Son sinónimo de verano, de vacaciones, de días de descanso, en la playa, en la piscina, en el pueblo o en el camping. Tanto la sandía como el melón son las frutas del verano por excelencia. ¡Pura hidratación!. Tanto una como otra son agua pura, por lo que nos ayudarán a mantenernos hidratados y resultan muy refrescantes en el verano. Tienen una gran cantidad de vitamina C y vitamina A y antioxidantes y muy pocas calorías, especialmente la sandía, por lo que nos ayudarán a mantener el peso a raya. Pero lo más importante es que están riquísimas. Una gran rodaja de sandía a la hora del postre, o una porción de melón a media mañana. Además, son muy versátiles y también podemos cocinar con ellas: gazpachos, ensaladas, zumos y smoothies.
Pero seguro que en más de una ocasión te has preguntado qué puedes hacer con las pepitas. ¿se pueden comer? ¿son buenas? Te lo contamos todo.
Si, las semillas de sandía y melón se pueden comer
Las pepitas de la sandía y del melón, no es solo que se puedan comer, ¡es que se deben comer!, porque son muy saludables y están llenas de nutrientes.
Las semillas más conocidas y que más habitualmente comemos son las de girasol y las de calabaza. Las pipas de girasol son un excelente entretenimiento, además de un gran alimento, que podemos tomar con o sin sal. Por otro lado están las semillas de calabaza que, más que como aperitivo, se comen incorporándolas a ensaladas, cremas y otras elaboraciones.
Pues bien, aunque resulten menos conocidas, y de hecho no se comercialicen del mismo modo que las pipas de calabaza y girasol, las pepitas del melón y de la sandía también se pueden comer. Son muy saludables y están llenas de fibra.
Las pepitas del melón
Seguro que, en más de una ocasión, después de comer una rodaja de melón, habéis comido unas cuantas pepitas del melón, pelándolas al momento. Resultan riquísimas, aunque poco difíciles de comer. Las semillas del melón se pueden dejar secar, al sol o en el horno, a baja temperatura y comer como aperitivo, resultan deliciosas. También se pueden pelar e incorporar a ensaladas.
Si a esas pepitas secas, las tostamos ligeramente y les añadimos un poco de sal y alguna especia, resultarán deliciosas y un aperitivo muy saludable.
En Marruecos machacan las pepitas del melón y añaden agua y agua de azahar que, tras colar la mezcla, resulta una bebida deliciosa.
Pepitas de sandía
Las semillas de la sandía están consideradas como una joya de la nutrición. Tienen muchísima fibra, que ayuda a mantener la salud digestiva. También aportan muchos minerales, como magnesio, que ayuda a la contracción muscular; zinc, que ayuda a un buen funcionamiento del sistema inmune; y manganeso, que favorece el cuidado de los huesos, la cicatrización de las heridas y la activación del metabolismo.
Por último, se ha descubierto que tienen una gran cantidad de proteínas vegetales, lo que ayuda a mantener la masa muscular y aporta grasas poliinsaturadas, que regulan el colesterol denominado ‘malo’. En pleno debate sobre el consumo excesivo de carne, no está de más que añadamos a nuestra dieta alimentos ricos en proteínas vegetales.
Las pepitas de la sandía se pueden comer igual que las demás semillas, dejándolas secar y pelándolas, aunque conviene sabe que la mayor parte de sus propiedades, sobre todo la fibra, se encuentran en la cáscara. Ahora bien, no debemos comer la pepita entera, porque de esa forma saldrán de nuestro cuerpo igual que entraron. Lo ideal es machacar las semillas una vez secas, hasta reducirlas a polvo. Esta especie de harina de pepitas de sandía se puede incorporar a cualquier plato.
Eso sí, de comerse en grandes cantidades podrían ser indigestas o producir digestiones pesadas.
Las sandías… ya no tienen pepitas
Y ahora que ya sabemos lo buenas que son las pepitas de las sandías… el problema es que, ¡las sandías ya no tienen pepitas! La variedad de sandía que comíamos antiguamente, llena de pepitas, prácticamente ha desaparecido del mercado, ya casi no se encuentra.
En su lugar, la sandía que ahora se comercializa procede de un cruce que se realizó en Japón por primera vez, entre dos tipos de sandías con un juego de cromosomas incomptabiles. Y por eso la planta ofrece frutas sin semillas. Esta variedad se ha asentado en el mercado español hasta convertirse casi en la única variedad que cultivan los agricultores españoles, sencillamente porque su aceptación es mejor.
Sobre el autor:
Beatriz Torija
Beatriz Torija es periodista y documentalista, especializada en información económica. Lleva 20 años contando la actualidad de la economía y los mercados financieros a través de la radio, la televisión y la prensa escrita. Además, cocina y fotografía.