Ocio

Gala 4 de OT 2020: el extraño caso del falsete

Sol Álvarez

Lunes 10 de febrero de 2020

8 minutos

Nick abandonó la escuela y Anajú y Javy fueron nominados

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8 minutos

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Parece que después de las primeras expulsiones, el grupo de OT 2020 va tomando otra forma. Esta edición empezaba a peligrar por las dinámicas que se estaban creando en el grupo y la convivencia dentro de la academia. La desgana y los malos rollos estaban ganando protagonismo al desempeño musical de los y las concursantes.

Pero esta semana hemos visto un cambio significativo. El primer pase de micros fue el mejor hasta la fecha, y al claustro de profesores se les empieza a iluminar la cara. Los chicos y chicas ya duermen sus horas, y eso se nota mucho. Están más centrados y trabajan más.

Además, este año la composición por fin ha tomado protagonismo en OT. Cada semana tienen masterclass para aprender herramientas a la hora de componer, y ya empiezan a escogerse canciones de algunos concursantes para empezar a producirlas. Javy es el primer elegido con su canción Qué sabrá Neruda. El estilo de Javy es un valor seguro para la música comercial de este país, aunque totalmente innecesario. No creo que aporte nada nuevo un andaluz más cantando como Manuel Carrasco, pero la diversidad es algo que entra muy poco a poco y con calzador. Aún así, hay que reconocerle a OT su paulatina aceptación de otras realidades lingüísticas y artísticas del Estado Español.

La gala

La gala de ayer fue mucho menos bochornosa que la anterior, tanto por las actuaciones como por las puestas en escena, aunque algo sigue fallando en las directrices de interpretación.

Por primera vez en OT, la canción grupal era composición propia de uno de los concursantes. Todo el grupo se puso muy contento de interpretar Díselo a la vida, de Rafa. Se notó el cariño, aunque fue algo más descafeinada que otras grupales.

 

La segunda actuación de la noche fue la de Flavio y Samantha, que parecen haber superado la tensión resultado de su relación amorosa -de momento- fallida. Consiguieron convertir esa tensión en complicidad, e hicieron una buena representación de Call me maybe, que fue, para el jurado, una de las mejores de la noche.

Después fue el turno de Nia y Bruno. Cada semana, alguien tiene que intentar ponerse a la altura de la canaria, que podría ser la profesora de todos los demás. Bruno, que no tiene una gran potencia de voz, pero sí mucho carisma y bastante gusto, fue la pareja perfecta para Nia, que, como siempre, fue la diva de la noche.

Y vino el momento de los nominados, que no podrían ser más diferentes. Maialen acertó escogiendo una canción de La Bien Querida, que cantó a su manera, cosa que no pasa mucho por aquí. Además, tuvo la suerte de que el programa le permitiese escoger su vestuario. Y Maialen fue vestida como Chica Sobresalto, como es ella, su alter ego valiente. Un traje de superheroína cosido por ella misma, y unas botas sin tacón. Y me refiero al tacón porque poco se habla de la dificultad añadida que tienen en todas las galas las mujeres de OT por el mero hecho de serlo. Además de tener que aprender lo mismo en cuanto a voz, interpretación y coreografía que sus compañeros, tienen que hacer todo esto subidas en esos altísimos y aparatosos zapatos. Han de cruzar la pasarela varias veces, corriendo y agachadas para chocar las manos del público. Habrá algunas acostumbradas, pero a otras se las ve constantemente temiendo lo peor.

El otro nominado, Nick, escogió una canción que le quedaba gigante por todas partes. Un chaval que tiene una voz limitada, y una expresión física aún más limitada, nunca debió de haber escogido Thriller. La actuación fue bastante penosa. El baile mal, a destiempo, varios gallos y mucho desafine. Se veía que lo único que quería él era echar un buen rato, cosa que no está mal, pero su actitud puede resultar confusa a veces.

Esta semana a alguien se le ocurrió que Rocío Dúrcal y su estilo no estaban suficientemente representados en los programas musicales, y Anajú y Javy tuvieron que aprender a cantar bolero de manera clásica. En el primer pase de micros fue sorprendente la vuelta que Anajú le dio a la canción, cosa que, por supuesto, le criticaron al momento para pedirle que la cantara más antigua, más como la Dúrcal. Y eso mismo le dijo el jurado, básicamente que hay sólo una manera correcta de cantar esta canción y que era así como debía haberlo hecho. Esta fue la primera incongruencia del jurado, cuando 5 minutos antes le había dicho a Maialen que su originalidad y estilo particular para hacer suyas las canciones eran lo mejor que tenía.

El extraño caso del falsete

Y por fin llegó la hora del salseo con la actuación de Gérard y Anne, que tuvieron la difícil tarea de no destrozar Wicked game. Parece que los dos están en fase de enamoramiento, y todas sabemos lo cómodo que resulta que emitan en directo beso furtivo en una esquina oscura justo antes de actuar. También se encargó la realización del programa de dejar claro que a la madre de Anne le gusta Gérard como nuero. La conexión entre los dos estaba hecha, pero, como siempre, vino a forzarla el profe de interpretación. Anne suele tener el difícil papel de cantar con alguien que está tocando un instrumento, con lo que el movimiento recae en ella, que no tiene esta faceta muy dominada. Parecía que estuviese contando los segundos para mover el brazo, acariciar la cara de su compañero, girarse o mirar a otro lado. Aún así, la actuación no estuvo mal y la versión fue diferente a la original, cosa que le costó a Anne la nominación, en otra metedura de pata garrafal del jurado. Tanto Portu como Natalia consideraron que sin falsete no había Wicked game. Y eso es de expulsión directa de un jurado musical. Quizá Chris Isaac no la cantaría nunca sin su famoso falsete, pero dile tú a P!NK que no sabe cantar esto porque sabiamente pensó que a ella le quedaba mejor sin falsete.

 

Eva y Hugo tuvieron que defender una canción bastante extraña para que el programa pudiera seguir haciéndole la pelota a Nil Moliner, compositor de Que nos sigan las luces. Ni la puesta en escena, ni el vestuario ni Eva ni Hugo estuvieron muy acertados. Era difícil conectar con este número, del que no se conocía el objetivo. Hugo sigue gustando haga lo que haga, además ahora es rubio platino y se acerca aún más al rollo One Direction, pero Eva, semana tras semana, va quedando desdibujada por las elecciones musicales para ella y por el encorsetamiento que le supone que le coarten su naturalidad. A ninguno de los dos les gustaba la canción, pero Eva intentó disimularlo un poco más. Y entonces Nina hizo gala una vez más de su doble rasero, diciéndole a Eva y a todos los demás que debían expresarse y ser sinceros si una canción no les gustaba. Es Historia de OT la bronca sin piedad que Nina le echó a Vega cuando era directora de la Academia por quejarse de que una canción que tenía que interpretar no le gustaba. No sabemos que habrá pensado Noemí Galera desde el sofá de la Academia sobre este comentario.

Luego vinieron Rafa y Jesús a hacer el número divertido de la noche, que sólo necesita actitud porque nadie va a fijarse en si desafinas o no, y sí, desafinaron a rabiar. Pero eran dos chicos guapetes y divertidos en un escenario con libertad de movimientos. Y esto último es muy raro de ver en esta edición, así que cruzaron sin problemas la pasarela.

Para cerrar la gala, Blas Cantó presentó lo que será el próximo fracaso de España en Eurovisión, Universo.

Y llegó el momento de la verdad. Y por un 57% se hizo justicia y Maialen permanece en la Academia.

La semana de Samantha

Esta fue la semana de Samantha. Cumplió años, hizo una gran actuación y salió favorita. Además, el privilegio de esta semana era por fin un proivilegio real. Pudo escoger si cantar sola o no, la canción y si deshacerse de la coreografía. Eso si, parece que no le hizo ningún favor a Hugo, ya que lo escogió para cantar Vas a quedarte de Aitana, que parece lo más alejado de su estilo, y que además una hora antes se había quejado de que le tocaban canciones flojitas.

Los nominados fueron Anne, porque no hizo un falsete que nadie le había pedido, Anajú y Javy por no cantar como Rocío Dúrcal y Eva porque fue todo muy raro.

Los profesores, justamente salvaron a Anne y los compañeros a Eva. Así que esta semana hay que decidir entre "Manuel Carrasco XVI" y Anajú.

La verdad es que en ciertos casos hace falta una nominación para que tengan la oportunidad de quitarse un poco las ataduras y corsés que les ponen a diario en la Academia. Y lo mejor es escoger una canción que los profesores y el jurado no conozcan, para poder cantarla sin tener que aguantar imposiciones y comparaciones. Parece que nadie aprende de casos como los de Amaia o Natalia Lacunza, que decidieron apostar por su personalidad. Ellas tendrán un éxito menos masivo pero mucho más duradero que el de productos de usar y tirar como Ana Guerra o Aitana.

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Sol Álvarez