Mariola Báez
Al aire libre
Si este verano te has propuesto enseñar a nadar a tu nieto, estos consejos te vendrán bien
El secreto para lograrlo está en divertiros en el agua siguiendo unas sencillas medidas de seguridad
En general, enseñar a nadar a un niño no es difícil, aunque todo va a depender de factores como la edad o si le gusta o no el medio acuático. Algunos niños parecen haber nacido con escamas, pero a otros el agua les da miedo y ese es, sin duda, el primer obstáculo a superar.
Por su propia seguridad, es importante que los niños aprenden a nadar lo antes posible. Tienes excelentes escuelas que imparten programas pensados para que los niños descubran y vayan dominando poco a poco las distintas técnicas de este deporte, como Nadar es Vida de la Real Federación Española de Natación (@RFEN_directo). Si quieres algo más “casero”, tú también puedes pasar ratos muy agradables disfrutando con tu nieto en el agua mientras le enseñas a dar sus primeras brazadas.
Lo que debes hacer para que tu nieto aprenda a nadar
Los expertos aseguran que no hay una edad determinada para que los niños aprendan a nadar. Cualquier momento puede ser bueno, pero sus primeros pasos pueden ser la señal que indique que ha llegado el momento de echarse al agua.
En primer lugar, debes conseguir que el pequeño se familiarice con el agua del mar o de la piscina. Este aprendizaje debe ser divertido. Es impensable tomarlo como unas “clases” en las que hay estrictas normas y horarios que cumplir. La única regla es que tanto el pequeño como tú os sintáis seguros siempre y para lograrlo hay que empezar en un lugar que no cubra, donde podáis “hacer pie” en todo momento. Si se mantiene bien de pie, deja que tu nieto juegue y chapotee todo lo que quiera, es esencial que disfrute en el agua. Así, intentar flotar y avanzar nadando son dos gestos que llegarán solos cuando tu nieto esté preparado.
Para esos primeros intentos de “flotación”, si tu nieto es todavía muy pequeño, una buena idea es convercerlo para que se coloque en posición horizontal y boca abajo en el agua, mientras tú colocas tus antebrazos por debajo de su abdomen. Dile que mueva sus manos y sus pies. En caso de peligro de "hundimiento", tus antebrazos evitarán el susto.
Las tablas de corcho o el clásico “churro” son también excelentes accesorios para aprender a nadar. Apoyándose en ellos, los niños pueden practicar las patadas en el agua como primer paso para soltarse, a su ritmo, y dar sus primeras brazadas. En cambio, los flotadores están totalmente desaconsejados, porque podrían volcarse y dejar al niño boca abajo.
La parte más complicada es enseñarle la técnica básica de respiración que requiere la natación. El método que mejor suele funcionar es jugar a hacer burbujas antes de sumergir del todo la cabeza. Practica con él (inspirar, aguantar la respiración y expulsar el aire por la boca), en poco tiempo verás cómo le resulta sencillo.
Con algo de paciencia y muchas ganas de pasarlo bien, podrás conseguir que tu nieto aprenda a nadar o, al menos, consiga flotar, algo extremadamente importante.