Eugenio Monesma reivindica '100 oficios para el recuerdo': "No debemos olvidar nuestros orígenes"

Eugenio Monesma ha realizado más de 3.000 documentales, y ha participado en los programas de televisión Nos vemos en la Plaza Mayor (2007-2012), Memoria y tradiciones de Aragón (2015), Los secretos de las piedras (2014-2015) y Raíces vivas (2016 y 2017) emitidos en Aragón TV. Además, desde hace más de 20 años trabaja en Fogones tradicionales, un programa sobre gastronomía tradicional española emitida en Canal Cocina. Todo este material documental que ha ido acumulando a lo largo de los años, ahora Monesma lo ha convertido en un libro, 100 oficios para el recuerdo: "Los que ya pasamos de los 70 años hemos tenido la suerte que conocer unas formas de vida propias de una sociedad estancada en un par de siglos atrás", comenta el documentalista en una entrevista en 65YMÁS.

A través del libro viajaremos por gran parte de la geografía española para descubrir oficios que ya no existen o de los que solo quedan unos pocos en activos. Con este recopilatorio, Monesma reivindica y pone en valor la labor de todas las personas que dedicaron su vida a hacer la de los demás un poco más fácil. 

PREGUNTA: ¿Cómo surge la idea de escribir este libro?

RESPUESTA: La idea surge con motivo de estar revisando los archivos fotográficos con mis hijos para seleccionar las fotos a incluir en las miniaturas de los documentales que semanalmente subo a mi canal de YouTube. Al ver las fotografías y una posible difusión de estos temas en formato libro, por el mes de febrero mi hijo Eloy planteó la posibilidad de editar un volumen en el que se mostrara una selección de 100 oficios. Casualmente, la editorial Lunwerg, de Planeta, meses después, se puso en contacto conmigo por Instagram para plantearme la idea de escribir un libro sobre mi trabajo. Le comenté el proyecto que ya teníamos en mente y le gustó.

P: ¿Le ha costado mucho encontrar estos oficios? ¿Hay alguno que haya descartado?

R: Debemos tener en cuenta que llevo grabados unos mil oficios en toda España, por lo que lo difícil fue seleccionar solo 100 de ellos. En esta decisión nos planteamos que, aunque muchos oficios y actividades estaban recogidos en Aragón (aunque se practicaban en cualquier lugar del país), pudiéramos reflejar el máximo número de comunidades autónomas. También tratamos de que los oficios y actividades productivas fueran variados, incluyendo los trabajos de la mujer, pues, en mi archivo tengo muchos documentados en los que ellas son las protagonistas. Lógicamente, tuvimos que descartar muchos de ellos, de gran interés, pero quizás vean la luz en una próxima edición, nunca se sabe. 

P: ¿Por qué es importante recordar que estos trabajos existieron?

R: En estas últimas décadas estamos asistiendo a un cambio sustancial en la sociedad. Los que ya pasamos de los 70 años hemos tenido la suerte que conocer unas formas de vida propias de una sociedad estancada en un par de siglos atrás, hemos visto segar a mano, cultivar plantas para aprovechar sus fibras vegetales, aprovechar los recursos que ofrecía el entorno, reciclar y transformar cualquier residuo (todo era aprovechable, no se tiraba nada).

Sin embargo, las nuevas generaciones, que ya viven en un mundo digital, de usar y tirar, de prisas, de redes sociales, de estar conectados con cualquier parte del mundo, no conocen esa sencillez de las cosas, ese buen hacer artesano, esa valoración de cualquier elemento que nos da la Naturaleza. El hecho de tener más de 500 documentales de mi archivo subidos a mi canal de YouTube desde hace más de tres años me ha permitido conocer que un gran porcentaje de seguidores pertenece a una franja de edad entre los 25 y 40 años. En un principio creímos con mis hijos que los interesados por ver los documentales serían los nostálgicos que habían conocido esos trabajos, pero la sorpresa fue mayúscula cuando hemos constatado que los jóvenes tienen interés por conocer los viejos oficios.

P: ¿Cuál es el trabajo que más te ha sorprendido descubrir?

R: Son varios los trabajos que me llamaron la atención cuando los conocí. Uno de ellos es el batihoja, oficio ya desaparecido en España que pude grabar hace unos 30 años en un pequeño taller de Madrid, y que consistía en fabricar, a partir de un pequeño trozo de oro y a base de miles y miles de golpes a mano con un martillo, las láminas o pan de oro (más finas que un papel de fumar) con las que se decoraban las imágenes religiosas.

También los fabricantes de carros, ya que tuve la ocasión en el pueblo burgalés de Mecerreyes de grabar a los tres últimos profesionales que se dedicaron a este oficio, quienes sin dudarlo se ofrecieron para construir un carro completo.

Hay muchos más, como el nivelador de terrenos, o los piñoneros, los caleros, todos ellos merecedores de un espacio, aunque sea pequeño, en nuestra historia reciente.

P: ¿Cómo ha sido conocer de primera mano cada uno de los oficios que recoge en el libro?

R: Conocer los viejos oficios, que ya tienen valor cultural por sí mismos, no ha sido lo más importante para mí, sino el hecho de compartir mucho tiempo con sus protagonistas aprendiendo de ellos. Recibir las lecciones de vida y conocimientos con los pastores, conviviendo con ellos durante la trashumancia del ganado, o con los carboneros, esparteros, pezgueros, alfareros, o mientras las mujeres de San Juan de Plan cultivaban el cáñamo, o Hilario en Agüero cocía un horno de cal, etc. Esa convivencia me ha proporcionado muy buenos amigos a lo largo de mi vida en diferentes lugares de la geografía. En realidad, los protagonistas siempre han sido ellos.

P: ¿Habrá segunda parte?

R: Espero que sí. Parece ser que el libro está teniendo muy buena acogida en estas primeras semanas que está presente a la venta en todas las librerías de España y que también se puede comprar on line. Por mi parte, temas y ganas no van a faltar, por lo que, si la editorial ve esa posibilidad de editar un segundo volumen, yo estoy dispuesto a ponerme a ello.

El archivo fotográfico que he logrado recoger a lo largo de más de 40 años de profesión es lo suficientemente interesante para darlo a conocer.

P: ¿Quién debería leer este libro?

R: Este libro tiene la ventaja de que el texto no trata de ser erudito ni técnico, sino más bien anecdótico, personal, de vivencias con los artesanos. En la presentación que hice el día 2 de octubre me impactó el amplio abanico de edad entre los asistentes, con mucho público joven que mostraba interés por esos oficios, estudiantes de artes, jóvenes que valoraban esos trabajos porque se los habían escuchado nombrar a sus padres y abuelos. Además, como los documentales de esos 100 oficios están subidos a mi canal de YouTube “Eugenio Monesma. Documentales”, el lector que quiera ampliar sus conocimientos sobre ellos puede entrar en él para verlos completos.

P: ¿Crees que este libro puede servir para recuperar estos oficios? 

R: Algunos de los oficios que muestro en el libro todavía siguen en activo. Por ejemplo, el forcaire, o fabricante de horcas, el alfarero de Naval, el orfebre, los guarnicioneros, las palilleiras y otros, sus descendientes han continuado con el oficio. En otros casos la actividad continúa, como los piñoneros, la elaboración del queso o del pan, la recolección de las castañas, etc. Pero hay oficios ya desaparecidos, como el descenso de madera por los ríos (almadieros, navateros y raiers) o la fabricación de la pez, que han sido recuperados a modo de fiesta anual para que los vecinos y visitantes no olviden los orígenes y dificultades de estas actividades productivas.