Marco Herrera
Gastronomía
Ingredientes y consejos para conseguir el salmorejo perfecto
Pasos y trucos para poder obtener el mejor resultado de esta receta tradicional andaluza
El salmorejo es uno de los platos fríos más populares de España, proveniente de Andalucía. Junto al gazpacho (con el que alguna gente lo confunde) forman dos recetas saludables y frescas que, si bien pueden comerse todo el año, es en los meses de primavera y verano cuando más se pueden disfrutar.
El salmorejo, también llamado salmorejo cordobés, es una receta fácil de llevar a cabo y relativamente rápida de hacer, aunque luego necesite de mínimo un par de horas en el frigorífico si quieres comerlo bien fresquito.
Ingredientes e instrumentos
Para poder hacer salmorejo te hará falta aceite de oliva virgen extra (la modalidad la comentamos luego); 300 gramos de pan de hogaza, ese pan redondo rústico con mucha miga dentro; aproximadamente un kilo de tomates, un diente de ajo y es opcional el vinagre, los tacos de jamón y el huevo duro.
También será necesario contar con una batidora, si es de vaso mejor que una de mano. Asimismo, necesitas un colador, si es grande resultará mucho más cómodo el proceso.
Proceso
Primero quita la piel a los tomates si luego no quieres o no tienes colador para colar la crema del salmorejo, esto evitará que la piel le reste suavidad en la textura. Para que la piel salga fácilmente echa agua fría en un recipiente, luego añade varios hielos para que el agua esté casi helada y mete ahí los tomates durante 5 minutos. Posteriormente los sacas y podrás comprobar cómo la piel sale fácilmente y casi en tiras completas.
A continuación con la batidora y tras cortar en varios trozos cada tomate, bátelo todo lo que puedas hasta que quede lo más líquido posible. Echa en ese líquido de tomate trozos del pan de hogaza, ni muy pequeños ni tan grandes como para que la batidora no pueda batirlos. Ahí debes echar dependiendo de cómo prefieras el salmorejo. Si lo prefieres más espeso, debes echar más que si te gusta el salmorejo algo más líquido.
Encima de ese pan mezclado con el tomate batido echa un vaso de aceite de oliva virgen extra. Dependiendo de lo concentrado que te guste el salmorejo, has de elegir el aceite de variedades más fuertes como Picual o Arbequina o de otras más suaves como la Hojiblanca. También la cantidad de aceite debe marcarla tu preferencia de sabor, ya que si tu predilección es por el tomate, tienes que disminuir la cantidad de aceite y pan. Es importante el juego con esos tres ingredientes para obtener el resultado que más guste a cada uno. Añade finalmente la parte exterior de un diente de ajo, ya que la interior puede hacer que amargue demasiado el salmorejo.
Una vez mezclado tomate, aceite, pan y ajo, se bate durante varios minutos, tantos como hagan falta para ver un resultado cremoso y un color anaranjado. Si lo prefieres aún más cremoso, puedes utilizar un colador para que filtre las pepitas del tomate, trozos de su piel y algún pequeño trozo de pan.
A continuación, y esto ya es opcional, puedes ponerle un chorrito de vinagre. Una vez hecho todo el proceso anterior y con el salmorejo frío tras pasar un par de horas en el frigorífico, también es opcional pero más habitual el añadirle encima un chorro de aceite de oliva virgen extra, unos tacos de jamón pequeños y un poco de huevo duro desbaratado. Y ahí sí, ya habrás terminado y podrás disfrutar de tu plato de salmorejo cordobés.