Rosa Roch
Rosa Roch es redactora especializada en temas de salud, alimentación y gastronomía.
… saber más sobre el autorCuantas veces te has encontrado ante una tabla de quesos variados: manchego, idiazábal, brie, mahón, cabrales, quesos artesanos)... ¿Qué haces? ¿Le quitas la corteza a todos? ¿te la comes? ¿Es malo comerla?
La respuesta es que dependerá de si se ha formado de manera natural o artificial, aunque, teniendo en cuenta que la corteza está expuesta, existe el riesgo de que se hayan depositado microorganismos, por lo que, en general, lo mejor es retirarla.
Hay que diferenciar entre las cortezas artificiales y las naturales. La que se forma de manera natural, se desarrolla en espacios controlados y es fruto de la misma pasta con la que se elabora el queso. Esta corteza se suele lavar o cepillar varias veces durante el proceso de elaboración. Son cortezas que se pueden comer y podemos diferenciar dos tipos de corteza natural:
También podemos encontrarnos quesos con cortezas artificiales, elaboradas con parafinas o cera, de color amarillo, rojo o negro, como la roja del queso de bola. Estas corteza se utilizan para evitar la formación de hongos, controlar su proliferación y no tener que lavar muy menudo la corteza. Asimismo, existen quesos que se recubren con pintura alimentaria, una capa negra como si fuera de parafina, a la que se le aplica una antifúngico, la natamicina. Esta corteza no ha de comerse.