Lola Santos
Lola Santos es redactora especializada en temas de alimentación, viajes y ocio.
… saber más sobre el autorEn la localidad burgalesa de Santo Domingo de Silos, nos encontramos con una de las joyas del románico: el monasterio de Santo Domingo de Silos y su maravilloso claustro. Además de la paz que se respira, también podemos disfrutar de los cantos gregorianos que la han convertido en una visita imprescindible de la provincia de Burgos.
La localidad de Santo Domingo de Silos cuenta con poco más de 200 habitantes. Sin embargo, su historia es muy interesante y está ligada a la historia de Castilla, a su monasterio, que remonta sus orígenes al siglo X, y a Fernán González, primer conde de Castilla. La villa empieza a cobrar importancia con la llegada, en 1041, del monje Domingo Manso, natural de Cañas (La Rioja), proveniente del monasterio de San Millán de la Cogolla, que restaura el viejo monasterio y da origen a un movimiento espiritual y cultural.
Se cree que los primeros vestigios del monasterio de remontan al siglo VII, cuya actividad se perdió durante la ocupación musulmana. Fernán González devuelve la vida monástica, que se volvió a perder hasta la llegada del monje Domingo proceden de San Millán de la Cogolla, que da un nuevo auge al monasterio con la construcción de una iglesia románica y el claustro, que aún se conserva y es una obra maestra del románico.
El claustro de Silos está compuesto por dos pisos; el claustro inferior pertenece a dos épocas distintas: la segunda mitad del siglo XI y el siglo XII, lo que se aprecia en los bajo relieves que adornan las esquinas del claustro, de temática religiosa, como La Ascensión, Pentecostés, la sepultura de Jesucristo y la Resurrección, etc.
Los arcos del claustro son todos de medio punto, propios del estilo románico, y descansan en capiteles hermosamente decorados con motivos de naturaleza, y animales fantásticos.
No nos podemos olvidar del habitante de este claustro, el ciprés al que el poeta Gerardo Diego le dedicó un maravilloso soneto. Tampoco podemos dejar de recordar que en el monasterio podemos escuchar los cantos gregorianos de los monjes que habitan el monasterio (@sermonje.eu).
Pero la villa de Santo Domingo de Silos también merece una visita. La plaza mayor alberga el Ayuntamiento y la iglesia de San Pedro (siglos XIII-XIV), además de varios palacios blasonados, hoy reconvertidos en hoteles y restaurantes. También es interesante ver las ruinas de la antigua muralla medieval, de la que quedan vestigios de dos puertas de entrada y de parte de sus muros.
Muy cerca de Santo Domingo de Silos nos encontramos el desfiladero de la Yecla. El arroyo El Cauce, afluente del Mataviejas, han ido horadando durante millones de años una estrecha y profunda garganta, un tajo natural de una belleza espectacular. Nos adentramos en él a través de un túnel excavado en la piedra. Al salir del túnel comienza un sendero para recorrer parte del desfiladero, a través de una serie de puentes y pasarelas colgantes que permiten recorrer unos 600 metros de este angosto desfiladero sobre pozas y cascadas.