Carlos Losada
Cine
'522. Un gato, un chino y mi padre', una comedia para afrontar nuestros miedos
Natalia de Molina interpreta a una joven con agorafobia que debe hacer frente a su pasado
Este peculiar título que llega a los cines este viernes 5 de julio es la historia de una mujer que ronda la treintena y que busca encontrarse a sí misma y superar su agorafobia. Concebida como road movie por su director Paco R. Baños, 522. Un gato, un chino y mi padre utiliza el humor y la nostalgia como vehículos para lograr el objetivo de divertir y enternecer al espectador.
La sinopsis de la película sitúa a George, interpretada por Natalia de Molina (@NataliadeMolina), enferma de agorafobia, en el centro de la acción. Esta mujer vive con su gato y no puede salir de su perímetro de seguridad, es decir, a 522 pasos de su apartamento. Esto provoca que solo interactúe con su vecino amante (papel que recrea Manolo Solo) y con el dependiente de una tienda oriental (Alberto Jo Lee).
Todo está tranquilo hasta que su amado gato fallece. En ese momento George decide darle sepultura en su tierra natal, Portugal. Así que superará sus miedos y su enfermedad para hacer un viaje en su peculiar camioneta en compañía del citado dependiente. La misión: enfrentarse con su pasado. “En este peculiar viaje George va acompañada por Hao, el chino de la 'tienda de chinos' de su barrio. Un espejo de ella misma, un universo de contrastes, un japonés que se hizo chino por amor. Hao y su forma de encarar el pasado será clave también en todo este proceso de transición y cambio de George”, explica el director al respecto, que añade: “Cada paso que damos se convierte en parte de nuestro pasado, de nuestra memoria, de nuestro recuerdo... Una mochila de la que no deberíamos desprendernos. Si renuncias a ello, renuncias a tu identidad, a lo que eres y tu mundo puede quedar absorbido en un perímetro de 522 pasos. Eso es lo que le ocurre a George, nuestra protagonista”.
Natalia de Molina
Esa protagonista tiene la cara de la actriz Natalia de Molina, que con 28 años ya atesora dos premios Goya en su haber, por las películas Techo y comida y Vivir es fácil con los ojos cerrados. “Para mí era importante, aparte de contar con una gran actriz, que esta no tuviese rasgos portugueses, ya que alguien que se ha empeñado tanto en no ser lo que era, es interesante que ni siquiera conserve ningún rasgo portugués. Ese era el punto de partida. Además, el trabajo de Natalia es capaz de situar al personaje en esa delicada línea entre lo frágil y lo enérgico a la vez”, asegura el propio Baños.
Cabe señalar que uno de los elementos claves del film será la localización en la fantástica Costa del Algarve y en el Cabo de San Vicente. “Mi padre era portugués y conozco bastante todo el Algarve que siempre ha tenido esa atmósfera de fábula, de algo especial”, concluye el director.