Mariola Báez
Al aire libre
La Ruta del Frente del Agua, un paseo por la Sierra Norte de Madrid y por la Historia reciente
Descubre antiguas construcciones de la Guerra Civil, en el que es hoy un bello paraje natural
De lo que fuera el antiguo lavadero de Paredes de Buitrago, en el municipio de Puentes Viejas, parte la Ruta del Frente del Agua, que te permitirá hacer un viaje en el tiempo en el que imaginar cómo era la vida de los soldados en primera línea de combate en uno de los frentes más activos durante la Guerra Civil. Búnkeres, trincheras, nidos de ametralladora y hasta los puestos de mando de los dos bandos: el republicano y el franquista, que lucharon aquí por el control de los embalses de Puentes Viejas y El Villar que abastecían a la ciudad de Madrid.
Lo que encontrarás recorriendo la Ruta de la Batalla del Agua
Se trata de un recorrido circular de 8 kilómetros que puedes realizar a pie o en bicicleta. Es una ruta sencilla, perfectamente señalizada, que transcurre por una pista forestal donde no faltan paneles explicativos sobre lo que aquí ocurrió hace más de 80 años.
Del centro de interpretación de Paredes de Buitrago (@ParadiseParedes) parten rutas guiadas pero, si quieres, también puedes hacer este particular recorrido por tu cuenta. Dejando atrás la pequeña localidad, tendrás una primera vista del pueblo y de la Presa de Puentes Viejas, en el curso medio del Río Lozoya. Siguiendo las señales indicativas, poco a poco te irás sumergiendo en esta zona, hoy boscosa, aunque en la época de la Guerra Civil, era un cerro de vegetación escasa.
En el recorrido te toparás con 26 elementos distintos de arquitectura defensiva de ambos bandos que podrás observar con detenimiento. Se trata de la mayor concentración de arquitectura militar de toda la Comunidad de Madrid. Los refugios de tropas, que conectaban las trincheras con el búnkeres que sirvieron de refugio a miles de soldados durante los tres años de contienda, los nidos de ametralladora, con las troneras por donde asomaban las armas, los peculiares accesos semicirculares (para frenar la onda expansiva de una posible granada), los techos de hormigón, para protegerse de los ataques aéreos… resulta interesante ver las diferencias arquitectónicas entre las construcciones de uno y otro bando. Y emociona transitar por la llamada tierra de nadie, la “frontera” entre republicanos y franquistas, donde se sabe que los soldados se intercambiaban, sin llegar a verse nunca, objetos o suministros, como por ejemplo tabaco por papel de fumar.
Tras un arduo trabajo de excavaciones arqueológicas y acondicionamiento para las visitas, ahora es posible conocer algo más de la vida de los soldados en las fortificaciones de "Loma Quemada" (republicanos) y “El Pinar” y “Peñas Bajas” (franquistas) en un interesante y bonito paseo que une naturaleza e historia y que resulta recomendable para personas de cualquier edad.