Rosa Roch
Rosa Roch es redactora especializada en temas de salud, alimentación y gastronomía.
… saber más sobre el autorHay trucos de cocina que hacen que nuestras elaboraciones queden más sabrosas y que un plato tenga ese toque que lo hace especial, pero hay otros trucos o pequeñas cosas que nos facilitan el día a día, nos ayudan a ahorrar tiempo y, en ocasiones, también dinero. Algunos de ellos son tan básicos como tener siempre a mano ingredientes que forman parte de nuestros platos más habituales, como son el ajo, la cebolla, el tomate y el perejil, que, a la hora de utilizarlos, requieren tiempo para pelarlos y adecuarlos.
Te cuento algunas ideas para tenerlos siempre listos para utilizarlos en nuestros platos conservando todo su sabor.
Las cantidades será en función de cuánto queramos preparar.
Es una solución ideal para conservar los ajos y evitar que se sequen, especialmente si los compramos en ristras enteras. Tan solo será necesario invertir cinco o diez minutos para obtener una buena cantidad de conserva.
Para prepararla lo primero será pelar los ajos y echarlos en un vaso batidor, añadimos aceite hasta cubrir los ajos por la mitad y trituramos a pequeños toques, tres o cuatro, sin presionar el botón de manera continuada para que no quede una pasta sino el ajo a trocitos.
La mezcla obtenida la podemos guardar en un tarro de cristal con tapa hermética y guardarla en la nevera, o un tarro reciclado de alguna conserva y sellarla al baño maría.
Esta conserva la podemos utilizar para preparar diferentes aliños y aderezos, desde marisco o pescado hasta una paletilla al horno y como no, un tomate rosa de Barbastro con una pizca de sal y una cucharadita de esta conserva. ¡Imposible no mojar pan!
Para realizar la conserva de cebolla el procedimiento es el mismo que el descrito para los ajos. Se corta la cebolla a juliana o en trozos grandes, se añade aceite hasta la mitad y se tritura de manera intermitente dos o tres veces. Parecerá que la cebolla ha quedado muy triturada, pero es debido a que al entrar en contactos con el aceite se poner semitransparente.
Esta conserva va genial que para añadir a las ensaladas o para hacer un sofrito y se puede elaborar con distintas clases de cebolla para utilizarla en función de para lo que la vayamos a utilizar: cebolla blanca y cebolla de Figueres para una ensalada; cebolla amarilla para el sofrito, chalota para un rustido…
Esta conserva, si bien es fácil encontrarla en el supermercado, es muy interesante realizarla en casa con productos naturales, sin conservantes.
Es una conserva que vale la pena hacer cuando los tomates bajan de precio y guardarla en la despensa para preparar los platos más tradicionales, sofritos, salsas o una adaptación del típico pan con tomate catalán.
Empezaremos lavando bien los tomates, les hacemos un corte en cruz en la base y los escaldamos en agua hirviendo durante un minuto y luego los colocamos en agua fría. Cuando hayan enfriado retiramos la piel por la parte donde hemos realizado el corte y retiramos también la parte superior con la ayuda de un cuchillo.
Cortamos los tomates por la mitad, dejamos escurrir un poco para retirar el exceso de agua y los colocamos en un bote apretándolos bien para que no quede aire en el interior. Cuando el bote esté lleno añadimos aceite de oliva virgen extra hasta cubrir por completo el tomate.
Cerramos herméticamente los botes en el baño maría durante media hora.
Otra manera de tener a punto estos ingredientes es preparar unos cubitos. El proceso es igual de sencillo que la conserva, pero más entretenido, pues requiere que pelemos y troceemos bien los ingredientes, un proceso que lleva su tiempo.
Una vez tengamos los ingredientes cortados en pequeños trocitos o triturados, por separado, los pondremos cada uno en un bol y añadiremos un poco de aceite, lo justo para que amalgame. A continuación, repartiremos cada ingrediente en la bandeja para cubitos y los guardaremos en el congelador. Cuando los cubitos estén completamente congelados, los podemos desmoldar y guardarlos en bolsas de congelación. De esta manera solo necesitaremos coger un cubito del ingrediente que queramos para añadirlo al plato que estemos preparando.
Es conveniente esterilizar los tarros. Para ello lo primero es verificar que las tapas cierren correctamente, en especial si son botes reutilizados. Tan solo hay que colocar los botes y las tapas en una olla grande, cubrirlos totalmente con agua y hervirlos durante cinco minutos. Dejamos enfriar los botes y secamos por completo.