Rosa Roch
Rosa Roch es redactora especializada en temas de salud, alimentación y gastronomía.
… saber más sobre el autorFoto: BigStock
Miércoles 9 de febrero de 2022
ACTUALIZADO : Miércoles 9 de febrero de 2022 a las 16:02 H
5 minutos
La pizza es uno de los platos más recurridos los fines de semana y los días de partido. Es un plato muy versátil que admite infinidad de ingredientes, lo que hace que guste a casi todo el mundo. De carne, de pescado, de queso, de verduras, con o sin tomate, abierta o cerrada (calzone)… la variedad es infinita e, incluso, hay quien le pone piña. Bromas aparte, si decidimos prepararla en casa hay algunas cosas que debemos tener en cuenta para que el resultado sea una pizza con todo el sabor a Italia.
Preparar la masa de la pizza en casa es lo ideal pero no siempre se dispone del tiempo que requiere, recordemos que la masa necesita 24 horas de reposo para que la levadura acabe de fermentar. Si no tenemos tiempo para ello, lo mejor es comprar la masa en una panadería, siempre será más buena y natural que una congelada y procesada.
Elige ingredientes de calidad, lo que no quiere decir que tengas que gastar mucho dinero ni elegir una marca en concreto. Procura la máxima calidad en los tres ingredientes principales de la pizza: el tomate, la mozzarella y el aceite. Prepara tu propia salsa de tomate, con tomate natural rallado; la mozzarella, que sea fresca, siempre preferible a la que venden ya cortada, elige la de búfala y escúrrela bien para que no suelte demasiada agua; por último, el aceite siempre de oliva virgen extra.
Preparar una pizza también es un recurso culinario muy utilizado para rescatar aquellas sobras de embutido, pescado o carne que han ido quedando, lo cual no está nada mal, es importante no tirar comida, pero deberemos tener en cuenta que, para que el resultado sea bueno, hay que saber escoger los ingredientes adecuados y combinarlos de manera correcta. Por ejemplo, unos espárragos de bote pueden dejar muy aguada la pizza, pues contienen mucha agua, es preferible darles otro uso. Se haces una pizza marinera, no abuses del atún, salmón y anchoas, es preferible que tenga un toque de sabor a mar, a que quede demasiado salada.
La pizza es un plato que admite una gran diversidad de ingredientes, pero, de la misma manera que al hacer un cocido o un arroz echamos los ingredientes en tiempos diferentes para que cada uno tenga su punto de cocción, a la hora de preparar una pizza no solemos hacerlo, poniéndolos todos a la vez.
Para que quede bien, primero es necesario hornear un poco la base con el tomate y, después, hacer una segunda cocción con los ingredientes. Hay que tener en cuenta que la verdura se hace más rápido que la carne, y que el pescado (salmón, anchoas) necesita muy poca cocción, la primera, para que no se queme; y el segundo, para que no quede seco.
Está claro que irá a gusto del consumidor, pero el debate entono a si una pizza ha de llevar o no piña viene de lejos. Y es que ¿una pizza, típicamente italiana, puede convertirse en hawaiana? Los italianos “de raza y casta” consideran que no y los restauradores de auténtica comida italiana, tampoco; al menos la mayoría no la ponen en su carta. El debate continuará bien vivo.
Para hornear la pizza necesitamos que el horno esté muy caliente. Hay que tener en cuenta que los hornos de las pizzerías (de gas o eléctricos) alcanzan los 380º C, los de leña aún más. Por el contrario, el horno de casa solo llega a los 250 º C, por lo que siempre hay que hacer la pizza a máxima potencia.
Finalmente, el orégano es mejor echarlo en el último momento, justo antes de sacar la pizza del horno, o al momento de hacerlo, para que no se queme. El propio calor de la pizza hará que suelte todo su aroma.
Son muchas las ocasiones en que sobra pizza y la guardamos para otro día. Para recalentarla y que la masa no quede como si fuera chicle, lo mejor es calentarla en una sartén antiadherente (si usamos una de hierro mejor). Lo primero es calentarla hasta que la base de la pizza quede crujiente y después añadir a la sartén una gotas de agua, taparla y dejarla unos minutos más con el fuego bajo. Como resultado obtendremos una pizza muy similar a una recién salida del horno.
Si por el contrario optamos por calentarla en el horno, para darle la humedad que necesita podemos poner una vaso o recipiente con agua, de esta manera evitaremos que la masa quede dura. Este truco también sirve si la calentamos al microondas.