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Las residencias del futuro serán más pequeñas, contarán con habitaciones individuales, se dividirán en unidades de convivencia, tendrán un número mayor de trabajadores, ofrecerán actividades personalizadas a los usuarios, se construirán cerca de entornos verdes, saludables, sostenibles y ecofriendly a ser posible y se asemejarán a hogares y no tanto a hoteles u hospitales.
Al menos, eso es lo que pretende el Gobierno con su plan para modificar el sistema de cuidados que se ha comenzado a implementar en 2021.
Sin embargo, este cambio no supone una verdadera revolución de los cuidados, sino más bien un intento de equiparación del sistema asistencial español al que existe ya en otros países como los del norte de Europa.
El verdadero cambio, que marcará un antes y un después, tiene que ver con la tecnología, que revolucionará el modo en el que se presta la asistencia a las personas dependientes, tanto en sus domicilios como, en caso de ser necesario, en las residencias.
Y es que en el futuro quizá no haga falta un gran número de trabajadores para atender a los mayores, gracias al desarrollo de la robótica.
Es más, actualmente, en España existen decenas de proyectos piloto de robots que asisten a mayores en residencias o que luchan contra la soledad –inteligencia artificial–, si bien es cierto que aún no pueden remplazar la labor de un auxiliar, pero sirven ya de apoyo puntual o como escaparate de lo que está por venir cuando se democratice su uso y se perfeccione la tecnología. Por ahora, ya pueden realizar labores físicas sencillas, responder a dudas no complejas y se están creando modelos que podrían dar incluso conversación.
Y no sólo vendrán robots. Hay otros cambios que ya se están dando y que están siendo revolucionarios. Por ejemplo, gracias a la domótica, el dependiente puede realizar acciones que físicamente le son complejas sin ayuda y sólo con apretar un mando. Además, gracias a los detectores de diferente tipo se le puede realizar un seguimiento en tiempo real para velar por su bienestar y evitar accidentes.
Y en tercer lugar, otro de los avances que supondrán un antes y un después es la telemedicina, que permitirá el estudio de las constantes del paciente y una atención inmediata, algo, que podría ayudar a realizar un acompañamiento médico 24/7 del usuario hasta el final de su vida.
"Creo que la telemedicina es ya un hecho y va a tener un desarrollo enorme. Y evidentemente, en nuestro sector, residencias y ayuda a domicilio, se va a desarrollar una barbaridad. Tenemos grandes limitaciones de recursos humanos y muchas consultas se pueden resolver de esta forma. Eso ya se está aplicando y existen soluciones tecnológicas y plataformas que se están desarrollando", señala el presidente de la Federación Empresarial de la Dependencia (@FEDdependencia), Ignacio Fernández-Cid.
"Además, con la domótica, actualmente hay detectores de todo. Los hay de movimientos, para que lancen una alarma si se ha levantado la persona. Y también los hay de humedad, para ver si la persona se ha orinado y hay que cambiarle, por ejemplo. La domótica es un hecho y para todas esas personas que quieren seguir viviendo en su domicilio será una ayuda importante. Además, seguro que también es aplicable a las residencias", indica.
Eso sí, el presidente de la FED todavía no vislumbra robots que cuiden de las personas dependientes en el futuro. "Eso está muy lejano", afirma. "No tengo una bola de cristal. Hoy por hoy es inimaginable, pero tantas cosas lo son y luego las tenemos incorporadas que, claro, nadie puede decir de este agua no beberé", sostiene.
No obstante, advierte, lo que no se podrá es sustituir el contacto humano, matiza, puesto que es necesario y se ha visto en la pandemia.
"Es imprescindible con las personas dependientes. No sólo es cuidar, asear, vestir, etc. También es importante el calor humano y para poder sustituir a la persona, falta todavía mucho mucho tiempo", opina.
"Creo que más que jugar a películas futuristas y pensar que nos van a atender robots y que tendremos mil gadgets que nos facilitarán la vida creo que los cuidados tienen que tener un componente humano imprescindible", comenta por su parte el secretario general de la patronal de la dependencia AESTE (@AESTE_oficial), Jesús Cubero.
"De hecho, los profesionales españoles y latinos son apreciados en Europa por el componente humano, porque saben sonreír, por la dulzura, etc. Eso hace que seamos igual de profesionales que los suecos, pero que obremos de forma más amable", añade.
Por ello, Cubero se conforma, por ahora, con avances más modestos. "Con que pudiésemos tener una historia clínica entre el sistema sanitario y el de atención a la dependencia me conformaría. Parece de ciencia ficción, pero realmente es sencillo. En lugar de tanto robot eso sería mejor. Mejoraría la atención de los mayores", apostilla, si bien conviene en que la verdadera revolución vendrá por "la telemedicina".
"Una atención a distancia evitando desplazamientos facilitaría mucho todo. Los grandes avances vendrán de ahí. Tenemos mucho por ganar. Del resto de casos, el tener un detector de incendios o caídas, que avise, es importante, pero esos cambios ya están", concluye.
Con todo, en lo que todos coinciden es que todo cambio y ayuda es bievenida en un sector que cada vez crece más y que deberá dar un servicio con unos recursos humanos limitados a millones de dependientes en 30 años cuando todo el baby boom envejezca.