Victoria Herrero
Al aire libre
Pueblos y rincones de la montaña palentina que merece la pena descubrir
Ejemplares de bosques únicos y lo mejor del románico te esperan en esta tierra castellana
Es uno de los parajes más desconocidos de nuestro turismo patrio pero que, sin duda, merece la pena descubrir. A continuación nos acercamos hasta la provincia de Palencia para recorrer los rincones y pueblos más bellos enclavados en su comarca de montaña rozando con Cantabria.
Aguilar de Campoo, inicio de nuestra ruta
Antes de meternos de lleno en el Parque natural de Fuentes Carrionas y Fuente Cobre, verdadero pulmón verde de la montaña palentina, merece la pena parar en la localidad de Aguilar de Campoo (@edadesaguilar). Este pueblo es conocido por su tradición a la hora de elaborar galletas y no hace falta tener mucha imaginación para apreciar entre sus calles un cierto aroma a mantequilla y harina.
Además de dar un paseo por el cercano embalse de Aguilar, todo aquel que se acerque a esta villa puede contemplar la ermita de la Virgen del Llano, el puente mayor o el monasterio de Santa María de la Real. Este edificio monacal es uno de los ejemplos de estilo románico que nos encontramos por toda esta provincia castellana y que sobre todo podemos apreciar en el pequeño pueblo de Moarves de Ojeda; el destino perfecto para los amantes de esta tipología arquitectónica.
La localidad de Cervera de Pisuerga o la colegiata de San Salvador de Cantamuda son otros de los dos puntos de interés turístico en los que hay que hacer una parada. Y mientras recorres la montaña palentina, puedes hacer acopio de unos dulces típicos de la zona para reponer fuerzas como son las pisuerguillas y los socorritos.
El lugar perfecto en plena naturaleza
A la belleza de estos pueblos se une la inmensidad de un paisaje que invita a recorrerlo a pie para descubrir dos de sus joyas naturales, la senda del Roblón de Estalaya y la Tejeda de Tosande. El primero de ellos nos lleva hasta un roble legendario, dicen que tiene más de 500 años, del Monte de Estalaya y que es conocido entre los lugareños como 'El Abuelo'.
Por su parte, el valle de Tosande destaca por su riqueza botánica y es el lugar perfecto para hacer esta ruta de senderismo entre encinares, robledales o hayedos hasta encontrarnos con una de las zonas con más concentración de tejos de toda la Península Ibérica.