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El documental Impuros, presentado en la 66 Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci), relata la experiencia de Eduardo Madina y Borja Semper bajo la amenaza de ETA, quienes han señalado que "mereció la pena".
Se cumple exáctamente una década desde que la banda terrorista puso fin a la violencia en el País Vasco. "Ganamos. Aquello terminó bien. No estaba escrito que fuera a terminar bien, para muchos parecía que ETA era imbatible, pero no resultó ser cierto. Nada para lo que ETA se inventó se llevó a la realidad y hoy Euskadi se parece más a nosotros que a las ideas que tenía ETA", ha subrayado Madina en una entrevista concedida a Europa Press en la que sentencia que "todo aquel viaje mereció la pena".
Un viaje que Semper define como "de conocimiento, a veces personal", de sus propias realidades, en el que ambos han aprendido del otro, dos expolíticos que nacieron en enero de 1976 con un día de diferencia y que compartieron la amenaza del terrorismo de ETA.
Militante de las Juventudes Socialistas de Euskadi desde los 17 años, Eduardo Madina se convirtió en objetivo de la banda, la cual en 2002 colocó una bomba en su coche que le provocó la amputación de su pierna izquierda con 26 años, lo que si bien lo apartó de la práctica del voleibol, no lo alejó de su compromiso político, siendo más tarde diputado en el Congreso y llegó a aspirar a la Secretaría General del PSOE en 2014, pugna en la que fue derrotado por Pedro Sánchez.
Desde que de niño presenciara el funeral del histórico socialista y miembro de UGT Enrique Casas, la infancia de Eduardo Madina se vio acompañada de la situación de violencia que soportaba el País Vasco, especialmente en ambientes como el de su instituto, donde ya empezó a implicarse en movimientos a favor de la paz, como narra en la cinta, dirigida por Alberto Utrera, y basada en el libro Todos los futuros perdidos, publicado por Plaza & Janés.
"Aquello lo marcó todo desde que teníamos menos de 20 años. ETA veía a PP y PSOE como obstáculos para la implantación de su proyecto. Conclusión, estábamos en el sitio correcto", defiende Madina, quien define aquella experiencia como "una gran aventura vital, muy oscura durante mucho tiempo", pero al final de cuyo túnel "había luz".
También siendo niño se topó con los estragos del terrorismo el irundarra Borja Semper, cuando presenció un asesinato de ETA mientras regresaba a casa de sus clases musicales. A través de la experiencia personal "de dos chicos que se rebelan ante el totalitarismo que representaba ETA", como subraya el exdirigente popular, se plantea en Impuros una cuestión "universal" y que "trasciende las siglas" para "interpelar a cualquier ciudadano: tú cómo hubieras actuado si te hubiera pasado esto, si a tu vecino lo hubiera amenazado ETA".
Al igual que Madina, Semper ingresó en política a los 17 años, en su caso en las Nuevas Generaciones del PP de Guipúzcoa, donde formó parte de un equipo que, tras el secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco en 1997, acabaría dirigiendo el Partido Popular del País Vasco de la mano de Antonio Basagoiti, Arantza Quiroga e Iñaki Oyarzábal, entre otros.
Objetivo de los terroristas
El secuestro y asesinato de Blanco –que generó un movimiento de repulsa en el que la sociedad vasca "comenzó a perder el miedo"–, junto con otros como el de Dolores González Catarin, alias Yoyes, asesinada mientras paseaba con su hijo de tres años acusada de traicionar a la banda, marcan en Impuros algunos hitos en la historia de ETA y su relación con la ciudadanía.
Su activismo político convirtió a Borja Semper en objetivo de los terroristas, que intentaron matarlo en varias ocasiones, la primera de ellas a través de una vecina que conocía desde la niñez.
Además de la protección policial que pasó a tener al convertirse en objetivo de ETA, Semper explica en el documental cómo se hizo con una licencia de armas y una pistola que nunca sacaba de casa, pero que siempre tenía en su mesilla de noche ante el temor a que vinieran a buscarlo a casa para asesinarlo.
Esta alteración de la vida cotidiana provocada por la amenaza de la banda, cuyas secuelas se prolongan más allá del fin de la violencia, encuentran en la cinta el testimonio de las parejas de Madina y Semper, Paloma Villa y Bárbara Goenaga respectivamente.
Goenaga, Semper, Villa y Madina compartieron convivencia en un caserío vasco junto con la subdirectora del Diario Vasco, Lourdes Pérez, de donde salieron tanto el libro como las 18 horas de grabación de las que se extrae el documental, realizado en una atmósfera "muy agradable" y "muy de equipo", como subraya Eduardo Madina". "Un recuerdo para mí imborrable, con momentos muy duros, porque no fueron fáciles, pero para mí imborrable", subraya el expolítico socialista.
"Tenía a Borja por un tipo inteligente, muy buen dialéctico, además muy valiente, pero descubrí a alguien mucho más allá de donde pensaba que estaba en conocimiento del tema, en análisis de los asuntos. Con las ideas muy claras. Una de las cosas que más me gustó de lo que pasó allí fue escucharlo", ha recalcado.
Por su parte, para Semper el tono "normal" de la conversación y la "cordialidad" que se desprende en el metraje son "parte del éxito" de Impuros, al tiempo que ha destacado la "lucidez" con la que se expresa Madina con la que "siempre se aprende algo".
Reencuentro con su militancia
Estos dos amigos que militaron en formaciones diferentes y se encuentran actualmente fuera de la política, se han reencontrado en este documental con los militantes políticos que fueron, como reconoce Madina. Diputado vasco desde 2003 y Secretario General del Partido Popular de Guipúzcoa desde 2008, se presentó a las elecciones para la Alcaldía de San Sebastián en 2019. El 14 de enero de 2020, anunció su marcha de la política, alegando su descontento con el rumbo de la política actual.
Sobre ese aspecto, Borja Semper reivindica el mensaje que "trasciende del titular fácil" y que la gente "valora y agradece", así como "la calidad de la mayoría de la gente que hace la política ahora mismo", la cual, sin embargo, es más difícil de ver por "el tono actual" y los "decibelios" de la política.
"Tenemos querencia a hablar con gente que opina diferente y no sentirnos ofendidos cuando no nos dan la razón", ha defendido Semper, quien lo achaca en parte a su trayectoria en un sitio donde unos querían quitarles "la palabra y la voz". "Le coges mucho gusto a esto de poder hablar y poder oír voces discrepantes sin que te hagan nada ni tú les quieras hacer nada", ha reflexionado, algo que contrasta con una política actual "ad hominem" que "etiqueta más que otra cosa e identifica al discrepante como un enemigo", algo que "generalmente suelen hacer los más cafres".
Asimismo, ha alertado contra nacionalismos "que se distinguen por la bandera que ondean", pero que "defienden exactamente lo mismo", como es "la pureza o la negación de la complejidad del individuo". "Es una amenaza que hoy existe también en España y que en Euskadi se materializó en terrorismo", recuerda.
Por ello, Borja Semper anima a la sociedad a ponerse "en guardia" y convertirse "en militantes activos en defensa de la pluralidad y la maravillosa suerte de vivir en una sociedad compleja como es la española".
También Eduardo Madina reclama esa "guardia alta" frente a "quienes creen que la pluralidad es un problema" y a los que ha tildado de "traficantes del miedo". Por ello, ha advertido de que "los que dan por hecho que la democracia está ahí para siempre, se equivocan", pues "los valores cívicos y humanistas hay que cuidarlos".