Rosa Roch
Rosa Roch es redactora especializada en temas de salud, alimentación y gastronomía.
… saber más sobre el autorLa ensalada es un plato que de buenas a primeras nos puede resultar un tanto aburrido o verlo solo como un complemento de otros platos que hayamos preparado, pero lo cierto es que las ensaladas pueden tener un papel mucho más importante en nuestro menú diario.
Si bien servir una fuente con una ensalada de lechuga, tomate, cebolla y aceitunas es un clásico en las mesas españolas, también podemos dar un salto e ir más allá de la ensalada verde y preparar algunas variantes con distintos ingredientes que la hagan muchos más apetecible, a la vez que igual de saludable.
Buscar la variedad de colores en las lechugas; mezclar diferentes tipos, como la romana, hoja de roble, escarola, trocadero o iceberg; o que aporten distintas texturas y sabores, como la achicoria, la rúcula o los canónigos; añadir complementos que conviertan la ensalada en un entrante o un plato principal, como, queso de cabra, en aceite, finas hierbas, azul, burrata, manzana, higos, aguacate, lentejas, frutos rojos, frutos secos, semillas, pollo, atún, anchoas, salmón ahumado o gulas del norte; o aliños como aceite de oliva Virgen Extra monovarietal, aceite aromatizado con trufa o especias, salsa de queso, o distintas vinagretas, será una manera de no limitarse a lo de siempre y experimentar en el amplio mundo de las ensaladas, ricas y nutritivas.
Estas son algunas características de lechugas que puedes utilizar y cómo combinarlas.
La lechuga romana, la de toda la vida, es de hojas alargadas y, comparada con la iceberg, más crujientes y con más sabor. Es ideal para preparar la ensalada César y aquellas que llevan ingredientes calientes pues sus hojas aguantan mejor el calor.
Lo bueno de los cogollos es que de ellos se aprovecha todo, no es necesario ni quitar el troncho ni las primeras hojas. Sus hojas son espesas, recogidas y todas ellas apretadas entre sí.
En este caso para preparar una ensalada no se separan las hojas, sino que lo habitual es presentar el cogollo cortado a trozos longitudinales que resultan perfectos para acompañar un ventresca de atún, unas anchoas del cantábrico o de L’Escala con unos pimientos asados, o un picadillo de jamón sobre unas rodajas de tomate rojo, o todo aquello que se te ocurra. Además, para aliñarlos les va igual de bien un buen aceite de oliva Virgen Extra, una salsa de yogur o una vinagreta.
La rúcula funciona muy bien para combinar con la lechuga romana o iceberg y hacer que la ensalada sea diferente. Es de hojas relativamente pequeñas, dentadas y de sabor algo picante y ligeramente amargo, lo que da un punto diferencial a la ensalada.
Además, puedes utilizarla también en pizzas, sopas, bocadillos e incluso ¡en tortilla!
Los canónigos son de textura crujiente y sabor fresco, ligeramente ácido con toques a nuez. En ensaladas combinan muy bien con patata, tomate, espárragos, pepinos, aguacate champiñones, zanahoria, manzana ácida. Para el aliño, un aceite de oliva Virgen Extra perfumado realzará su sabor. Se deben incorporar en el último momento, justo antes del aliño final, para que sus hojas no se reblandezcan y pierdan textura. Al igual que la rúcula, también pueden combinarse con diferentes tipos de lechuga, dando un toque inconfundible a la ensalada y utilizarlos en otras elaboraciones como la pizza o platos de pasta.
Existen muchas variedades de achicoria, desde el pan de azúcar, que en su forma se parece a la lechuga iceberg, pero alargada; la catalogna, de hojas verdes alargadas y dentadas; el radicchio o achicoria de Verona, de color rojo oscuro tirando a morado, con nervios blancos; el cicorino, con sus hojas verdes dispuestas en forma de rosa; o la archiconocida endivia, de corazón blanco y exterior verde muy clarito casi amarillo.
Todas ellas tienen en común su sabor amargo y fresco, destacando la endivia por su gran aroma. Si nos enfocamos en la endivia, esta se puede comer en hojas sueltas utilizándolas a modo de barquita en la que podemos acomodar tomate, cebolla y anchoas, todo cortado bien pequeño o un tartar de salmón, por poner unos ejemplos; o partirlas en un corte longitudinal y simplemente regarlas con una salsa de queso azul y unas nueces u hornearlas con un poco de aceite y finas hierbas o bechamel. Deliciosas y diferentes.
Se trata de una variada selección de hojas que en función de la estación o la marca que la comercialice puede cambiar. En esta mezcla de hojas podemos encontrar las anteriormente mencionadas, incluyendo algunas de ellas escarola y finas tiras de zanahoria. Todo preparado para que tan solo sea necesario aliñar con finas hierbas y aceite o incorporar algún otro ingrediente, como unos dados de queso azul, en aceite o de cabra templado. Una manera de combinar las diferentes texturas de la ensalada.