Mariola Báez
El ejercicio físico y el juego se combinan en una actividad perfecta para practicar al aire libre
El frisbee es una buena manera de disfrutar con tu mascota, y tal vez no sepas que, además, es una disciplina canina deportiva. La Asociación Española de Dogfrisbee la define como un deporte en el que el perro y la persona interactúan con varios discos voladores, realizando distintas coreografías y superando pruebas diversas en base a unas pautas concretas. Para el animal es un ejercicio excelente y para ti también puede ser una actividad muy gratificante que favorezca el envejecimiento activo.
Si te apetece ponerte en forma con tu mascota, existen escuelas del también llamado Disc Dog, pero si simplemente quieres pasar un momento divertido, poniendo en marcha tus grandes grupos musculares mientras estrechas vínculos con tu fiel compañero, también el frisbee de “aficionados” resulta una estupenda experiencia.
Qué tener en cuenta para jugar al "frisbee" con tu perro
Empezar en el frisbee requiere algo de paciencia y ganas de pasarlo bien. Se trata de encontrar el equilibrio ideal entre la parte lúdica, deportiva y de entrenamiento canino que implica esta actividad. Hay una serie de consideraciones importantes si quieres que el Dics Dog resulte seguro y divertido para ti y para tu perro.
En primer lugar, elige un espacio apropiado para practicarlo. Sitios como un parque o una playa (infórmate bien), en los que esté permitido soltar a los animales y que, lógicamente, no se encuentren abarrotados de gente, es lo ideal. Fíjate bien en la superficie donde jugáis. No debe ser demasiado dura para evitar que las articulaciones, las tuyas y las de tu perro, sufran con el ejercicio. No vale, por ejemplo, una pista de asfalto, es preferible una de tierra o hierba. Además, la zona debe estar lo más libre de obstáculos posible. Piensa que tu perro y tú estaréis más pendientes de cómo vuela el disco que del suelo y podríais haceros daño en un tropiezo o caída.
Ten en cuenta también que tu perro seguramente no ha visto en su vida un objeto semejante y no tiene la más remota idea de cómo funciona. Antes de pretender que vaya a por el frisbee y te lo traiga solícito, tendrás que enseñarle. En las primeras salidas, deja que lo olisquee o que lo muerda mientras tú intentas arrebatárselo. Empezará a entender que esto es divertido. Comienza lanzándole el frisbee a una distancia corta y prémiale cada vez que te lo traiga.
Calienta antes
Por tu parte, no olvides que estás haciendo deporte. Haz un mínimo calentamiento previo antes de iniciar el juego. Giros y extensiones suaves de brazos, zancadas y elevaciones de rodilla, giros de tronco y cintura (que emplearás a fondo para lanzar el disco) e incluso unos minutos de carrera a trote, siempre adaptada a tu condición física, son absolutamente necesarios para desentumecer músculos y articulaciones antes del primer lanzamiento.
Por último, asegúrate, además, de que tus pies están bien apoyados, preferiblemente separados a la altura de tus hombros, cada vez que lances el frisbee. Todo preparado, solo queda que empieces a disfrutar con tu perro, y comprobar lo bien que se lo pasa.