Manuela Martín
Ocio
Pueblos con nombres de frutas... y verduras
Pera, Melón o Ciruelas son algunos de rincones más sabrosos de nuestro país
Melonés, membrillanos o perenc, son algunos de los gentilicios de los pueblos con más sabor de nuestro país y que bien podrían formar parte de una macedonia de frutas. Y es que España tiene a lo largo de toda su geografía pueblos con nombres de frutas que bien merecen un artículo.
Con tan solo 120 habitantes, Membrillo ha sabido posicionarse en el mapa de España por poseer el nombre de uno de los frutos más dulces. Este pueblo toledano le debe su nombre a un cambio de asentamiento. La llegada de la peste hizo que la población tuviese que cambiar de asentamiento trasladándose junto a una zona donde había árboles con este fruto, de ahí que sus vecinos adoptasen el nombre de Membrillo.
En Girona bien podríamos decir que ‘La Pera es la pera’. Este pueblo del bajo Ampurdán con casi 200 habitantes tomó su nombre de la palabra latina ‘pera’, cuyo significado es piedra. La mayoría de las calles y casas de esta localidad están hechas de piedra, de ahí La Pera.
La muerte tenía un precio, El bueno, el feo y el malo o Por un puñado de dólares. ¿Sabes qué tienen en común? Todas fueron rodadas en Albaricoques, el pueblo almeriense con nombre de fruta. Su nombre procede de uno de sus primeros pobladores, apodado ‘albaricoque’. Actualmente, esta pedanía pertenece a Nijar.
Ciruelas, en Guadalajara, es un pequeño pueblo de unos 100 habitantes de la comarca de La Alcarria. Precisamente lo que predomina en esta zona no son las ciruelas, sino el tomillo, romero y espliego que dan base a la famosa miel de esta zona.
Los amantes del Melón también tienen una cita en Orense. Su monasterio cisterciense está considerado Bien de Interés Cultural. Las pozas que se forman a lo largo del río Cerves bien merecen una visita.
Aunque para melones los de Villaconejos en Madrid. Este pueblo, cuya población tiene el gentilicio de conejeros, no es conocido por los conejos sino por cultivar uno de los mejores melones del país. Aunque hay quien señala que el nombre de este pueblo puede estar asociado a la práctica de caza que se hacía antiguamente y a la multitud de conejos existentes en la zona hace años.
También de verduras y hortalizas
En el norte nos encontramos con un pueblo, según decían, con olor a Ajo. El nombre de este pueblo cántabro situado a unos 30 kilómetros de Santander y con maravillosos acantilados, proviene, según la etimología popular, de la gran cantidad de este alimento que consumían sus habitantes y que le daba a la localidad un olor característico.
En la provincia de Toledo nos encontramos con otros dos nombres curiosos a la par que sabrosos. Hablamos de Cebolla y Pepino.
El primero, con más de 3000 habitantes, toma su nombre de la palabra árabe “yevayla” que significa montecillo o cerro, lugar donde se asentó la iglesia y el caserío de esta localidad. Ese término se fue deformando con el paso de los años hasta Zebolla en el siglo XIV. Otra de las teorías apunta a que había una venta en el camino de Talavera llamada "Venta de la Cebolla", de ahí el nombre actual del pueblo.
Por su parte, Pepino, toma el nombre de un antiguo labrador del pueblo llamado Alonso Pepino, aunque, una vez más, los pepineros (ese es el gentilicio de sus habitantes) no podrán saber si esa historia es cierta o se trata de una leyenda.