Periodista y escritor, Antonio Pérez Henares, también conocido por su apodo de 'Chani', nació en Bujalaro, comarca de La Alcarria, en Guadalajara, hace 68 años. Pérez Henares lleva a cuestas más de medio siglo de periodismo. Comenzó a escribir, con tan solo 18 años, en el desaparecido diario Pueblo. En su mucho más que dilatada carrera ha recalado, entre otros medios, en Mundo Obrero, Tiempo, El Globo, Tribuna -de la que fue director-, La Razón, el grupo Negocio -que también dirigió- o PROMECAL, editora de una docena de diarios autonómicos donde actuó de director de publicaciones. Ha trabajado también en la cadena SER y en RNE así como en TVE, La Sexta y RTV de Castilla y León. Columnista de la Agencia Europa Press, sus columnas de opinión se publican en más de 40 diarios de toda España. Hasta el pasado año ha sido tertuliano en televisión, pero entonces lo dejó definitivamente "por coherencia" consigo mismo.
Como escritor es autor de 40 libros de poesía, narrativa, una saga prehistórica y ensayos entre los que hay grandes éxitos como La tierra de Álvar Fáñez, El Rey Pequeño, Nublares, El último cazador, La canción del bisonte o Cabeza de Vaca. Es presidente de la Asociación "Escritores con la Historia" que agrupa escritores de novela histórica y acaba de publicar su último trabajo, Tiempo de hormigas, que lleva por subtítulo "De la importancia de hablar con libertad y sin miedo sobre lo que está ocurriendo hoy en España".
PREGUNTA: ¿Qué va a encontrar el lector en Tiempo de Hormigas?
RESPUESTA: Encontrará un ensayo sobre la actual situación de España escrito desde la libertad y por la libertad. Una libertad que, creo, se está coartando cada vez más, unas veces de forma sutil y otras grotesca. Y esto hay que combatirlo, precisamente desde la libertad y ejerciéndola sin aceptar que nos vayan imponiendo una especie de 'teocracia progre' o 'progrecracia', en la que sistemáticamente hay temas que se van convirtiendo en tabú, donde impera un pensamiento único que tenemos que acatar sin replicar aunque implique situaciones absolutamente ridículas y estúpidas como es el manejo del lenguaje, que para un escritor es lo más delirante y doloroso.
P.: ¿A que se refiere al hablar del manejo del lenguaje?
R.: A que es como si estrangulasen tu herramienta de creación y cualquier día nos obligarán a escribir en esa estupidez tridimensional que es el coger un poema de Miguel Hernández y aplicarle la gilipollez del lenguaje inclusivo y que todo tenga que escribirse con 'o', 'a', 'e'. Yo no hablo en lenguaje inclusivo, hablo en castellano que es en lo que pretendo escribir intentando hacerlo bien. Y punto. Estamos sometidos a acatar sistemáticamente un pensamiento único y si no lo hacemos somos malos y debemos ser arrojados a las tinieblas exteriores. Estamos viviendo una 'neoinquisición' sin derecho a defensa.
P.: Tiempo de hormigas tiene muchas lecturas dependiendo de quién lo lea, pero sin duda una de ellas es la defensa de la libertad de expresión que, ha estas alturas se hace un poco raro. ¿Cómo es posible que después de más de 50 años de periodismo y de un montón de detenciones y censuras por parte del franquismo, crea que debe salir en defensa de la libertad de expresión?
R.: Pues es así, es necesario. Recuerdo en el libro que el primer artículo que me censuraron fue por hablar de mi gran maestro y amigo Antonio Buero Vallejo, del que escribí la única biografía que hay de él. ¿Quién me iba a decir a mí que medio siglo después iba a volver esa censura? Pero recuerdo la lección de vida, ética y dignidad que me dio don Antonio. Todo el mundo sabe que el estuvo condenado a muerte por el franquismo y dos veces en un tris de ser fusilado, pero el me contó, y muy poca gente sabe, que su padre fue un teniente coronel liberal detenido y fusilado por los republicanos en Paracuellos mientras su hijo estaba combatiendo en el Jarama con las filas republicanas. Y don Antonio me me dio esa lección cuando me decía: 'Esto jamás. No puede volver a suceder". Por eso creo que debemos estar en lo que ahora se ha roto y es una de las grandes denuncias de este libro.
P.: ¿A qué ruptura se refiere?
R.: Al pacto de reconciliación y concordia entre los españoles. Se ha vuelto a sembrar el odio. Ahora resulta que a la Constitución se la llama peyorativamente 'el régimen del 78' para intentar asimilarla al franquismo, algo que es un insulto a toda la gente que luchó contra ese franquismo y por la libertad. Y eso se está haciendo a veces por un miserable cálculo electoral sin que les importe remover el odio entre los españoles y situarnos en el enfrentamiento. España era más libre en los años 80 y 90 que ahora. Entonces Franco estaba enterrado y ahora se le han removido los huesos y se le ha cambiado de sitio, pero lo terrible es que con eso se desentierra también el odio y yo me niego a aceptarlo.
P.: ¿Nostalgia del pasado...?
R.: No, el libro no es una nostalgia del pasado, en absoluto. Se trata de denunciar que la única senda real que hay para el futuro es la de la reconciliación y la concordia. No se puede considerar al otro como una sabandija solo porque difiere. Y eso es precisamente lo que hace esta ‘progrecracia’ que pretende situar a la persona que discrepa de lo que ellos quieren imponer como verdad absoluta a la altura de una sabandija sin derechos. Pero todos tenemos los mismos derechos y somos iguales a pesar de que aquí rápidamente te tachan de fascista por decirlo.
P.: ¿Hay fascismo en España?
R.: El fascismo que, por fortuna, no existe ni ha existido en los últimos años de la historia de España, se considera ahora el estigma absoluto. Te presentan como el gran peligro fascista cuando el único problema real que tenemos ahora es el de estrangular nuestras libertades y nuestros derechos en una situación en la que alguien se erige en juez absoluto de lo que se puede o no se puede hacer o decir, cuando es la justicia quien debe decidirlo.
P.: En este libro abre varios debates, entre ellos el de la situación en que se encuentra el periodismo... ¿Tenemos a día de hoy censura en España?
R.: Hubo un momento del periodismo, el primero que yo viví, en el que estábamos sometidos a una censura tremenda, terrible sin duda, pero sabíamos que había una censura y que la censura era mala. Ahora, lo asombroso es que se pretende hacer creer a la gente que hay una censura buena. La libertad es lo primero ante todo y solo tiene un límite que son los derechos y libertades de los demás. Y si eso se conculca, ahí están los jueces, pero no puede haber una censura previa como la que se está intentando imponer. Un ejemplo: Plácido Domingo. ¿Me puede decir alguien de qué se le ha acusado? ¿De ser un galán. De intentar seducir ? Lo que se dice es que tiene un comportamiento impropio, pero ¿qué es un comportamiento impropio? ¿En algún momento ha lesionado el honor de alguien? En absoluto, de lo que se le acusaba era de que una vez le había tirado los tejos a una señora que le acusa por ello 30 años después, pero que en su momento le dijo que no y se acabó el asunto. Y solo por eso se destroza la vida de un hombre, se le impide hasta trabajar y se le convierte en un apestado, incluso por parte del ministro de Cultura. ¿Pero que sociedad es esta? Aquí ya es facha hasta el Homo habilis.
P.: Usted dijo que abandonaba las tertulias políticas por coherencia consigo mismo, pero ¿cuál fue la gota que colmó el vaso para que las dejase?
R.: Yo me marché de las tertulias, en concreto de una, asqueado de que se intentara ocultar y esconder hasta los muertos. Y ahí seguimos. No entiendo como la primera pregunta que le hacen al presidente del gobierno no es porque siguen ocultando más de 30.000 muertos por covid. Nadie se lo pregunta y oculta 30.000 muertos por la pandemia. Hemos asumido como verdad lo que sabemos que es una mentira. La cifra real de muertos que se ha dado. Hubo un intento de camuflar lo que fue una terrorífica pandemia, y a las pruebas me remito, diciendo que no pasaba nada y acusándonos de catastrofista a los que sosteníamos que sí estaba pasando. Los primeros negacionistas de la enfermedad fueron el señor Sánchez, todo su Gobierno y todos sus voceros y palmeros 'monclovitas' que impidieron que la población fuese consciente de lo que se le venía encima y que después ocultaron ataúdes y muertos y prohibieron la lágrima y el dolor. Eso es lo que se hizo. La prensa escrita y las radios han tenido una respuesta muy seria ante esto, no se lo han tragado. La peor parte la han llevado las televisiones, pero incluso ahí me ha encantado ver la resistencia de profesionales que con toda dignidad y desde todos los segmentos, desde Vicente Vallés a Ana Rosa Quintana, han sabido mantener encendida la llama de una profesión digna.
P.: Ha declarado que "las garras del poder han entrado a saco en las televisiones"...
R.: Sí, ha sido verdaderamente tremendo lo sucedido en las públicas y en qué situación. Hay una cosa que es el sometimiento por control directo y otra cosa es la resistencia que existe en algunas privadas, en otras no. Es inaudito, pero hay muchos que se han convertido en palmeros de ese 'régimen sanchista' de obligado cumplimiento. El periodismo es información y opinión, pero algunos lo han convertido en agitación, prensa y propaganda. Es un viejo truco totalitario tanto del Goebbels nazi como del Beria estalinista.
P.: ¿Eso es lo que usted llama 'neototalitarismo'?
R.: Por supuesto. Para imponer una doctrina existen unas técnicas como la de repetir una mentira mil veces para que se convierta en verdad que es igual a la de utiliza en televisión un total mil veces, en sesiones de mañana tarde y noche y durante años. Otra técnica es que cuando tu quieres llegar a un objetivo no puedes desvelarlo desde el principio. Si de entrada se dice que se va a pactar con Bildu y ponerte genuflexo ante el separatismo, que se va a acercar a todos los presos vascos al País Vasco y luego que se le va a dar Gobierno vasco el manejo de las cárceles, la gente a lo mejor se les habría echado encima. Pero si lo haces paulatinamente, como a pildoritas, la gente va tragando poco a poco y al final acaba por tragarse la rueda de molino y encima, convirtiéndola en buena.
P.: Otro de los debates que ha abierto en este libro es el de la ecología animalista...
R.: Sí. Yo soy cazador y por ello ecologista, pero ¿qué tiene que ver la ecología y el ecologismo, en el que me he formado, con que unas trastornadas digan que los gallos violan a las gallinas, o que un director general de sanidad animal del Gobierno diga que le robamos la leche a las vacas y eso es maltrato animal? ¿Nos hemos vuelto gilipollas? La respuesta es sí.
P.: Tampoco ha gustado a muchos que hable de hembrismo en lugar de feminismo...
R.: Igual que digo que lo anterior no tiene nada que ver con el ecologismo, digo que el feminismo no tiene nada que ver con el hembrismo galopante que se está imponiendo. El feminismo es la lucha por la igualdad independientemente del sexo. El hembrismo es que por el hecho de ser mujer, supuestamente tengas toda la razón y los privilegios para aplicar una discriminación positiva a los hombres. Esto es discriminación y le ponen como apellido positiva. Cuando las cosas se apellidan es un mal asunto. Cuando se habla de democracia popular es que no es democracia, igual que con Franco se apellidaba a la democracia de orgánica y tampoco lo era, claro está. O es democracia o no lo es. O es feminismo o no lo es. El feminismo es igualdad y lo contrario a la igualdad es la discriminación, sin apellidos como positiva o negativa, es discriminación. Lo que hay que tratar es que hombres y mujeres sean iguales en todo sin que haya una prevalencia por razón de sexo, sea cual sea.
P.: No puedo dejar de preguntarle a usted que militó desde 1969 en el PCE de Carrillo, Pasionaria, Camacho... ¿qué siente cuando ahora desde IU y también desde Podemos de alguna forma se declaran herederos de aquel PCE?
R.: Vergüenza, porque no lo son en absoluto. El elemento esencial de aquel PCE fue la reconciliación nacional. A estos, les diría que lean el discurso de Camacho cuando se promulgó la Ley de Amnistía. Está en el libro. Ese era el espíritu de todos nosotros. O si no, nos engañaron. Yo luché por la libertad y la democracia con las pequeñas fuerzas que teníamos entonces, pero lo hicimos. Y también les diría a todos estos, que entonces éramos cuatro gatos y que los que ahora gritan para nada pueden ser herederos de aquello. Me gustaría saber donde habrían estado en el caso de haber tenido que estar donde estuvimos nosotros. No hay cosa más boba que declararse antifranquista hoy porque eso es como si yo me declaro hoy anti Felipe II. Honradamente, a mi me parece que lo que está haciendo IU es retroceder al período que nosotros superamos. Están retrocediendo hacia el estalinismo. Yo he visto a Garzón con una camiseta de la RDA y lo siento porque aquello era una dictadura terrible donde se construyó un muro de Berlín al pie del que moría la gente que intentaba escapar. Nada que ver con nuestro eurocomunismo de Santiago Carrillo y Enrico Berlinguer . Entendíamos la libertad y la democracia como valores absolutos, no como una escalera para pasar a la siguiente pantalla. Ellos son herederos de una extrema izquierda como fue el FRAP y posteriormente el GRAPO que fueron organizaciones terroristas y que empañaron la lucha pacífica por la democracia que habíamos emprendido y provocaron una represión terrorífica sobre todos nosotros.