarrollándose. 

Así, los hay de todo tipo, desde edificios enteros con servicios integrados tipo cohousing –lavandería, auxiliares, cocina, etc.– hasta casas intergeneracionales –en las que viven estudiantes y mayores–, pasando por pisos compartidos sólo para personas de más de 65 años, mujeres mayores, colectivo LGTBI o según la profesión –de músicos, artistas, etc.–.

Incluso, hay fórmulas de acogimiento familiar en las que la persona mayor se muda a un domicilio ya habitado por otras personas. 

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Foto: levittbernstein. 

 

"Las viviendas colaborativas (collaborative housing, o simplemente cohousing) son un tipo de comunidades intencionales autopromovidas, autogestionadas y diseñadas de forma participativa por las personas que desean compartir vida en lo que podríamos denominar un buen vecindario", explica en un artículo el miembro del Equipo de Liderazgo de la SEGG (@seggeriatria) y de la asociación Jubilares, Javier del Monte Diego, que matiza "las viviendas colaborativas no son lucrativas (a saber para quién) minipisos, tampoco residencias precarizadas ni pisos compartidos".

"El reto está en que exige esfuerzo, el de la construcción colectiva, el acuerdo con otras personas, la escucha empática de necesidades de unas y otras personas, la persecución del consenso… Dice un proverbio que quien camina solo va más rápido, pero si se camina juntos se llega más lejos. Es por ello que el cohousing va dando pasos lentos en nuestro país; vamos despacio, pero dejando huella. Y también es por ello que no es un modelo que valga para todos; no porque esté vetado a ninguna persona en especial, sino porque cada persona decidirá qué ritmo y qué intensidad, dónde y con quién quiere encontrar el hogar significativo para ella", prosigue.

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Foto: ericwright.

 

"El volumen de servicios que va a necesitar nuestro país va a ser enorme. Eso nos obliga a redefinir cómo queremos cuidar a los mayores", expone el secretario general de la patronal de la dependencia AESTE (@AESTE_oficial), Jesús Cubero, que continúa: "Y el futuro pasa por retrasar la institucionalización. Eso implica ayuda a domicilio y teleasistencia, más ciertas ayudas como lavandería y alimentación. Que dentro de esas nuevas fórmulas, además de las residencias, hay nuevos servicios como el cohousing, pues creo que todo lo que pueda ser ofrecer una alternativa es bienvenido. Eso sí, hay que regular muy bien el asistente personal, las residencias y la ayuda a domicilio". 

"Yo conocí ese modelo, en Suecia, en 2001, con ocasión de un viaje que organizó Inforesidencias. Para que se entienda, íbamos a ver residencias y nos enseñaron complejos de apartamentos con servicios. Nos decían que llevaban años cerrando plazas, porque lo que se demandaba eran este tipo de servicios. A pesar de todo, hay que comprender la sociedad sueca. Tienen un modelo de propiedad muy distinta, el 50% de la población está en régimen de alquiler. Así que a una persona mayor, si le ofrecen que cambie de vivienda, no le cuesta más de 15 días. Dejan una y se van a otra. En España, todo español tiene metido un ladrillo entre sus neuronas", se lamenta el presidente de la Federación Empresarial de la Dependencia (@FEDdependencia), Ignacio Fernández-Cid, que entiende que este modelo podría ayudar mucho a combatir la soledad no deseada, aunque no en su vertiente de piso compartido o intergeneracional, sino más en la forma de cohousing con zonas individuales de unos 50 metros cuadrados más parecidas a hogares y con servicios incorporados.

"Los mayores, dependientes o no, necesitan más ayudas específicas: suelos antideslizantes, puertas correderas, no tener bañeras y requerimientos concretos como que no haya caldera, detectores de incendios, una plaza de parking y otros servicios de restauración, un gimnasio, biblioteca, salón, etc.", justifica.

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Foto: egebakken.

 

"En este momento, el mundo de los servicios e iniciativas para mayores es el de la diversidad. Las hay muy variopintas. Muchas vienen del entorno privado que cuentan con el apoyo de la administración local, que cede terrenos", cuenta por su parte la gerontóloga y miembro del Comité de Expertos de 65YMÁS, Mayte Sancho.    

Eso sí, puntualiza, estas modalidades no tienen por qué "conllevar vender la vivienda" que se tenía antes. "Por ejemplo, en el Reino Unido protegen los cambios de vivienda o ayudan a que la propiedad se pueda alquilar y con ese dinero pagar un alquiler y servicios a medida", cuenta. 

Y tampoco este tipo de soluciones habitacionales implican tener que entenderse bien con todo el mundo ni vivir en comunidad, puesto que el cohounsing "no es para todo el mundo".

"Ha pasado en Dinamarca. Muchos proyectos que implicaban proyectos de vida en común han tenido problemas y luego han derivado en viviendas con convivencia pero que están más desligadas. ¿Por qué? Porque cuando tienes 75 años el tener que asumir ciertas obligaciones o compromisos puede generar dificultades. Las alternativas de viviendas son para todos, pero el cohousing exige un proyecto común", concluye. 

Sobre el autor:

Pablo Recio

Pablo Recio

Pablo Recio es periodista especializado en salud y dependencia, es graduado en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid y comenzó su carrera profesional en el diario El Mundo cubriendo información cultural y económica. 

En 65Ymás, ha contado el drama vivido en las residencias durante la pandemia y ha sacado diferentes exclusivas de impacto como 81 menús de residencias de mayores, a examen: "Baja calidad nutricional y abuso de procesados"que fue citado en una comisión de investigación en la Asamblea de Madrid. 

Además, fue cofundador de la radio online Irradiando y cuenta con un máster en Gobernanza y Derechos Humanos por la Universidad Autónoma de Madrid y otro en Periodismo por el CEU San Pablo/Unidad Editorial. 

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