Teresa Rey
Al aire libre
De ruta por el Congost de Mont Rebei, un espectacular desfiladero entre Huesca y Lleida
Surge por el paso del río Noguera Ribagorzana y lo configuran escarpadas paredes verticales
El desfiladero o congosto de Monrebey o Mont Rebei (en catalán) se sitúa entre las provincias de Huesca y Lleida, y surge por el paso del río Noguera Ribagorzana, constituyéndose frontera natural entre ambas regiones. Descubrir sus escarpadas paredes verticales es posible gracias a una ruta de dificultad media que lo bordea y que se realiza en unas 3 horas y media, de modo que es una buena opción para los amantes del senderismo.
Un camino cómodo
La mayor parte del recorrido se efectúa en Lérida, a pesar de que abarca también parte de Huesca. De hecho se encuentra principalmente dentro de la sierra del Montsec y pertenece a la Reserva Natural de la Noguera. La ruta comienza en un aparcamiento situado en La Masieta, al que se accede desde distintas poblaciones de la zona: Monfalcó, San Esteban de la Sarga, Ager, Puente de Montañana y Tremp. En este enclave también se encuentra el punto de información para los senderistas.
El camino es cómodo y va paralelo al río por su margen izquierda y comienza por la parte del embalse de Canelles. Se trata de un recorrido de ida y vuelta al mismo punto de origen aunque se pueden seguir distintas alternativas en cada trayecto, ya que existen distintos caminos.
El barranco presenta un importante desnivel por lo que es necesario atravesar un espectacular puente colgante, el de San Jaume, que nos permitirá hacernos una primera impresión del impresionante paraje que vamos a ver en pocos minutos. Nada más cruzarlo nos adentraremos en la primera parte del congosto, Los Feixoles, que nos ofrece un mirador de la zona.
Lo más llamativo
A continuación comienza el sendero aéreo excavado en la roca, bien acondicionado y con pasamanos, de modo que podemos caminar seguros. Existe uno paralelo en la parte inferior, pero no se recomienda seguirlo ya que es más antiguo y se encuentra en peor estado.
Después hay que subir a la cueva Colomera por un camino estrecho y de mediana dificultad, para acto seguido iniciar el descenso que nos llevará al último tramo del desfiladero. Aún quedará un pequeño paseo por el que se irán descubriendo otros detalles del paisaje.
En esta última parte es recomendable sacar fuerzas y caminar un poco más para apreciar el estrecho en toda su magnitud y cómo se abre de forma natural, rodeado de las grandes paredes verticales que lo configuran.