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Arde Notre Dame, la nueva película del cineasta Jean Jacques Annaud, se estrenaba este viernes 22 de abril, una versión ficcionalizada del incendio de la famosa catedral francesa en 2019 que "parecía escrito por un guionista de Hollywood que se hubiera fumado un porro".
"Los productores son amigos de la true story, pero aquí la realidad es tan inverosímil que nadie se habría atrevido a escribirla" ha señalado con humor en una entrevista con Europa Press el cineasta francés, quien describe el desarrollo de los acontecimientos como "una serie colosal de cagadas".
Así, Annaud reconoce que cuando vio en directo el fuego que asolaba a Notre Dame, pensó que eso "tenía una potencia cinematográfica muy grande y que habría montones de directores que quisieran abordar el drama". "Solo fue mucho más tarde cuando descubrí lo inverosímil de esta historia y que tenía un gran potencial de guión", ha señalado.
En Arde Notre Dame "no se acusa a nadie" de la responsabilidad del incendio --la cinta maneja las dos tesis más probables para el origen del fuego: una herramienta a alta temperatura o una colilla--, pero sí refleja todos los factores externos que provocaron un "caos" difícil de rebajar.
"Por ejemplo, la circulación de París fue uno de los factores, pero también está el carácter de los franceses... no es ponerse acusador, pero creo que los hechos hablan por sí solos", ha señalado el realizador de En el nombre de la rosa y ganador de un Oscar por Negros y blancos en color.
En su película hay un cameo muy particular, la de la política socialista Anne Hidalgo, quien por entonces era alcaldesa de París. "Convencerla no fue difícil para nada. Pedí autorización para rodar la escena en su despacho y fue ella misma la que mostró disposición a interpretarla. No me lo creí del todo y cuando llegó el día de rodaje, yo contaba con su doble. Pero me confirmaron que lo haría ella y la única indicación que le dí es que hiciera lo mismo que hizo aquel día: salió muy bien", ha señalado.
Annaud exculpa a Hidalgo de la crítica mayoritaria de los ciudadanos parisinos a su gestión en este incendio. "Se le reprocha mucho el caos de París y, sinceramente, creo que es increíble el odio que la gente tiene contra esta mujer. Todo el mundo le acusa de este caos, pero créame que París como ciudad es una gestión muy difícil", ha indicado.
La "duda conspiranoica"
En cierta manera, el reflejo final es el de una administración y una sociedad sorprendida por algo que no se esperaba. "Algunos comparan esto con Ucrania: nadie habría imaginado que eso fuese posible, así que no es posible. Y, cuando ocurre, pues todo el mundo se queda con la boca abierta y no se está listo para nada", ha criticado.
"La gente piensa que Notre Dame no se puede quemar, la Torre Eiffel no se puede caer o Francia no puede desaparecer. Pues sí, y ese es el núcleo del problema", ha señalado Annaud, para recordar posteriormente que las secuelas emocionales que ha dejado este incendio que casi acaba con la catedral es "la duda conspiranoica".
"Eso es muy difícil de eliminar y creo además que nunca se demostrará lo que pasó, a pesar de las dos opciones que muestro. Yo no tomé partido, porque creo que no lo sabremos nunca, pero bueno, también hay un lado positivo de todo esto: los franceses terminaron contentos de que la catedral no se cayera y del trabajo de los bomberos, que fue formidable, y además ahora hay mucho más dinero para restaurar la catedral", ha concluido.