Teresa Rey
Al aire libre
Al sur de Monte Perdido serpentea el cañón del Añisclo, formación natural del Pirineo aragonés
Forma parte del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido y lo recorren rutas de dificultad variada
Dentro del Pirineo oscense, al sur del macizo de Monte Perdido, un cañón espectacular se abre camino en esta región aragonesa. Es el cañón del Añisclo, que forma parte del no menos llamativo Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. El responsable de horadar este pasaje kárstico es el río Bellós, que a lo largo de los siglos ha ido erosionando la zona dando lugar a este singular y escarpado cañón.
Desde Escalona
En su totalidad esta formación discurre a lo largo de aproximadamente unos 10 kilómetros hacia el sur, desde el llamado Circo del Añisclo hasta alcanzar los pies de Monte Perdido y llegar a la confluencia del valle que forma otro de los ríos conocidos de la zona, el Asó.
Para explorar esta formación y su entorno, se pueden realizar distintas rutas que tienen varias extensiones y grados de dificultad. Para acceder al lugar hay que dirigirse hacia la población de Escalona, en donde se encuentra indicado el desvío hacia este paraje. Antes de cogerlo podemos acudir a su punto de información, donde nos indicarán de todas las opciones de senderos que hay y los grados de dificultad.
El punto en el que dejar los vehículos es el aparcamiento de San Úrbez, que es de donde salen las vías de senderismo. Antes de llegar, la propia carretera nos va ofreciendo vistas de parte del cañón y si lo deseamos podemos detenernos en los diferentes miradores para contemplar el paisaje.
Los caminos
En San Úrbez hay un puente al que se desciende por un camino de herradura y que se sitúa a unos 30 metros por encima del río. Cerca veremos también la ermita. Esta es una cueva donde vivió el santo y pastor que da nombre a este lugar en el siglo VIII.
A partir de este momento, hay varias opciones para descubrir andando el cañón del Añisclo. Por un lado, podemos hacer una ruta circular que se realiza entre tres y cuatro horas, y en la que entre otras cosas descubriremos el pueblo deshabitado de Sercué, del que destaca su iglesia de origen románico.
Hay también una ruta sencilla de 45 minutos que discurre por varios miradores hasta alcanzar el río Aso, al que veremos descolgarse en varias cascadas.
Un poco más dificultoso es el sendero que sigue el curso del río Bellós hasta La Ripareta, donde se encuentra el barranco de la Pardina. Se hace en unas cuatro horas y se ha de volver por el mismo sitio. Desde aquí además podemos continuar si lo deseamos, pero ya se requiere cierta condición física pues es necesario andar cerca de tres horas más para alcanzar la Fuen Blanca, un nacimiento en la pared vertical del Pico de Añisclo. A lo largo de este recorrido podremos contemplar distintos toboganes y cascadas.