Uno de los puntos fuertes de España es la gastronomía, caracterizada por ser de las más sana, variada y deliciosa del mundo. Otra de las aptitudes que destacan de nuestro país es el sentido del humor. Por lo que, si juntamos estas dos cualidades, nos salen recetas exquisitas con nombres de lo más curiosos. El origen de muchas es imposible saberlo –aunque las teorías son bastante creíbles–, de otras, no hace falta conocerlo –salta a la vista que son fruto del ingenio de algún paisano– y la denominación de algunos no proviene de lo que parece. Son muchos los platos con nombres extraños, pero aquí os dejamos unos ejemplos que no tienen desperdicio:
Atascaburras
Este plato es típico de la cocina manchega, aunque también se ha extendido por otras zonas geográficas. Contiene patatas, bacalao, ajo, nueces y huevo cocido y su resultado es esta receta que quita el hambre y el frío de golpe.
Las primeras referencias son del siglo XVII. La historia cuenta que el nombre surgió cuando dos pastores se quedaron aislados de una nevada y, con los alimentos que tenían, crearon este plato. Al comerlo dijeron que es “para hartar hasta a las burras”, por su contundencia.
Duelos y quebrantos
Seguimos con la cocina manchega y es que su gente se caracteriza por ser de buen comer y por tener platos sencillos, humildes y contundentes. Además de esto, también observamos que bautizan a los platos con mucha imaginación. Es receta muy sencilla compuesta por dos huevos, chorizo, jamón, tocino y, algunas veces, se le añaden sesos de cordero.
Este plato puede presumir de traspasar fronteras y ser conocido internacionalmente por aparecer en la primera página de El Quijote: “[...]Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda”.
No se conoce el origen del plato, algunos dicen que no existía antes de que Miguel de Cervantes la mencionara en su libro, otros investigadores señalan que, al tratarse de sesos de cordero, se podía degustar los sábados sin quebrantar la prohibición de comer carne. Por otro lado, algunas teorías dicen que servía para comprobar la veracidad de la fe de los judíos y musulmanes que habían sido forzados a abrazar al cristianismo durante la Edad Moderna, cuyas religiones no les permiten comer carne de cerdo, tomaban este plato para guardar las apariencias, lo cual suponía quebrantar (quebranto) a sus creencias, mientras sufrían la penitencia por dentro (duelo).
En la web de Castilla-La Mancha aclaran que esta receta “pura gatronomía castellano-manchega” no hace honor a su nombre, ya que “ni dolor, ni quebranto, ni sufrimiento de ningún tipo sufre el paladar que se sienta a saborear este plato”.
Follados
Viajamos al norte, concretamente a Galicia, para hablar de los follados. En realidad, esta receta es una traducción del gallego: “folla” significa “hoja”, del mismo modo que la masa de hojaldre que la constituye se llama “masa follada”, por lo que ahora se entiende esta denominación. Aunque, si no eres gallego, no es de extrañar que escuches este plato y se te escapa la risa floja.
Este plato es una especie de crepe a lo grande que contiene harina de maíz, huevos, sal, leche y se puede añadir salmón o panceta.
Cuidado al buscar este plato por internet, será mejor que especifiques que es una receta si no quieres encontrar resultados muy diferentes.
Aceitunas violadas
Kimbitos o violas, así también se conoce en algunas zonas a las aceitunas violadas. Su inventor hizo uso del humor negro para nombrar a las aceitunas rellenas con un pepinillo. La composición de ambos encurtidos despertó la imaginación y dio lugar a esta denominación.
Engañamaridos
Los engañamaridos o huevos tontos es un plato típico de la cocina aragonesa y son huevos cocidos rebozados. Se considera un plato tradicional de Semana Santa, de ahí, supuestamente, su nombre. La teoría que da origen a este nombre es que las mujeres engañaban a los maridos en los días religiosos que no se podía comer carne y, haciéndoles creer que eran croquetas de carne, servían esta receta.
Japuta
Otro nombre bastante grosero es el de este pescado plateado, también conocido como palometa negra. Este pobre pez se ha quedado con uno de los insultos más insolentes de nuestro idioma, sin embargo, la denominación no tiene un origen despectivo. Procede del árabe hispano šabbúta, con tan mala suerte para el pescado que se fue desformado por el habla popular hasta Japuta.