Rosa Roch
Rosa Roch es redactora especializada en temas de salud, alimentación y gastronomía.
… saber más sobre el autorCuando compramos moluscos frescos, sean berberechos, almejas, navajas o mejillones nos encontramos que todo lo que ganamos en sabor podemos perderlo al encontrar arena en el interior que, además de estropear la receta, notar ese crec-crec en la boca es más que molesto.
Para que esto no ocurra es necesario limpiarlos bien por dentro pero también por fuera. Para los mejillones te irá bien dejarlos en remojo un par de horas con agua, sal y un chorrito de vinagre. Y recuerda: los mejores son los que compramos en los meses que tienen “R”.
Si hablamos de almejas, navajas y berberechos frescos, deberemos lavarlos también por fuera y esperar que drenen la arena que tienen dentro. Veamos una manera fácil de hacerlo paso a paso:
1) Lo primero de todo será asegurarnos de que no hay ninguna pieza estropeada, que los moluscos estén en perfectas condiciones para el consumo y totalmente frescos, retirando aquellos que puedan desprender algún olor “extraño” o que tengan la concha rota. Cuando se trata de marisco es mejor pecar de prudente.
2) A continuación, limpiaremos las almejas, berberechos y navajas por fuera para quitarles los restos de arena, suciedad o algas que hayan podido quedar. Los pondremos en un bol grande y cubriremos con agua del grifo fría e iremos removiendo con cuidado para que vayan soltando las impurezas que puedan estar pegadas en las conchas. Poco a poco veremos que el agua va quedando turbia.
3) Tiraremos el agua y repetiremos de nuevo la operación. Tras estos dos lavados exteriores pasaremos a limpiarlos por dentro. Para ello llenaremos por tercera vez el bol con agua fría en la que dejaremos reposar los berberechos, las almejas o las navajas durante al menos unos 30 minutos en la nevera y sin nada de sal.
4) Pasada esta media hora, añadiremos un buen puñado de sal y los dejaremos de nuevo en la nevera durante una hora. Poco a poco, al notar que el agua es salina los moluscos se irán abriendo y empezarán a filtrar el agua, expulsando los restos de arena que aún puedan contener en se interior.
5) Tras una hora filtrando, sacaremos el bol de la nevera y veremos que la arena se habrá depositado en el fondo del recipiente. En este momento es importante no remover el agua, por lo que retiraremos los moluscos con la ayuda de una espumadera o directamente con la mano y con mucho cuidado.
Ya los tenemos limpios de arena y sin riego a que estropeen la receta que vayamos a preparar, por ejemplo, un aperitivo marinero, haciéndolos a la plancha con tan solo un chorrito de aceite de oliva virgen extra y unas escamas de sal para dar una explosión de sabor en boca; con ajo y perejil picados; o pasar a otras elaboraciones más complejas, como es un arroz con berberechos, unas almejas con un gratén de alioli, unas alubias verdinas con almejas, o unas navajas rebozadas con jamón, por dar unas ideas; aunque, cuando el marisco es fresco, para saborearlo solo necesita de una copa de albariño y una buena compañía.