David Vargas
Ocio
Estos actores y actrices sufrieron la maldición de los Oscar
Cuando el premio más deseado arruina una carrera
Todos ellos lo ansían, pues supone un reconocimiento a su trabajo y talento. Hablamos, cómo no, de la estatuilla dorada, ese premio que puede relanzar tu carrera hacia el estrellato y hacerte mundialmente famoso. O no. Porque también hay casos en los que el galardón ha supuesto una especie de maldición para el ganador, que ha visto cómo su carrera se esfumaba como por arte de magia. No pasa solo con los Oscar; aquí en España, con los Goya, hemos visto algunos casos parecidos. ¿Alguien se acuerda de Marieta Orozco, ganadora del Goya a mejor actriz revelación por Barrio? ¿O de Juan José Ballesta, ganador en la misma categoría por El Bola? Hoy repasamos algunos casos de lo que puede suponer ganar un premio como el Oscar para la carrera de algunas estrellas.
Halle Berry
Esta actriz sufre una maldición doble: haber sido una chica Bond (muy pocas de ellas han alcanzado la fama) y ganar un Oscar por su intenso papel en Monster’s Ball, lo que acabó por hundir su carrera, como ponen de manifiesto los papeles que consiguió después en películas que pasaron por la cartelera sin pena ni gloria como Gothica o Catwoman.
Hilary Swank
El caso de esta actriz es paradigmático. Ganó un Oscar por su gran interpretación en Boys don’t cry, donde interpretaba la historia de un hombre transgénero. Después de este triunfo, casi que le perdemos la pista hasta que la rescató Clint Eastwood para interpretar otra historia durísima en Million Dollar Baby, unos años más tarde. Pues volvió a ganar el Oscar a la mejor actriz. ¿Y después? Pues la nada absoluta, papeles pequeños de dudosa calidad. La última vez que la vi en el cine fue en La víctima perfecta (2011), una especie de telefilme de bajo presupuesto que no entiendo como llegó a la gran pantalla.
Adrien Brody
En 2003 protagonizó El pianista, el filme de Roman Polanski con el que ganaría el Oscar como mejor actor. Tenía toda una carrera por delante y, misteriosamente, desapareció. No debió ayudar el fiasco que supuso Manolete. Lo último que recuerdo de él fue verle protagonizando la campaña de Navidad de H&M por la tele de hace unos años. ¡Quién te ha visto y quién te ve!
Cuba Gooding Jr
En 1996 se estrenaba Jerry Maguire, esa película sobre un representante de deportistas que protagonizaba Tom Cruise. Precisamente Cuba Gooding Jr interpreta a un jugador de fútbol americano de segunda categoría, papel por el que ganó la preciada estatuilla dorada. En su momento, no entendí ni la película —y mira que me gusta Tom Cruise— ni el premio para ese actor tan malo e hiperactivo con nombre de isla del Caribe. El tiempo acabó dándome la razón: ¿alguien se acuerda de ese actor? Ah sí, que volvió a aparecer veinte años después en la serie American Crime Story haciendo de O.J. Simpson. Me reafirmo: la serie estuvo muy bien, él sigue siendo un actor pésimo.
Gwyneth Paltrow
Ganó el Oscar en 1998 por Shakespeare in Love y parecía que iba a comerse en mundo, artísticamente hablando claro. Nada más lejos de la realidad. Desde entonces se ha hecho más famosa por salir con Ben Affleck y con Chris Martin, cantante de Coldplay, que por su carrera cinematográfica. Eso sí, ha triunfado en la publicidad como imagen de grandes marcas de lujo y como empresaria con Goop, iniciativa que promociona estilos de vida alternativos mediante la venta de productos carísimos.
Roberto Benigni
Cómo me gustó La vida es bella. Ese padre abnegado que es capaz de hacer lo que sea para esconderle a su hijo pequeño, mediante mentirijillas piadosas y fábulas, la atroz realidad del campo de concentración nazi donde están recluidos me hizo llorar desconsoladamente. Y esa actuación tuvo premio. Benigni se llevó el Oscar al mejor actor en 1997. Tras ese merecido premio, pareció que se lo hubiera tragado la tierra. No volví a saber nada más de él hasta 2012, cuando lo vi en el filme A Roma con amor, un filme muy menor de Woody Allen.