El cine español está preparado para celebrar una de sus citas más importantes del año: los Premios Goya. En la 38.ª edición, que tendrá lugar en Valladolid, volverá a faltar talento sénior entre los nominados. Si bien la edición pasada, había seis actores y actrices mayores de 55 años nominados en las categorías de protagonista y reparto, solo dos de ellos, Susi Sánchez (68) y Ramón Barea (74) superaban la barrera de los 65. Ambos optaban al galardón en reparto, que finalemente solo ganó Sánchez.
Este año, las cifras no son mucho mejores. De los 30 actores y actrices que optan al ‘cabezón’, solo 3 tienen más de 65 años: Luisa Gavasa (72), José Coronado (66) e Itziar Lazkano (66). Y ninguno de ellos está nominado en la categoría de protagonista. De hecho, habría que remontarse a 2022, para encontrar a Petra Martínez (79) entre las candidatas a llevarse el Goya por protagonista.
Luisa Gavasa, José Coronado e Itziar Lazkano
¿A qué se debe esta falta de representación? Para responder a esta pregunta, Ignacio Martín, Responsable institucional del Sindicato Nacional de Actores y Actrices, nos explica cómo es la situación actual de estos profesionales cuando alcanzan la edad de jubilación: "Los actores son trabajadores por cuenta ajena, y a partir de los 65, 67 años entran en el periodo de jubilación. Aunque el Estatuto del Artista ha mejorado la compatibilidad entre la jubilación y el trabajo, sigue siendo una situación de excepcionalidad. Son compañeros que ya han tenido una carrera, cobran su pensión, y que deciden seguir trabajando si les ofrecen papeles".
Sobre esta mejora, nos hablaba la actriz Silvia de Pé en una entrevista el año pasado: "Esto es muy importante porque puedes seguir cobrando tu pensión y tu sueldo por proyecto, motivando así a los actores y actrices de más de 65 años a seguir trabajando. A nivel legal es más favorable, y además es muy necesario para que los profesionales mayores sigan apareciendo en las historias".
"Los que crean las historias y generan trabajo tienen que darse cuenta de que un porcentaje muy alto de la sociedad seguimos estando presentes y con muchas cosas que contar. Todos vamos a envejecer, y es como tiene que ser, porque si no envejeces es porque ya te has muerto", nos cuenta la nominada Luisa Gavasa.
A pesar de que ahora cuentan con más facilidades, el último Informe Sociolaboral de la Fundación Aisge, solo tiene en cuenta a los profesionales de hasta 64 años para valorar el tema de la ocupación y el desempleo, dejando fuera de la valoración a sus compañeros más mayores, que parecen dejar de existir delante y detrás de las cámaras.
Porque todo apunta a que la edad sí que importa a la hora de contar historias: "En las tramas existe una tendencia a eliminar aquellas que tienen que ver con personas más mayores. Es una tendencia que está marcada por el género: es más común que las mujeres llegadas a una edad, desaparezcan de las tramas, y que actrices con carreras muy asentadas de repente dejen de recibir llamadas. En los hombres también pasa, pero en menor grado. Esto para nosotros es una de las bases de la discriminación del sector", apuntan desde el Sindicato.
"En el caso de los Goya 2024, son cuatro (de cinco) las actrices mayores de 55 años nominadas en la categoría de reparto y eso nos hace ser más conscientes de lo que ocurre: en los personajes de apoyo no hay tanta variedad como en los protagonistas. Esto en la ficción televisiva se nota más porque aparecen otros intereses. Y repito, lo notamos más en las actrices que pasan de ser objetos de deseo a ser abuelas, no hay intermedio. Es un problema sectorial que además hace que las producciones pierdan realismo. Tenemos grandísimas actrices maduras que podrían interpretar a mujeres que en otros sectores de la sociedad están asumiendo puestos directivos, pero que en la ficción estos roles los interpretan mujeres de 25-30 años por cuestiones estéticas", añade Martín.
"No estamos de acuerdo con que esto sea así porque no es posible que cuando más preparada estás para interpretar papeles, resulta que no los hay", denuncia la actriz Maite Gil, integrante de la Asociación de mujeres cineastas y medios audiovisuales(CIMA).
La propia Ana Belén contaba hace unas semanas en el programa Lo de Évole que ella también ha sufrido la discriminación por edad: "Noté que de repente los personajes que me ofrecían cinematográficos eran poquísimos", aseguraba la actriz.
Instagram Academia de Cine: de izquierda a derecha nominadas 'Mejor Actriz de reparto'. Luisa Gavasa (72), Clara Segura (49), Itiziar Lazkano (66) y Ane Gabarain (60). Falta Ana Torrent (57).
El físico vs la experiencia
Los actores y actrices son conscientes de la dictadura de la imagen y el edadismo a la hora de contar historias, y por eso ellos defienden la experiencia de sus años trabajados: "Lo que tenemos que hacer es fomentar que la cultura apueste por los actores mayores para contar historias. No solo podemos hacer de madres o abuelas, hay muchas cosas que nos pasan que son interesantes de contar a la sociedad y a la gente joven. Yo pienso en mi madre cuando tenía mi edad, y ya no somos los mismos. Las generaciones han cambiado mucho, y los 65 años de mi madre no son mis 65. Yo apuesto por el envejecimiento activo, creo que ahora mismo los 50 son los 30 de antes. Estamos llenas de energía, y es una pena que tu profesión se vaya acabando por el mero hecho de ir cumpliendo años", opina la actriz de 20.000 especies de abejas, Itziar Lazkano.
En la misma línea se sitúa su compañero de profesión y nominado esta edición, Juan Carlos Vellido: "No cabe duda que vivimos en una sociedad en la que el físico y la belleza se valora demasiado y se dejan de lado otros valores que posiblemente sea mucho más importantes, como puede ser la experiencia", asegura.
Sobre esta importancia al físico, la actriz Luisa Gavasa daba la voz de alarma: "Creo que hay una presión por parte de la industria o por parte de la sociedad patriarcal sobre las mujeres, especialmente jóvenes, que hace que estén recurriendo a operaciones estéticas. Esto para mí es un error importante. Si tú tienes 65 años y te has hecho alguna operación estética, es más difícil que te den un personaje para una película sobre la Guerra Civil, por ejemplo. Pero esto son decisiones que cada uno toma sobre su aspecto físico", comenta la actriz.
"No tiene sentido aparecer sin arrugas y aparentando 18 años. Es más, cuantos más años tengamos, mejor, porque eso signitifca que seguimos con vida", opina Maite Gil. Y añade: "Los actores no sufren esto porque a partir de los 50 años se considera que son muy atractivos, mientras nosotras dejamos de existir".
Instagram Academia de Cine: de izquierda a derecha nominados 'Mejor Actor de reparto'. Martxelo Rubio (57), Àlex Brendemühl (51), José Coronado (66), Hugo Silva (46) y Juan Carlos Vellido (55).
La presión por ser eternamente joven para poder seguir trabajando puede afectar también a su salud mental, tal y como nos cuenta la psicólogaaudiovisual y escénica, Cristina Viartola: "Es frecuente especialmente para las mujeres que sientan presiones relacionadas con la edad. Las actrices suelen sentir más presión para mantener un aspecto juvenil conforme cumplen años y esto puede reflejarse en menos oportunidades para recibir roles protagonistas. Esta tendencia no se refleja tanto en los actores, que habitualmente siguen obteniendo papeles principales en todas las etapas de sus carreras, como indicó un informe de la Universidad de Southern California en 2016".
"Este hecho puede generar diversos niveles de impacto a nivel psicológico, emocional y profesional. Por ejemplo, pueden desarrollar problemas de autoestima y confianza respecto a su valía profesional o problemas de manejo de la incertidumbre y la frustración al percibir que baja el número de oportunidades que se les ofrecen, lo cual puede dar lugar a síntomas depresivos de diversa gravedad. En otros casos, la presión y la ansiedad por mantener la imagen física puede verse reflejado en la necesidad de someterse a tratamientos estéticos, algo que vemos con frecuencia, sobre todo en la industria americana. Cabe resaltar que algunos actores y actrices reevaluarán su carrera y tomarán nuevos caminos en dirección, producción o la participación en proyectos independientes donde puedan tener un mayor control creativo", añade.
De izquierda a derecha nominadas a 'Mejor Actriz Protagonista'. Malena Alterio (50), María Vázquez (44), Laia Costa (38) y Carolina Yuste (32). Falta Patricia López Arnáiz (42).
Los profesionales sénior no son los únicos perjudicados de esta falta de representación, y es que si las artes escénicas y todo el mundo audiovisual está influenciado por lo que somos como sociedad, al revés también ocurre: las películas y las series pueden ayudar a cambiar la visión que tienen los ciudadanos sobre un tema en concreto: "Si el cine debe imitar a la realidad, que la imite. Si vas a un hospital o a cualquier otro lugar, hay mujeres maduras trabajando, ¿por qué en el audiovisal no va a ser así? Las actrices maduras podemos ser las malas de la película, las protagonistas... Si no existen estos papeles es porque la gente del audiovisual no quiere, porque estoy segura de que el público quiere verse reflejado", anima Gil.
"Es importante que el cine pueda contar todo tipo de historias vividas por todo tipo de personas, mientras estas historias sean interesantes y coherentes. Pero el mecanismo de identificación va más allá de la apariencia física, operando mediante la conexión emocional. Con lo que nos identificamos en un personaje es con sus valores y experiencias, con la manera en la que enfrenta sus luchas, con sus intereses, fortalezas y debilidades, con el proceso que vive durante el desarrollo de la historia. Por supuesto que podemos disfrutar de ver a un personaje muy parecido a nosotros con unas experiencias muy similares, esto puede ayudarnos a sentir que estamos menos solos y que nuestra historia importa. Pero también nos podemos identificar con personajes distintos a nosotros en tanto en cuanto podamos conectar con ellos emocionalmente. Además, el cine también nos permite salir de nuestra rutina y vivir realidades distintas a la nuestra", asegura Viartola.
De izquierda a derecha nominados 'Mejor Actor Protagonista'. Alberto Ammann (45), David Verdaguer (40), Enric Auquer (35), Manolo Solo (60) y Hovik Keuchkerian (51)
Los beneficios de tener una cultura diversa son evidentes, pero el problema es que "la vejez no tiene buena publicidad", lamenta la actriz y miembro de CIMA, Elia SanMartin (55). Y añade: "Almodóvar dijo una vez que la arruga era bella, pero es un discurso que no ha calado. No queremos ver la vejez, y por eso no se apuestan por estas historias. No es que al público no le interese, es que ni el cine ni las series nos enseñan a personajes mayores"."
Curiosamente, el perfil de público que más acude a las salas de cine son las menos representadas en el audiovisual: "La mayoría de espectadores que van al cine son mujeres por encima de los 65 años, entonces, ¿por qué no hacer películas que protagonicemos mujeres de esa edad?", se pregunta Gavasa.
Y es que dejando de lado el género o formato que más nos guste como espectadores, las historias pueden y deben incluir personajes y tramas que derriben tabúes, muestren las inquietudes y las preocupaciones que afectan a todas las personas que conforman la sociedad, independientemente de que sean jóvenes, adultos o mayores. Porque como dice Gavasa: "Si el guion es bueno, el proyecto será un éxito" independientemente de quién lo interprete.
Sobre el autor:
Laura Moro
Laura Moro es graduada en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad Carlos III de Madrid, y está especializada en temas de salud y género. Su trayectoria profesional comenzó en Onda Cero Talavera.