Rosa Roch
Rosa Roch es redactora especializada en temas de salud, alimentación y gastronomía.
… saber más sobre el autorLos faros han sido testigos de naufragios, tempestades y de la soledad del mar. Estas señales marítimas son una parte muy importante de la historia de las costas españolas. El origen de los faros se remonta a los inicios de la navegación y los deseos de explorar nuevas rutas de comercio.
Su función se basa en la emisión de luz en diferentes intervalos y colores para que los barcos los puedan identificar y descubran frente a qué costa se encuentran. Actualmente los barcos se han modernizado e integran sus propios sistemas de navegación e iluminación. Sin embargo, el faro sigue desempeñando su función en caso de que la tecnología del barco falle.
Actualmente, en España hay 187 faros y menos de 60 están habitados. La profesión del farero ha ido perdiendo fuerza con el paso de los años. Su tarea era encargarse del cuidado del faro y de que se mantuviese iluminado por la noche por lo que, para poder hacerlo, tenían que vivir ahí.
En Euskadi, hoy solamente hay tres fareros trabajando y se encargan de ir faro por faro asegurándose de que funcionen correctamente. Sin embargo, se trata de una profesión en peligro de extinción, ya que desde hace un tiempo no se convocan oposiciones a farero.
La costa vasca, con sus parajes adustos, salvajes y solitarios, ha sido el refugio de muchos faros y de un rico abanico de historias y anécdotas del mar. Por ello, los faros son también una importante atracción turística en Euskadi, ya que suponen un patrimonio arqueológico digno de admirar y preservar.
Para descubrir los secretos del mar, realizamos una ruta por los principales faros de Euskadi:
El cabo de Matxitxako es el punto más saliente de Euskadi, está situado a 122 metros sobre el nivel del mar. Se trata de un enclave privilegiado, con unas preciosas vistas al mar dónde se produjo el combate del Cabo de Matxitxako, en plena guerra civil.
Se trata de uno de los faros más emblemáticos del país, ya que fue el primero que se electrificó en España y uno de los más potentes. Fue fundado en 1852 y en 1865 se creó junto a él la Escuela de Torreros.
El Faro de Matxitxako estuvo en funcionamiento desde 1852 hasta 1909, cuando paró porque funcionaba con fogatas que tenía que avivar el farero. Entonces, a una distancia de 110 metros, se construyó el nuevo faro que todavía sigue alumbrando.
Lekeitio es un municipio de Bizkaia asentado mirando al mar Cantábrico que se fundó como villa en el año 1325. Su puerto fue uno de los más importantes de la provincia, lo que propició su riqueza económica y la construcción de astilleros.
Al norte de Lekeitio, en el cabo de Santa Catalina, se encuentra el faro de Santa Catalina. El faro fue construido en 1862 y se sitúa a 46 metros sobre el nivel del mar. Este faro dejó de ser habitado a mediados del siglo XX, cuando su última familia de fareros lo abandonó. Actualmente, se puede visitar un museo en su interior dónde los visitantes pueden conocer en primera persona la historia de la navegación en Lekeitio.
El Faro de Gorliz es el faro situado a mayor altura de todo el mar Cantábrico, nada más y nada menos que a 165 metros de altitud. Además, su inauguración en 1990 lo convierte en uno de los faros más modernos de España.
El faro, todavía sigue alumbrando a los marineros y, su base, ejerce de mirador para que los visitantes puedan apreciar las vistas del mar. Su diseño es bastante vanguardista y su torre se eleva hasta los 21 metros de altura.
Lo que resulta más emocionante del faro es que, debajo de él, existen unos búnkeres y túneles subterráneos que fueron construidos tras la guerra civil. La función de estos búnkeres franquistas era protegerse de un posible desembarco del bando aliado durante la II Guerra Mundial que nunca sucedió.
El faro del monte Igueldo está en el barrio de nombre homónimo, en San Sebastián. Su historia se remonta al siglo XVI donde en esa zona ya se emitía una señal luminosa para indicar a los navegantes la costa y evitar naufragios. En 1748 se inauguró un torreón al que se le dio el nombre de ‘’farola’’ y que fue abandonado tras los daños causados por las Guerras Carlistas.
El actual faro del monte Igueldo se construyó entre los años 1854 y 1855 y está situado a 134 metros sobre el nivel del mar. Fue electrificado en 1918 y modificado por el arquitecto Luis Elizalde, que añadió al edificio de 14 metros una planta con amplias ventanas y una terraza dónde se pueden contemplar las vistas de San Sebastián.