Rosa Roch
Rosa Roch es redactora especializada en temas de salud, alimentación y gastronomía.
… saber más sobre el autorA la hora de adquirir un coche podemos optar por la comprar o el alquiler. En el caso del alquiler, que es el que nos ocupa hoy, podemos elegir entre tres opciones: el renting, el leasing y el coche por suscripción. Las tres formas nos permiten adquirir un coche por un determinado tiempo pagando una cuota mensual, pero cada modalidad tiene sus características Veamos cuáles son las diferencias entre ellas.
Podríamos definir el renting como un contrato de alquiler a largo plazo, entre 1 y 5 años, que incluye todo lo relacionado con el mantenimiento del coche, es decir, desde la matriculación y el seguro, hasta las reparaciones, revisiones y trámite de la ITV.
La propiedad del coche la mantiene el arrendatario que puede ser la marca del coche o una empresa especializada en alquileres de coches.
A la hora de hacer el contrato se concreta una cuota mensual fija que dependerá del modelo de coche elegido, la duración del contrato, los servicios a incluir y un máximo de kilómetros que se pueden hacer al año, que suelen estar entre los 10.000 y los 20.000. No se suele pedir ninguna entrada. Esta cuota mensual solo variará si el número de partes es excesivo. En el caso de que se supere el kilometraje pactado se pagará un extra y si no se alcanza se abonará la diferencia.
Esta modalidad de alquiler de coche nació como una solución para autónomos y empresas por sus ventajas fiscales, ya que la cuota se puede contabilizar como gasto. No obstante es una modalidad de alquiler que encaja cada vez más entre los particulares, que solo han de preocuparse de llenar el depósito de combustible y pueden tener coche nuevo cada cierto tiempo sin la necesidad de comprarlo.
El coche por suscripción es una derivada del renting. Como ventajas significativas destacamos que el período de permanencia es inferior que el renting o sencillamente no se requiere. En esta modalidad se paga una cuota mensual, sin entrada y con la posibilidad de darse de baja o cambiar de coche en cualquier momento si las necesidades del arrendatario cambian.
El contrato suele estar entre los 3, 12, 24, 36 o 48 meses o, sencillamente sin permanencia. Además, el precio también es sustancialmente más bajo que en el renting, ya que suelen tratarse de coches de segunda mano, eso sí, en función de la permanencia elegida la cuota mensual será más o menos alta, al igual que en función de los kilómetros mensuales que se hagan. Es decir, cuanto más kilómetro al mes, mayor es el precio, pero cuanto más largo sea el contrato menor cuota mensual.
Finalmente, esta modalidad nos ofrece sencillez a la hora de hacer el contrato, ya que se puede gestionar todo online.
También se trata de un alquiler que, como punto diferencial más destacado respecto al renting, al final del contrato ofrece la opción de compra. Es decir, es una financiación de la compra a través de un alquiler, aunque también una vez finalizado el contrato se puede devolver el coche o cambiarlo por otro, según nuestras necesidades.
El contrato tiene una duración mínima de dos años y se paga una cuota mensual que incluye los costes de amortización, financiación, intereses e IVA. Además se suele pedir una entrada y una cuota final para hacer la compra que variará en función del valor residual. Al contrario de lo que ocurre en el renting, en el leasing no se incluyen los gastos del seguro, impuestos, averías, reparaciones, ITV o mantenimiento. Todo esto va a cargo del arrendatario. Por ello la cuota mensual es bastante más baja. En el contrato también se estable un kilometraje que suele estar entre los 10.000 y los 20.000 kilómetros.
Al igual que en el renting, el propietario es la marca o empresa de alquiler del coche, pero a diferencia del renting, en el leasing el titular del vehículo es el arrendatario.
Finalmente, a nivel fiscal, el leasing es algo más favorable. Se puede deducir el importe de las cuotas, pero, además, también se puede poner el coche como parte del activo de la empresa y la deuda pendiente como pasivo.
La opción más económica si queremos un coche es pagarlo a tocateja. Si lo financiamos, la mejor opción es decidirse por el leasing que, al cabo de cuatro años nos permitirá quedarnos con el coche o cambiarlo por otro.
Si, por el contrario, no queremos quedárnoslo, sino dejarlo o cambiarlo por otro sin preocuparnos de mantenimientos ni nada, la modalidad más ventajosa es el renting, aunque la cuota sea algo más alta.
Finalmente, si el alquiler es por un periodo corto de tiempo, lo mejor será decantarse por el coche por suscripción.