Mariola Báez
Al aire libre
¿Sabes en qué lugar de Madrid están las Cascadas del Purgatorio?
Si quieres conocerlas, acércate a la localidad de Rascafría y haz esta bonita ruta de senderismo
En el Valle Alto del Lozoya, en la Sierra de Guadarrama (@PN_Guadarrama), a unos 80 kilómetros de Madrid capital, se encuentra Rascafría (@rascafria), un tranquilo municipio serrano, enclavado en un entorno natural de gran valor ecológico, que merece la pena descubrir.
Además del placer de pasear por las calles y plazas de Rascafría, no puedes dejar de visitar el magífico el Real Monasterio de Nuestra Señora del Paular, que se encuentra a las afueras de la localidad y que merece un recorrido detenido para contemplar el rico patrimonio arquitectónico, cultural y artístico que ha ido acumulando a lo largo de los siglos, desde su fundación en 1390. Además, el monasterio es el punto ideal para iniciar una de las rutas de senderismo más bonitas e interesantes, si quieres conocer los bellos rincones que esconde el Valle del Paular.
De Rascafría al Purgatorio
Una vez visitado el monasterio y algunos de los tesoros que guarda en su interior, como el claustro mayor de estilo gótico flamígero o el espectacular retablo tallado en alabastro que preside el altar mayor de su iglesia, verás a la salida el Puente del Perdón, donde arranca esta ruta ideal para aquellas personas que quieran descubrir las Cascadas del Purgatorio.
Se trata de un sendero de dificultad baja-media de unos 6 kilómetros, bien señalizados, que te llevarán por distintos paisajes de frondosa vegetación.
El Puente del Perdón cruza el río Lozoya y te acerca hasta la ribera de uno de sus afluentes, el arroyo del Aguilón. Seguirlo durante los primeros kilómetros del recorrido implica tomar el antiguo Camino Viejo de Madrid, que comunicaba el monasterio con la capital, hoy convertido en una de las vías verdes que recorren la Comunidad de Madrid.
El cauce del arroyo hace que el paseo resulte especialmente agradable mientras te sumerges en bellos robledales y atraviesas algunas zonas de pasto, donde es fácil encontrarte con ejemplares de ganado vacuno autóctono. También vale la pena detenerse en el área de “las presillas”, donde el agua cobra protagonismo en forma de tramos rápidos y pozas ideales para el baño en los meses de verano.
Continuando tu recorrido, te irás acercando a la Majada Grande, unos imponentes cortados que hacen que el valle se estreche y cree un paraje único, lleno de contrastes entre las paredes de roca y la vegetación que se resiste a desaparecer ayudada por el agua siempre presente.
El último tramo del camino se abre paso entre las rocas y te permitirá llegar a un pequeño mirador desde el que tendrás la mejor vista de las Cascadas del Purgatorio, los saltos de agua que transcurren por el estrecho desfiladero, por mucho que las rocas intenten impedírselo.