El salmón es un pescado azul, graso, rico en proteínas y omega3. Aporta unos once gramos de grasa por cada 100 gramos, lo que lo asemeja a las sardinas, al jurel o al atún. Su grasa tiene un alto contenido en ácidos grasos omega3, lo que favorece la disminución de los niveles de colesterol y triglicéridos, ayuda a evitar la formación de trombos, razón por la que está indicado introducirlo en las dietas de personas con problemas cardiovasculares.
Si bien existen dos tipos de salmón genéticamente diferentes, el del Atlántico y el del Pacífico. Viven en agua en las zonas más frías del hemisferio norte ya sea en libertad o en acuíferos, pero siempre manteniendo su hábitat.
Son múltiples las recetas y maneras de cocinar el salmón, ya sea a la plancha, en un guiso, marinado, en papillote o, simplemente, crudo, como es el caso del sushi o sashimi de la cocina japonesa.
Salmón marinado
Para hacer un salmón, pediremos en la pescadería que nos limpien un salmón de unos 2,5 o 3 kilos, quitando la cabeza y las espinas y nos dejen dos lomos. Tanto la cabeza como las espinas las podemos aprovechar para hacer un caldo de pescado o incluso un puding.
Ingredientes
- 1 salmón de 2,5-3 kg
- 1 vaso de sal fina
- 1 vaso de azúcar
- 35 g (½ botecido) de pimienta blanca en polvo
- 8 g (½ botecito) de eneldo
Elaboración
- Sobre una tabla de cortar extendemos cada lomo y con la ayuda de unas pinzas retiramos todas las espinas que hayan podido quedar, es importante invertir este tiempo para que el resultado final sea más fino y no nos encontremos con ningún trocito de espina que siempre resulta muy molesto.
- Lavamos los dos lomos bajo el grifo para retirar cualquier resto de espinas y escamas que se hayan desprendido.
- Secamos bien con papel absorbente de cocina tanto la parte de la carne como la de la piel. Reservamos.
- En un bol ponemos todos los ingredientes: sal, azúcar, eneldo y pimienta y los mezclamos bien.
- En una fuente alta y alargada extendemos un poco de la mezcla y ponemos sobre ella los dos lomos de salmón, uno al lado del otro, con la piel hacia abajo.
- Cubrimos los lomos con la mezcla procurando que quede bien repartida por todos los rincones.
- Cubrimos con film transparente y dejamos en la nevera durante 48 horas.
- Durante este tiempo el salmón irá soltando agua, se irá curando.
- Pasados los dos días, lo retiramos, limpiamos bien bajo el grifo para quitar toda la mezcla de sal, azúcar pimienta y eneldo, y secamos, de nuevo, con papel absorbente de cocina.
- Una vez limpio, lo ponemos sobre la tabla y repartimos unas gotitas de aceite por la parte de la carne y un poquito de eneldo para que mantenga todo el sabor.
- Puedes cortarlo en cuatro trozos y congelar por separado, los que no vayas a usar, en una bolsa de congelación.
Esta es una manera de preparar el salmón que tanto sirve para hacer unos canapés, un tentempié, acompañar con unas tostadas en el desayuno o la cena, para añadir a una ensalada o para hacer un pastel; un recurso que nos puede sacar de más de un apuro. Sea como fuere, siempre será una forma sana y natural de obtener proteínas y ácidos grasos omega3, muy recomendado por la Federación Española del Corazón.
Curiosidades
- Su nombre procede del latín salmo, que es como llamaban en la antigua Roma a estos peces.
- Nacen en aguas dulces, migran al océano y vuelven al agua dulce para procrear.
- Es uno de los pescados menos afectados por el mercurio.
- Noruega es el gran productor mundial de salmón de acuicultura desde que decidieron apostar firmemente por su cría.
- Un sistema de orientación heredado genéticamente, basado según estudios en los campos magnéticos de la Tierra y, se sospecha, por el olfato y la orientación del sol; les permite ir a desovar en el mismo sitio donde nacieron.