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El Valle de Bohí se encuentra a 120 km al norte del Lleida, en el Pirineo Catalán, en un paisaje rodeado por montañas escarpadas y pueblos con iglesias románicas construidas entre los siglos XI y XII y que destacan por su decoración pictórica interior. No es de extrañar que nueve de las iglesias del Valle de Bohí fuesen declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO (@EspUNESCO) durante el siglo pasado.
Según la UNESCO, las iglesias de este valle muestran importantes avances en el arte y la arquitectura románicos y atestiguan un profundo intercambio cultural a través de la Europa medieval y la barrera montañosa de los Pirineos. Además, son un ejemplo puro y coherente de arte románico en un entorno rural prácticamente virgen. En el siglo pasado, algunas de las pinturas murales y sobre tabla (el fondo más numeroso y antiguo de Europa), así como parte de la orfebrería y esculturas en piedra y madera de estas iglesias fueron trasladados al Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) por razones de seguridad. Sin embargo, la mayoría han pasado por exhaustivos procesos de restauración y están expuestas al público.
El Pantocrátor de Sant Climent de Taüll
La iglesia más conocida es la de Sant Climent de Taüll, por su gran campanario y por conservar intactas todas las características originales. En esta iglesia, podremos ver una proyección del mural del Pantocrátor, que nos muestra cómo estaba pintada la iglesia en el siglo XII.
También en la localidad de Taüll, podremos visitar la iglesia de Santa Maria de Taüll, situada en la plaza del pueblo. Se trata de una iglesia que, como otras del valle, estuvo decorada con pinturas murales que fueron trasladadas al MNAC.
En el pueblo de Bohí, podremos encontrar otra de las iglesias declaradas patrimonio de la humanidad, la de Sant Joan de Boí. Entre los años 1997 y 1998, tuvo lugar una restauración muy importante donde ser reprodujeron las pinturas murales que adornaban el exterior y el interior del templo. En Boí, además, podremos visitar el balneario de Caldes de Bohí, famoso por sus fuentes con aguas sulfurosas.
La iglesia de Santa Eulàlia d’Erill la Vall se encuentra en el pueblo medieval d’Erill la Vall, cuyo casco antiguo fue considerado bien cultural de interés general, ya que es una muestra de cómo era la sociedad en la época que se construyeron las iglesias. Por su parte, en el pueblo de Durro, da la sensación de que no ha pasado el tiempo, ya que conserva muy bien la arquitectura de la edad media. Allí, podemos visitar la iglesia Nativitat de Durro y la Ermita de Sant Quirc de Durro, ambas declaradas patrimonio de la humanidad.
El pueblo más grande del valle es Barruera, dónde encontraremos el río Noguera de Tor y la Iglesia románica de Sant Feliu de Barruera. En el pueblo de Cardet se encuentra la iglesia de Santa María de Cardet, situada en el extremo del pueblo, en la pendiente de una montaña. Por último, encontramos la iglesia románica Santa María de la Assumpció de Coll, situada a las afueras del pueblo de Coll y que antiguamente perteneció a un antiguo monasterio benedictino.