Rosa Roch
Rosa Roch es redactora especializada en temas de salud, alimentación y gastronomía.
… saber más sobre el autorPara elegir bien el tipo de cuchillo que tenemos que utilizar lo primero es saber qué vamos a cortar con él. Cada alimento necesita un tipo de corte que se lo va a dar un determinado tipo de cuchilla. Un ejemplo claro: no es lo mismo filetear unas pechugas de pollo que hacer unas rebanadas de pan, o pelar unas patatas que hacer unas finas lonchas de salmón, por poner unos ejemplos. Si bien todos los cuchillos cortan, pensar que un único cuchillo nos sirve para pelar y cortar todo tipo de alimentos es un error muy común en la cocina. Un buen resultado solo lo obtendremos si utilizamos el cuchillo apropiado con el que también le sacaremos todo el partido a nuestros alimentos.
Por este motivo, conocer los diferentes tipos de cuchillos, su forma, longitud y su uso será tan importante como saber cocinar los alimentos que tengamos entre manos.
En el mercado existe multitud de cuchillos de diferentes formas, tanto en la empuñadura como en la cuchilla. Mangos de plástico, madera, asta de ciervo; cuchillas delgadas, anchas, de doble filo, largas o cortas, de filo recto o curvo; y, como no, de diferentes metales y colores según las tendencias que marca la moda, también en la cocina.
No es necesario tener todos los tipos de cuchillos, pero sí existen dos que a los que se les puede llamar “todoterreno” que son imprescindibles: el cuchillo cebollero o de cocinero y la puntilla.
Este tipo de cuchillos, similares entre ellos, pero con un uso concreto según su forma, sirve para pelar y cortar todo tipo de verduras y hortalizas. El pelador se caracteriza por ser ligero, de hoja recta y de una sola pieza. Por su parte el cuchillo torneador, es de forma curva y sirve para dar forma ovalada a las hortalizas y pelar vegetales y frutas de forma redondeada. Tener uno de ellos en la cocina es básico.
Es el de los cuchillos más utilizados en la cocina para cortas, picar, rebanar todo tipo de alimentos: carne, pescado, verduras… Es de hoja ancha y estable, de unos 20 cm, aunque existen también algunos algo más grandes que se utilizan cuando las piezas a cortar son de grandes dimensiones. Es básico en la cocina.
Como su nombre indica este cuchillo sirve para separar la carne del hueso, por ejemplo, cuando se quiere deshuesar unas pechugas de pollo. Su hoja es curva y delgada.
La forma de este cuchillo es larga, delgada y flexible. Es versátil pudiendo utilizarse tanto para filetear de forma limpia pescado como carne.
No tiene secretos y menos en nuestra cultura culinaria. El cuchillo jamonero es el indicado para lonchear el jamón. Tiene una hoja muy larga y delgada, suele ser flexible y acabado en punta
Muy parecido al jamonero, la diferencia la encontramos en que este es con la punta redondeada. Muy lago, más delgado si cabe y en algunos casos presenta unos pequeños alveolos en la hoja para que las lonchas por ejemplo de salmón, no se adhieran a la hoja.
Es el cuchillo para el pan. De hoja larga, ancha y rígida, presenta un filo dentado que facilita el corte de la corteza de pan sin presentar dificultad.
Es el cuchillo de los cocineros japoneses y equivale a nuestro cebollero. La forma de la hoja es muy característica, su base es plana, de punta redondeada puede tener alvéolos y mide entre 12 y 20 cm de largo. Al igual que el cebollero, tiene un uso muy versátil, sirve para cortar, picar o rebanar ya sean verduras, frutas, carnes o pescados.
Como se puede ver hay un amplio abanico de cuchillos y tenerlos todos en casa haría las delicias de todo cocinero. No obstante, en una cocina no profesional no es necesario tenerlos todos, pero sí disponer de una selección básica que, con el tiempo y según las necesidades, podremos ir ampliando.
Finalmente, hay que recordar que mantener los cuchillos en óptimas condiciones es indispensable para sacarle un buen partido. Es recomendable limpiar el cuchillo a mano, no usar el lavavajillas ni productos que resulten abrasivos y secarlo al momento. Como medida de precaución es importante tener muy en un cuchillo mal afilado es más peligroso que uno afilado ya que este último implicará tener que hacer menos fuerza y, por consiguiente, habrá más precisión de corte y evitará que se pueda desplazar.