Carlos Blanco Cocho
Motor
El peligroso efecto pantalla que produce el viento al conducir: así puedes evitarlo
Viento y conducción: las claves de la DGT para evitar cualquier accidente
Pocas circunstancias provocan más peligro en la carretera que el viento. Las fuertes rachas superan con creces la resistencia de la dirección de coches y demás vehículos, provocando salidas de vía, colisiones laterales y accidentes de toda clase. Aumenta enormemente el riesgo de tener algún percance y, por ello, hay que tomar todas las precauciones posibles. Especialmente si el viento viene acompañado de otros fenómenos como la lluvia o la nieve.
Antes de ponerse a conducir hay que cerciorarse de que todo se encuentra en perfectas condiciones. Con el viento, los neumáticos juegan un rol fundamental. Su presión debe estar en el punto exacto y el dibujo de la goma tiene que ser visible. Si no, corremos el riesgo de perder una tracción importantísima, un aliado ideal para evitar que nuestro vehículo se mueva de carril sin control.
¿Qué es el efecto pantalla?
Fuente: DGTCuando conducimos en un día especialmente ventoso, existen ciertos momentos en los que el peligro va a aumentar exponencialmente. Cuando salimos de un túnel, cuando rebasamos otro vehículo -especialmente si es voluminoso- o cuando cruzamos un puente, el viento puede golpear con más violencia y la impresión puede provocar un percance. Esto es lo que se conoce como efecto pantalla.
Son numerosos los casos en los que esta circunstancia ha acabado por provocar salidas de carril inesperadas, colisiones entre vehículos o, incluso, siniestros realmente trágicos.
Para poder evitarlo, lo más importante es la preparación. Cuando nos aproximemos al final de un túnel, por ejemplo, debemos agarrar con fuerza el volante e incluso estar alerta para inclinarlo levemente hacia uno de los lados.
Por ello, si hay viento, ten especial cuidado con el efecto pantalla.
Además, en un tuit, la DGT ha recopilado todos los consejos relacionados con el momento de ponerse a conducir. Seguirlos puede ser una buena decisión en circunstancias normales, pero, si el viento se torna demasiado violento, esta opción se convierte en una necesidad imperiosa si queremos mantener la seguridad vial.
Aminorar velocidad y aumentar la distancia de seguridad
Cuánto más viento haya y más rápido vayas, más posibilidades habrá de que pierdas el control del vehículo. Y si a eso le añades una distancia de seguridad insuficiente con los demás coches, son muchos boletos adquiridos.
Usar marchas cortas
Necesitamos maniobrar con presteza en caso de que veamos algún problema. Ante un cambio de carril inesperado por parte de otro vehículo, una marcha más corta aminorará el tiempo de reacción y hará que controlemos mucho mejor el coche.
Sujetar el volante con firmeza pero sin brusquedad
Las súbitas ráfagas pueden pillarte en un momento de relajación, en un instante en el que no estés ejerciendo la fuerza necesaria sobre el volante. En esos casos, lo más seguro es que tu vehículo se desplace unos metros. Para evitarlo, dos manos en el asidero, sujetando firmemente.
Esto no significa que seas brusco. Cualquier movimiento repentino puede llevar el coche en la misma dirección del viento y hacerte perder completamente el control. Cuando veas que se da la alerta por rachas, evita cualquier volantazo.
Más descansos
Además de todo ello, si estamos haciendo un viaje largo, se aconseja parar y descansar más a menudo. La conducción con viento resulta bastante más estresante y fatigosa que la de circunstancias normales y, por ello, requiere recesos menos espaciados y más prolongados, tal y como recomienda la revista Cesvimap.
Las hojas, más peligrosas de lo que parecen
Es costumbre admirar las hojas caídas en estos meses invernales. Y, aunque ofrecen un panorama muy relajante, su presencia en la calzada no es inocua. Pueden llegar a ser muy peligrosas. Cuando circulamos encima de ellas, perdemos muchísima tracción y cualquier frenazo puede acabar en un peligroso derrape. Igual que si resbalaramos sobre hielo. Además también pueden ocultar baches, badenes u otros obstáculos.