El radar es el sistema que utiliza la Dirección General de Tráfico (DGT) para detectar los excesos de velocidad de los vehículos y multar a los conductores por no respetar los límites establecidos.
En España, según los últimos datos publicados por el organismo en 2022, hay 780 radares fijos, 1.325 radares móviles y 92 radares de tramo repartidos por toda España, aunque su objetivo es seguir ampliando estas cifras en los últimos años, según explican desde la página web de RACE.
Las cámaras de los radares graban de manera continua la circulación, y son capaces de identificar la matrícula de cada vehículo a la entrada y salida del tramo, y calcula la velocidad media del mismo.
Hay algunos radares señalizados o aplicaciones como Google Maps avisan de su presencia, exista o no advertencia previa en forma de señal.
Independientemente de esto último, si el radar detecta un exceso de velocidad, te llegará una multa por no haber cumplido con las normas de circulación.
No obstante, existen una serie de situaciones excepcionales por las que, a pesar de haber excedido el límite, no podrán multarte. La DGT aclara cuáles son:
Si el radar está averiado
Si no funciona bien, puede que no registre la velocidad exacta por fallos del propio aparato, y, por lo tanto, la multa no sería válida.
Si contradice la señalización
Los radares pueden ser contrarios a la señalización establecida en dicho tramo.
Si no hay imágenes suficientes
Para que la multa se haga efectiva, tiene que haber imágenes suficientes. En concreto, dos fotogramas de ángulos distintos que corroboren la infracción. En caso de no haber, la multa tendrá que cancelarse.
Margen de error
Los radares contemplan un margen del error que determina si se multa o no.
Datos erróneos
El radar puede fallar como explicado, pero la persona que redacta la sanción también. Esto se traduce en poner mal los datos de la matrícula o del conductor, y en que nos llegue una sanción que no nos corresponde.
Cómo saber si hay un radar oculto tras los paneles informativos de la DGT
Se sabe que la DGT esconde estos aparatos de la vista de los conductores, pero hay veces que aunque no los veamos, sí que podemos saber que están ahí. ¿Cómo? Muy sencillo. Solo hay que fijarse en los paneles informativos que se encuentran repartidos a lo largo de las vías, y que suelen emitir mensajes con recordatorios de las normas de seguridad.
Si cerca de la estructura donde está instalado este panel hay una escalera para poder acceder a la parte más alta de la estructura, hay un radar. Esto es así porque los aparatos tienen que revisarse periódicamente y los revisores necesitan poder llegar hasta la altura donde están colocados, de ahí, la escalera. Eso sí, es mejor que sea el copiloto quién se fije en la presencia o no de la escalera, para no desviar la atención de la carretera.
Por otro lado, si el radar fijo está colocado en esta estructura, la DGT deberá avisar previamente con señales de que se encuentra en dicha posición.
El radar Velolaser
El radar Velolaser de la Dirección General de Tráfico (DGT) se ha ganado el adjetivo de invisible porque, a pesar de estar por todas partes, es muy difícil de percibir.
Estos pequeños aparatos móviles, que apenas miden medio metro y pesan dos kilos, se suelen colocar en carreteras convencionales, donde el máximo de velocidad son de 90 km/hen las vías con un carril por sentido, y en las que tienen más de un carril y no se puede circular a más de 100 km/h.
Estos radares pueden operar colocados sobre un vehículo (en el salpicadero de un coche o en el asiento de una moto) o en un trípode. Además, la DGT suele situarlos en pórticos, o guardarraíles, donde son prácticamente imperceptibles, porque además no tienen por qué estar señalizados.
Otra de sus características es que su batería dura casi cinco horas y se pueden controlar por wifi.
En España hay unas 60 unidades repartidas a lo largo del territorio nacional desde que se comenzaron a probar en 2018, y actualmente funcionan en algunos tramos de la A-6 de A Coruña, la A-5 de Madrid o en Sant Boi de Llobregat (Barcelona). No obstante, al tratarse de radares móviles, hay que tener presente que su ubicación puede cambiar.
La diferencia entre el Velolaser y los otros radares
La diferencia entre estos radares y otros, es que trabajan con los cambios de frecuencia que sufren las ondas sonoras según la fuente de emisión y el receptor se alejan o acercan. En otras palabras, estos aparatos son capaces de detectar de manera más precisa el exceso de velocidad, gracias también a la tecnología láser.
Su margen de error es de 5 kilómetros en las zonas en las que hay que circular a no más de 100 km/h, menor que el de los cinemómetros fijos y móviles, que es de 7 kilómetros. En el caso de los helicópteros y radares de tramo, el margen es del 10% de la velocidad.
Cuando detectan que un conductor ha traspasado el límite de velocidad, mandan de forma inmediata toda la información, incluida una fotografía al dispositivo más cercano de los agentes de Tráfico, que se encargan de redactar e interponer la sanción.
Estos nuevos radares, al igual que el resto, están distribuidos por toda España, aunque de manera muy desigual. Madrid, Sevilla, Baleares y Alicante, son las que más tienen. Mientras que Soria, Ávila y Santa Cruz de Tenerife son las que menos radares tienen.
Sobre el autor:
Laura Moro
Laura Moro es graduada en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad Carlos III de Madrid, y está especializada en temas de salud y género. Su trayectoria profesional comenzó en Onda Cero Talavera.