Lola Santos
Lola Santos es redactora especializada en temas de alimentación, viajes y ocio.
… saber más sobre el autorSi este verano, tus pasos te llevan por La Rioja, hay una serie de pueblos que no debes dejar de visitar. Su arquitectura, sus viñedos y su patrimonio no te dejarán indiferente. Nos acercamos a La Rioja y a algunos de sus pueblos más bonitos.
Ubicado en la parte alta del valle del Oja, Ezcaray cuenta con un interesante conjunto urbano con soportales, plazuelas porticadas y palacios. Torremuzquiz y del Ángel, de los mejor conservados y más hermosos de La Rioja. El edificio del ayuntamiento perteneció a Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara y los paseos por la ribera del Oja harán las delicias de sus visitantes. A 14 kilómetros del pueblo encontramos la estación de esquí de Valdezcaray, visita obligada durante la temporada de invierno.
Sajazarra es un bonito pueblo de la Rioja Alta, en la comarca de Haro, en torno a la confluencia de los ríos Aguanal y Ea. Envuelto en un paisaje de extensos viñedos y otros cultivos se entremezclan edificios de un alto valor arquitectónico y cultural, que sorprenderán con sus secretos a todo aquel que se acerque a conocerlos. No en vano pertenece a la red de los Pueblos más Bonitos de España.
Situado al pie de la Sierra de la Demanda, San Millán de la Cogolla cuenta con dos joyas que han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco: los monasterios de Suso y Yuso. El monasterio de Suso, de estilo mozárabe, está vinculado a la vida de San Millán, que se encerró en una cueva en el valle del río Cárdenas para alejarse del mundo. El monasterio de Yuso, conocido como El Escorial de La Rioja, fue construido en el siglo XI, aunque no se conserva. El monasterio actual está formado por un conjunto de edificios que comenzaron a construirse en el siglo XVI y se concluyeron en el siglo XVIII.
Este pequeño pueblo riojano se sitúa en el noroeste de la provincia, emplazado sobre un cerro de 80 metros de altura, con su ladera norte cortada sobre río Ebro en pendiente casi vertical. Cuenta con un entramado urbano medieval y son muchos los edificios de interés, por lo que ha sido declarado Conjunto Histórico Artístico. Pertenece a la comarca de Haro, por lo que está rodeado de viñedos.
La capital del vino de La Rioja es Haro. Seguramente, el turismo enológico es lo que te lleva allí, pero Haro es mucho más. Desde luego, la visita a alguna bodega es imprescindible, pero también se trata de un pueblo con una larga historia cuyo centro histórico ya justifica una escapada: la Plaza de la Paz y la Herradura, sus palacios señoriales y el Barrio de la Estación, plagado de bodegas.
Con los títulos de Muy Noble, Muy Leal y Fiel Ciudad, Calahorra es la segunda ciudad en importancia de La Rioja. Fue una importante ciudad romana, la Calagurris Nassica Iulia, cuyos restos podemos observar en varios yacimientos arqueológicos, como el de La Clínica, donde se aprecia la estructura de una vivienda romana del siglo I. Entre sus joyas, podemos destacar la catedral de Santa María, un edificio románico del siglo XII, reconstruido a finales del XV, a la que se le añadió la girola, la cabecera y la portada norte.
Es una de las ciudades principales del Camino de Santiago. Vinculada a Santo Domingo y a sus obras de construcción sobre la calzada romana, la ciudad nació y creció a partir del Hospital de Peregrinos, que fundó el Santo alrededor de la segunda mitad del siglo XII, además de un puente sobre el río Oja para facilitar el paso de los peregrinos.
No puedes dejar de visitar la Catedral de Santo Domingo, consagrada en el año 1106, siguiendo el modelo de iglesia de peregrinación. En su interior se encuentra el retablo construido por Damián Forment, el sepulcro del Santo y el gallinero (que contiene un gallo y una gallina vivos, que recuerdan el milagro del Camino de Santiago).