Mariola Báez
Al aire libre
Cicloturismo y otras apetecibles propuestas para descubrir el valle del Roncal
Aquí tienes un circuito de más de 50 kilómetros para disfrutar del ciclismo en alta montaña
En pleno corazón de los Pirineos navarros (@TurismoNavarra), se encuentra este valle de imponentes paisajes, pequeños pueblos y arquitectura tradicional de montaña que es un placer recorrer.
El Valle del Roncal se extiende desde la foz de Burgui hasta el macizo de Larra, y el río Ezka se encarga de “regarlo”, dando forma a espléndidos bosques y praderas sin fín donde pasta el ganado ovino. El paisaje cambia en altura y ofrece múltiples opciones para disfrutar de la naturaleza al aire libre, algunas solo aptas para experimentados senderistas y montañeros. ¿Formas parte de este selecto grupo? ¡Pues toma nota!
El circuito BTT, uno de los mejores de España
Si te encanta recorrer con tu bicicleta caminos y senderos que te lleven a los parajes más bellos, en ocasiones poco accesibles, en el valle del Roncal lo pasarás bien. Un circuito estable y perfectamente señalizado de más de 50 kilómetros lo recorre. Es una ruta para bicicletas de montaña, con tramos de dificultad media-alta, pero de la que parten distintos ramales y rutas cortas más sencillas, para que todo aquel que quiera disfrutar del cicloturismo en la naturaleza pueda practicarlo a su nivel.
Al comienzo de cada recorrido, verás un cartel explicativo con toda la información que necesitas para decidir cuál es el sendero más adecuado para ti.
Los siete pueblos
Para aquellos que prefieran conocer las distintas localidades que se encuentran inmersas en el valle, una buena idea es trazar un itinerario que te lleve a sus siete municipios, en los que el paisaje se funde en perfecta armonía con las casas tradicionales de arquitectura pirenaica. Puedes hacer tu primera parada en Burgui, a unos 70 kilómetros de Pamplona, para muchos la entrada al valle. La primera imagen, del antiguo puente romano sobre las aguas del Ezka, enamora a simple vista. Pero, además, aquí puedes realizar el “Recorrido de los oficios”, un sencillo paseo, de unos cuatro kilómetros, que no solo te mostrará alguno de los rincones más bellos de la localidad, sino que los trabajos y tradiciones de antaño: desde una carbonera hasta un antiguo horno de pan.
También requiere una parada obligatoria el pueblo que da nombre al valle, Roncal, que descubrirás entre bosques de pinos y hayas y donde tendrás oportunidad de saborear uno de los productos imprescindibles de la gastronomía del valle, el queso Roncal, elaborado con leche de oveja de raza autóctona.
Siguiendo la ruta, a unos 7 kilómetros se encuentra Isaba, con sus encantadoras calles empedradas y casas de piedra y madera. Si lo que quieres es acercarte a los montes más altos de Navarra, esta localidad es el punto perfecto de partida. Los caserios de Urzainqui, a la orilla del Ezka, el pueblo de Garde, Uztarroz, en el extremo norte del valle, y Vidangoz completan un recorrido teñido del color verde de los bosques y las praderas que no olvidarás.
Esquí, deportes de aventura y actividades culturales
Además de las rutas específicas de cicloturismo y senderismo que acabamos de ver, el valle del Roncal ofrece un sinfín de opciones para hacer deporte en contacto con la naturaleza. Si aprovechando la temporada invernal quieres practicar esquí de fondo, muy cerca de Isaba tienes el centro de esquí Larra Belagua, perfecto para desarrollar esta actividad en senderos de especial belleza. Si prefieres hacer un recorrido con raquetas de nieve, este es también el lugar perfecto.
Con la llegada del buen tiempo, las actividades se multiplican. En el valle también es posible hacer realidad multitud de propuestas, como descenso de cañones, escalada o travesías para las que habrá que esperar unos meses.
Si deseas completar tu estancia en el valle del Roncal con algunas visitas de carácter cultural, la Casa de la Memoria, en Isaba, es una de las más recomendables para conocer un poco mejor las costumbres, tradiciones y formas de vida que continúan en el valle y que se remontan siglos atrás. Otra propuesta interesante es ir al Museo de la Almadía, en Burgui, que te permitirá conocer el proceso de explotación forestal llevado a cabo durante décadas y cómo los almadieros del valle se encargaban de transportar por el río y dar forma a los troncos talados.
El Museo del Queso, en Uztarroz, o el Centro de Interpretación de la Naturaleza de Roncal, parada indispensable para saber algo más de la flora y la fauna que puebla el valle y alguno de sus habitantes más especiales, como los osos pardos, reintroducidos hace apenas unos años y que han logrado volver al que fuera su hogar; son solo dos de las múltiples propuestas para los amantes de la naturaleza de todas las edades y aficiones muy distintas.